Objetos del desasosiego
La subversi¨®n de Rauschenberg regresa a la Tate Modern de Londres en su primera gran retrospectiva desde hace m¨¢s de 20 a?os
"Un d¨ªa, Ad Reinhardt me coment¨® algo que tom¨¦ por un cumplido hasta que termin¨® la frase. Dijo: ¡®He visto tu exposici¨®n. Son unas obras muy buenas¡¯. Le contest¨¦: ¡®Gracias¡¯. Y respondi¨®: ¡®S¨ª, una pena. Imagino que es inevitable mejorar de d¨ªa en d¨ªa¡¯. No pod¨ªa estar m¨¢s de acuerdo con ¨¦l¡±.
De este modo se expresaba Robert Rauschenberg a finales de 1965 en una entrevista. Con 40 a?os, el bello, fascinante y audaz Mr. Outside ¡ªcomo le llamaba Ken Russell en 1987 desde las p¨¢ginas de The New York Times en contraposici¨®n a Mr. Inside, Jasper ?Johns, su pareja tanto tiempo camuflada¡ª segu¨ªa temblando ante la posibilidad de mejorar de d¨ªa en d¨ªa. O, lo que es igual, de alambicarse y ser s¨®lo estilo. De repetirse, en suma.
No en vano, nada m¨¢s ganar el tan prestigioso premio en la Bienal de Venecia de 1964 con los ¨®leos serigrafiados, justo tras acabar la rueda de prensa, sali¨® corriendo para telefonear a su estudio en Nueva York. Fue taxativo con el ayudante: ten¨ªa que destruir todas las serigraf¨ªas. Era su ant¨ªdoto contra la repetici¨®n. Por esos mismos a?os, el cr¨ªtico Harold Rosenberg codificaba el t¨¦rmino anxious objects, objetos del desasosiego que planteaban a los espectadores una cuesti¨®n, en el fondo perseguida y reiterada desde Duchamp, la pregunta inc¨®moda frente al arte moderno: pero ?es esto arte?
Muchos se la hicieron en 1958, seguro, ante la temprana escultura de las botellas de Coca-Cola de Rauschenberg. Hasta se dir¨ªa que resuena incluso a¨²n hoy, a destiempo, en las salas del MOCA, con un desparpajo y un ?desenfado inauditos despu¨¦s de medio siglo largo. Reverbera a pesar de los numerosos artistas que desde 1958 han vuelto la mirada hacia Rauschenberg en busca de cuestionamientos y gui?os radicales, pues, frente a la popularidad infinita de Warhol, Robert Rauschenberg no es un artista de masas, sino un artista de artistas, quiz¨¢ porque en cada gesto se camufla preciso tras las apariencias. Ese es su territorio: ah¨ª es imbatible. Enmarcadas por una caja de madera, las botellas de 1958 despliegan unas alas a los costados que rompen el hechizo de la gran pintura e ironizan sobre las pasiones inconscientes del expresionismo abstracto, a las cuales apelan los churretones de pintura sobre la superficie de los objetos industriales. Apenas dos a?os m¨¢s tarde, Rauschenberg lleva el malen?tendido un paso m¨¢s all¨¢: coloca una silla delante del plano pict¨®rico y algunas pinceladas que salen de la pared la atravesaban. Para rematar la operaci¨®n ir¨®nica, la llama Peregrino: si el peregrino cansado llegara a sentarse, se manchar¨ªa de pintura.
El camino recorrido por el artista hab¨ªa sido consistente desde 1952. En la m¨ªtica reuni¨®n del Black Mountain College de los chicos disidentes del abstraccionismo ¡ªJohn Cage, con sus propuestas de la m¨²sica como silencio, y Merce Cunningham, inventor de la danza sin pasos¡ª, Rauschenberg hab¨ªa presentado sus lienzos All White, retando las superficies al uso. El bailar¨ªn y core¨®grafo Cunningham ser¨¢ desde entonces su c¨®mplice: juntos har¨¢n escenograf¨ªas memorables, y el bailar¨ªn y su modo de revolucionar la danza ¡ª¡°si empiezo por un paso¡¡±, dice¡ª inspirar¨¢n la pieza Pel¨ªcano que Rauschenberg mismo representa en 1965.
Ser¨¢n las subversiones que cultiva hasta su muerte en 2008: bajo la apariencia del expresionismo abstracto ¡ªgrandes formatos, pinceladas enf¨¢ticas¡ª de sus obras se esconde cierta esencia ir¨®nica. Son los collages que recuperan detritus del sur de Manhattan ¡ªc¨®mics, trozos de tela, dibujos, propaganda pol¨ªtica¡¡ª, las im¨¢genes que mezclan iconos de la alta y baja cultura ¡ªde Rubens a Kennedy¡ª, recortes de la imaginaci¨®n que a cada paso retan el aplomo de los espectadores. El gran seductor regresa ahora a la Tate Modern en su primera gran retrospectiva desde hace 20 a?os. Ser¨¢ un maravilloso regalo, la iron¨ªa y la subversi¨®n en estado puro de este artista a quien no gustaba mejorar de d¨ªa en d¨ªa para no alambicarse. Ni repetirse.
Robert Rauschenberg. Tate Modern. Londres. Hasta el 2 de abril de 2017.
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