Misterios er¨®tico-grotescos: Edogawa Ranpo, el bizarro rey del pulp japon¨¦s
La novela negra japonesa tiene una curiosa vertiente que repasamos en nuestra tercera entrega sobre el g¨¦nero en aquel pa¨ªs
Hoy vamos a hablar de misterios japoneses. Y el primero es el sexo. Lo de la sexualidad en Jap¨®n es un expediente X, y nunca mejor dicho. Porque el imperio de los sentidos es m¨¢s bien el de los sinsentidos. Y si no, ah¨ª va un dato alucinante: Jap¨®n, esa gran potencia mundial del fetichismo, es uno de los pa¨ªses donde menos se practica el sexo. Y no porque las asi¨¢ticas tengan migra?as cr¨®nicas, que conste. Son ellos, los mismos que luego se ponen a mil con un masaje de orejas (y no es broma), los que se hacen los estrechos.
?Ser¨¢ por eso que los reprimidos japonesitos gustan tanto de las desviaciones sexuales? Tal vez, pero lo que aqu¨ª y ahora nos interesa es que lo de la perversi¨®n nipona no es nada nuevo. Ya en los a?os 20 del siglo pasado, parieron un subg¨¦nero literario tan aberrante que solo podr¨ªa ser Made in Japan: el ero guro, el er¨®tico grotesco.
Pero mejor retomemos la historia del pa¨ªs del Sol muriente donde la dejamos¡
Ranp, padre del g¨¦nero, fue criticado durante mucho tiempo por ser una simple copia de los maestros occidentales
Como dec¨ªamos ayer¡ Las revistas de literatura popular de entreguerras como Shin-Seinen (literalmente, ¡°nueva juventud¡±) fueron la verdadera cuna del crimen literario japon¨¦s. Eran publicaciones pensadas por y para j¨®venes urbanitas de Extremo Oriente para los que el g¨¦nero era algo ex¨®tico y moderno. Lo m¨¢s de lo m¨¢s. De entre la larga lista de asesinos aut¨®ctonos que perpetraron sus primeras fechor¨ªas en sus p¨¢ginas destaca por m¨¦ritos propios Edogawa Ranpo (1894-1965), un¨¢nimemente considerado el padre de la ficci¨®n detectivesca japonesa.
El padre del g¨¦nero
Edogawa Rampo vino al mundo en Nabari, prefectura de Mie, con el mucho m¨¢s castizo nombre (donde va a parar) de Hirai Taro. No obstante, pronto se traslad¨® a Tokio, donde estudi¨® Econom¨ªa. Y fue durante esos locos a?os universitarios cuando, quiz¨¢s por falta de sustancias psicotr¨®picas, el joven Taro descubri¨® a Poe, Chesterton y Conan Doyle. Tal fue su fascinaci¨®n por la l¨®gica de los maestros de occidente que, contra toda l¨®gica, quiso marcharse a Am¨¦rica para dedicarse a escribir relatos de misterio.
L¨¢stima que, parad¨®jicamente, el aspirante a asesino literario no tuviera donde caerse muerto.
De la mano de Poe
Por eso, como otros tantos letraheridos, Taro desempe?¨® mil y un pintorescos oficios, como vendedor de fideos y dibujante, hasta debutar como juntaletras en 1922 bajo el pseud¨®nimo de Edogawa Ranpo. Bueno, como hoy estamos tan misteriosos (y he dado alguna pista), te propongo un juego deductivo: deja de leer por un momento y piensa. Un poco, solo un poco: ?adivinas de d¨®nde viene ese nombre?
Elemental (hablo del blog, claro). Edogawa Ranpo es la transcripci¨®n fon¨¦tica al japon¨¦s del nombre de su admirado Edgar Allan Poe. Homenaje que le vali¨® no pocas cr¨ªticas en sus comienzos, cuando algunos colegas lo tildaron de ser una mera copia de sus autores anglosajones favoritos en un momento en el que empezaban a surgir voces cr¨ªticas contra la imparable occidentalizaci¨®n del pa¨ªs del Sol Naciente y su progresiva p¨¦rdida de identidad cultural.
Sin embargo, como los partos de Rampo se vend¨ªan como rosquillas, el bueno de Edogawa pronto pudo hacer realidad su sue?o de dedicarse profesionalmente a la escritura. De hecho, public¨® un sinf¨ªn de relatos y novelas serializadas donde, como otros autores de su tiempo, demostraba una gran fascinaci¨®n por los avances tecnol¨®gicos de Occidente (especialmente la ¨®ptica y el psicoan¨¢lisis), con abundantes gui?os y referencias a escritores anglosajones.
Buena muestra de la influencia extranjera sobre su obra es El extra?o caso de la isla Panorama (Satori, 2016), en el que, inspir¨¢ndose en relatos de Poe, un aspirante a escritor idea un maquiav¨¦lico plan para suplantar la identidad de un joven acaudalado, a fin de hacer realidad su sue?o de crear una ut¨®pica isla repleta de ilusiones ¨®pticas y paisajes paradis¨ªacos.
Por otro lado, entre los misterios m¨¢s can¨®nicos de Ranpo destaca la serie protagonizada por el detective privado Kogoro Akechi, un maestro del disfraz y el razonamiento deductivo que a¨²n hoy sigue siendo famos¨¦rrimo por esos pagos.
