Las fajas las carga el diablo
Los excesos del 'marketing' han llevado a usar los amores de Elena Garro para promocionar su obra
Todav¨ªa no sabemos cu¨¢l ser¨¢ el libro del a?o pero ya sabes cu¨¢l es la faja del a?o. Esta: ¡°Mujer de Octavio Paz, amante de Bioy Casares, inspiradora de Garc¨ªa M¨¢rquez y admirada por Borges¡±. La us¨® hace unas semanas la editorial madrile?a Dr¨¢cena para lanzar su reedici¨®n de Reencuentro de personajes, la novela de la mexicana Elena Garro, cuyo centenario se celebra el pr¨®ximo domingo. Los editores han pedido perd¨®n y retirado la malhadada tira de papel ¨Cen espa?ol de M¨¦xico: cintillo- despu¨¦s de que generase en Internet una ocurrente cascada de imitaciones en las que defin¨ªa a Sartre como amante de Simone de Beauvoir, a Ted Hughes como esposo de Sylvia Plath o a Onetti como muso de Idea Vilari?o.
Torpeza aparte, dos hechos llaman la atenci¨®n en el caso. Uno: que alguien que escribi¨® una obra maestra como Los recuerdos del porvenir (y unas Memorias de Espa?a 1937) necesite a estas alturas presentaci¨®n en Espa?a. Dos: que hoy sea dif¨ªcil encontrar un libro que no lleve faja. Lo que ayer era una excepci¨®n, hoy es la norma. Antes, cuando la palabra marketing se usaba todav¨ªa menos que la palabra mercadotecnia, los hoy omnipresentes paratextos funcionaban como certificado de buena conducta de un libro. Ahora resumen los antecedentes penales de su autor. Si es autora, su historial amoroso. La faja es para algunos un corpi?o por otros medios.
M¨¢s orientadas al comprador que al lector, las fajas son lo ¨²ltimo que se a?ade a un volumen y lo primero que se rompe en las bibliotecas p¨²blicas. Muchas funcionan como cat¨¢logo de exageraciones atribuidas a historias conmovedoras, desgarradoras, musculosas, luminosas, cautivadoras, fen¨®menos en Estados Unidos ¨Csobre todo Estados Unidos- o futuros cl¨¢sicos del siglo XXI. Casi todas querr¨ªan funcionar como profec¨ªas autocumplidas, tanto que alguna editorial ha llegado a lanzar una novela en enero anunciando que la firmaba el autor revelaci¨®n del a?o. Las fajas, como los tuits de los concejales, las carga el diablo. Dado que se alimentan de frases sacadas de contexto -¡°?Muy impresionante!¡±-, la mejor manera de ponerlas en su sitio es sacarlas de las p¨¢ginas que promocionan y comprobar que son intercambiables. Como la mala literatura.
Babelia
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