Todos los cuentos del mejor cuentista
El cuarto volumen de los cuentos completos re¨²ne el trabajo de su ¨¦poca final, marcada por la enfermedad
El 22 de marzo de 1897 Ch¨¦jov cen¨® en el restaurante L¡¯?rmitage de Mosc¨² con su viejo gran amigo, el editor de Tiempo Nuevo. ¡°Acababa de sentarse a la mesa, frente a Suvorin, cuando repentinamente, sin el menor aviso previo, empez¨® a brotarle sangre de la boca¡±, cuenta Raymond Carver en Tres rosas amarillas, el cuento donde reconstruye la ¨²ltima ¨¦poca del escritor ruso.
Lo ingresaron, estaba francamente mal, as¨ª que ya no podr¨ªa seguir desentendi¨¦ndose de la tuberculosis que lo estaba matando poco a poco. Su producci¨®n literaria empez¨® a dilatarse. A finales de 1899 public¨®, tras casi un a?o de silencio, La dama del perrito, seguramente uno de los mejores relatos de la literatura universal. Paul Viejo, el responsable de la edici¨®n de los cuatro vol¨²menes de los Cuentos completos que acaba de terminar de publicar P¨¢ginas de Espuma, cont¨® hace poco en la presentaci¨®n de la ¨²ltima entrega que no entendi¨® las sutilezas de aquella pieza la primera vez que la ley¨®. Tampoco lo tuvo f¨¢cil la segunda, pero el veneno le corr¨ªa ya por las venas. Y as¨ª, hasta hoy. Aprendi¨® ruso, termin¨® comprendiendo la hondura de cuanto ocurr¨ªa en ese pu?ado de p¨¢ginas que escribi¨® con tanta maestr¨ªa aquel m¨¦dico que hab¨ªa nacido en 1860 en Taganrog y que muri¨® el 2 de julio de 1904 en el balneario de Badenweiler. Y lleva ahora unos a?os entregado por completo a Ch¨¦jov.
El cuarto volumen recoge los cuentos que escribi¨® entre 1894 y 1903, donde est¨¢n algunos de los que elabor¨® con mayor parsimonia. El primero reuni¨® los que Ch¨¦jov public¨® entre 1880 y 1885, acaso los m¨¢s juguetones y humor¨ªsticos; los del segundo, de 1885 a 1886, muestran ya a un autor due?o de sus recursos; el tercero, de 1887 a 1893, recoge piezas que lo confirman como un referente indiscutible de la distancia corta. Son m¨¢s de 600 relatos, cada volumen tiene m¨¢s de mil p¨¢ginas. A Paul Viejo le gusta insistir en que tambi¨¦n se trata de una antolog¨ªa de los traductores del escritor ruso al espa?ol: hay versiones de autores diversos y ¨¦pocas muy diferentes. Y pr¨®logos, ilustraciones, fotograf¨ªas y un aparato de notas para situar el contexto e historia de cada relato. Un trabajo imponente.
Los v¨®mitos de sangre, la ¨¦poca final: de un lado a otro, buscando climas propicios para aliviar el mal. Ch¨¦jov estuvo varias veces durante esa temporada en lugares diferentes de Europa: en Italia, en Francia. Se interes¨® por el caso Dreyfus. En septiembre de 1898 acudi¨® a uno de los ensayos del Teatro de Arte de Mosc¨², que hab¨ªan fundado D¨¢nchenko y Stanislavski, y se enamor¨® de una actriz de 28 a?os, Olga Knipper. Son a?os en los que vende su casa de M¨¦lijovo, cerca de Mosc¨², y se compra otra en Yalta, Crimea. Firm¨® un contrato leonino con el editor Adolf Marx para publicar sus obras completas, recaud¨® fondos para construir un sanatorio de tuberculosos, lo eligieron miembro de la Secci¨®n de Letras de la Academia de la Ciencia. Visit¨® a Tolst¨®i, viaj¨® con Gorki por el C¨¢ucaso. El 25 de mayo de 1900 se cas¨® por fin con Olga Knipper, aunque no llegaran a vivir mucho tiempo juntos. En 1903 escribi¨® La novia, su ¨²ltimo relato, y a finales de a?o se pasaba por los ensayos de El jard¨ªn de los cerezos, su ¨²ltima pieza teatral.