La pesquisa m¨¢s conocida de este sabueso, La lagartija negra (Jaguar, 2009), cuenta el ingenioso tour de force entre Akechi y la camale¨®nica y escurridiza ladrona que da t¨ªtulo a la novela. Una obra repleta de vueltas de tuerca que, al menos a m¨ª, termin¨® agot¨¢ndome, por intentar el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa al final de cada cap¨ªtulo (se public¨® por entregas, y supongo que hab¨ªa que rizar el rizo para ganarse el pan). Un dato curioso es que fue adaptada a la gran pantalla en 1968, con gui¨®n y cameo del controvertido Yukyo Mishima.
Historias oscuras y macabras
En el mismo pack (y por el mismo precio), lleg¨® a Espa?a La bestia entre las sombras, una narraci¨®n breve que, in my opini¨®n, resulta mucho m¨¢s interesante. Un misterio metaliterario narrado en primera persona por un autor de misterio (con referencias a relatos del propio Ranpo) que, sin perder de vista la trama, se adentra algo m¨¢s en la psicolog¨ªa de sus protagonistas.
Pero adem¨¢s de pionero del misterio, Edogawa Ranpo es el m¨¢ximo exponente del eroguro. Muchas de sus historias, a¨²n hoy sorprendentemente oscuras y macabras, combinan sin complejos la sexualidad m¨¢s abyecta con el crimen m¨¢s refinado. Sus criaturas, generalmente deformes y depravadas, suelen ser asesinos vocacionales que matan por amor al arte, buscando obsesivamente el crimen perfecto.
Una de las obras cumbre de este subg¨¦nero, solo apto para los lectores m¨¢s hardcore, es Moju, la bestia ciega, tambi¨¦n editada por Jaguar en 2010, con un interesante pr¨®logo lleno de spoilers que conviene saltarse. Cuenta la historia de un asesino en serie invidente (a m¨ª no me mires) que, haci¨¦ndose pasar por masajista, secuestra, somete y desmiembra f¨¦minas de piel turgente, abandonando despu¨¦s sus cuerpos de formas estrafalarias y cargadas de humor negro. Esta bizarr¨ªsima nouvelle ha sido llevada varias veces al cine, siendo la versi¨®n m¨¢s aclamada la de 1967. Pero como est¨¢ (desgraciadamente) descatalogada, si quieres descubrir el eroguro (algo que como prueba de salud mental no tiene precio), Rampo, la mirada perversa (Satori, 2016) ofrece una selecci¨®n de seis relatos er¨®tico-grotescos plagados de ingeniosas muertes y aberrantes pr¨¢cticas sexuales, perfectas para noquear a los lectores m¨¢s moralistas y bienpensantes estas Navidades.
A¨²n m¨¢s inclasificable (si ello es posible) es Los cr¨ªmenes del jorobado (Quaterni, 2016). Un enigma de cuarto cerrado con detective amateur que, de pronto, se convierte en una mezcla de novela de aventuras e historia de amor bizantino ambientada en una especie de Isla del doctor Moreau que recomiendo encarecidamente a todo aquel que piense que, a estas alturas, ya lo ha le¨ªdo todo.
Literatura "perjudicial para el orden p¨²blico"
Esto es solo una peque?a muestra (la que ha llegado a nuestras librer¨ªas) de la f¨¦rtil (y enfermiza) inventiva de Ranpo antes de la Guerra. Porque cuando estall¨® el conflicto, la literatura de g¨¦nero dej¨® de publicarse (algunos dicen que por censura, otros que por autocensura de sus cultivadores) y la narrativa de Ranpo fue prohibida y destruida por ser ¡°perjudicial para la moral y el orden p¨²blico¡±.
Y aunque al finalizar la contienda, Ranpo volvi¨® a las andadas, ya nunca volvi¨® a ser el mismo. Volc¨® todos sus esfuerzos en el estudio y promoci¨®n del g¨¦nero, editando ensayos y numerosas obras de literatura juvenil, con un Kogoro Akechi que poco ten¨ªa que ver con el de sus primeros tiempos, acompa?ado del ¡°club de los chicos detectives¡±.
Durante los 50, supervis¨® la traducci¨®n de una selecci¨®n de sus mejores relatos al ingl¨¦s. Una traducci¨®n que, seg¨²n la leyenda, debi¨® ser un trabajo de chinos m¨¢s que de japos, porque Rampo sab¨ªa leer ingl¨¦s pero no escribirlo, y su colaborador, hablar japon¨¦s pero no leerlo, motivo por el cu¨¢l Relatos japoneses de misterio e imaginaci¨®n (otro claro tributo a Poe) no vio la luz hasta 1956.
Esta antolog¨ªa, ideal para acercarse al perturbador universo del escritor, fue reeditada con ilustraciones por Jaguar en 2013. Destacaremos ¡°La butaca humana¡±, la extraordinaria historia de un ebanista que se oculta dentro de una butaca para disfrutar del contacto femenino, y ¡°El test psicol¨®gico¡±, un caso de Akechi que a¨²n hoy resulta asombroso.
Por si todo ello fuera poco, Edogawa Ranpo fue el principal impulsor de la asociaci¨®n de escritores japoneses de misterio, que, en su honor, cre¨® el premio que lleva su nombre, el m¨¢s antiguo y prestigioso de su pa¨ªs.Y aunque ha transcurrido m¨¢s de medio siglo desde su fallecimiento, los textos m¨¢s conocidos de Ranpo contin¨²an siendo reeditados y adaptados una y otra vez al manga, la televisi¨®n y el cine.
Por todo esto y mucho m¨¢s, aunque su obra pueda resultar chocante para el paladar occidental, Edogawa Ranpo est¨¢ un¨¢nimemente considerado el padre de la ficci¨®n detectivesca nipona, y todo aquel que quiera descubrirla no puede ni debe dejar de darle una oportunidad al bizarro rey del japulp.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.