Ni olvido, ni perd¨®n

El nacimiento de su nieto lleva a la fot¨®grafa Liliana Pereira (Cecilia Roth) a regresar a su Uruguay natal, donde el reencuentro con el entorno familiar que la demoniz¨® plantea un crucial dilema entre una reconciliaci¨®n que pase por el olvido y la exigencia ¨¦tica de ajustar cuentas con la Historia personal y colectiva. En su quinto largometraje de ficci¨®n, Manane Rodr¨ªguez, cineasta de origen uruguayo exiliada en Espa?a, emprende un camino de vuelta paralelo al de su protagonista, al tiempo que se hace eco de las reivindicaciones, en nombre de la justicia hist¨®rica, de toda una generaci¨®n de mujeres que sufri¨® la brutal represi¨®n de la dictadura c¨ªvico-militar que vivi¨® su pa¨ªs entre 1973 y 1982. Un largo flashback, en el que la actriz Justina Bustos toma el relevo de Cecilia Roth para desvelar los a?os de clandestinidad, tortura sistem¨¢tica y presidio del personaje central, ocupa el cuerpo narrativo de Migas de pan, una pel¨ªcula tan pertinente ¡ªen un momento en que nuestra propia Memoria Hist¨®rica sigue siendo objeto de debate¡ª como excesivamente convencional en sus formas.

Manane Rodr¨ªguez acierta al hacer que su mirada a esa sistematizaci¨®n de la tortura se mueva entre la nota expl¨ªcita y un ejemplar uso del fuera de campo, pero no evita que la tensi¨®n del relato decaiga en un tramo carcelario de trazo apresurado. El contraplano que, en el desenlace, describe la toma de conciencia del hijo se erige en ¨ªndice de la cierta pereza expresiva que condiciona la contundencia del discurso.