Se estren¨® el 17 de enero de 1904. Stanislavski, que dirigi¨® la obra, cuenta en Mi vida en el arte que consiguieron que Ch¨¦jov fuera al estreno. ¡°Cuando, despu¨¦s del tercer acto, se hallaba en el escenario, delgado y mortalmente p¨¢lido, sin poder reprimir la tos mientras lo saludaban con pergaminos y obsequios, se nos estremec¨ªa el coraz¨®n de dolor¡±. Unas semanas despu¨¦s, le cont¨® el argumento de su pr¨®xima obra. Stanislavski lo resume as¨ª: ¡°Dos amigos, ambos j¨®venes, aman a la misma mujer. El amor com¨²n y los celos crean relaciones sumamente complicadas, que culminan con la partida de ambos hacia el Polo Norte. Los decorados del ¨²ltimo acto muestran un enorme nav¨ªo aprisionado entre los hielos. Al final de la pieza, ambos amigos ven a un fantasma blanco que se desliza por la superficie de la nieve. Evidentemente, la sombra, o el alma de la mujer amada que hab¨ªa fallecido all¨¢ lejos en el rinc¨®n de la patria¡±.
¡°?Qu¨¦ hermoso es! ?Ah, qu¨¦ hermoso es!¡±
Tolst¨®i fue a visitar a Ch¨¦jov cuando estuvo ingresado en Mosc¨² en 1897. ¡°Le habl¨® de la inmortalidad del alma¡±, cuenta Natalia Ginzburg. ¡°Le dijo que, al morir, todos, hombres y animales, se unen en una esencia ¨²nica, compuesta de raz¨®n y amor. Ch¨¦jov refiri¨® luego que hab¨ªa imaginado esa esencia como una gran masa gelatinosa. Con la voz d¨¦bil de esos d¨ªas, le coment¨® a Tolst¨®i que no ten¨ªa ganas de sobrevivir de esa manera. Tolst¨®i se puso p¨¢lido¡±.
No siempre estaban de acuerdo, pero se llevaban bien. El monje negro es un cuento que Ch¨¦jov public¨® en 1894 y que cuenta las desventuras de Kovrin, un joven fil¨®sofo que se enamora de la hija de un horticultor y que empieza a tener visiones. Cuando Tolst¨®i lo ley¨®, exclam¨® fascinado: "?Qu¨¦ hermoso es! ?Ah, qu¨¦ hermoso es!". El autor que amaba las grandes historias se rindi¨® de nuevo a lo peque?o.
Cuando Ch¨¦jov agonizaba al empezar julio en el hotel Sommer de Badenweiler, ten¨ªa delirios en los que aparec¨ªa un marinero. Estaba con Olga Knipper. ¡°Ella le coloc¨® una bolsa de hielo sobre el pecho¡±, cuenta Natalia Ginzburg en su librito sobre el autor de El t¨ªo Vania. Cuando Ch¨¦jov recuper¨® la lucidez le pregunt¨®: ¡°?Para qu¨¦ poner hielo sobre un coraz¨®n vac¨ªo?¡±.
¡°El doctor Schw?rer lleg¨® a las dos de la ma?ana. ¡®Ich sterbe¡¯ ¡ªle dijo Ch¨¦jov¡ª. Me muero¡±, contin¨²a Ginzburg. El m¨¦dico le puso una inyecci¨®n de alcanfor y, al rato, encarg¨® que les subieran una botella de champ¨¢n. ¡°Ch¨¦jov acept¨® la copa que le ofrecieron y dijo: ¡®Hace tiempo que no beb¨ªa champ¨¢n¡¯. Vaci¨® la copa y se acost¨® de lado. Poco despu¨¦s dej¨® de respirar. Era el 2 de julio de 1904¡±.
Babelia
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