Cursiler¨ªa para mam¨¢s

La c¨¢mara de Tran Anh Hung no filma, sino que se desliza a trav¨¦s de lujosos interiores y frondosos jardines, evocados con los colores del Impresionismo, en ?ternit¨¦, su sexto largometraje. Las actrices tampoco interpretan, sino que posan, mientras una afectada voz en off va desgranando un relato que se despliega a lo largo de un siglo, fijando su mirada en la f¨¦rtil descendencia de la no menos f¨¦rtil Valentine (Audrey Tautou), matriarca de una dinast¨ªa fundada en lo que bien podr¨ªa considerarse el talibanismo de la maternidad. Como en esta pel¨ªcula ni director, ni reparto parecen cumplir con lo que se espera de ellos, resultar¨ªa razonable que el espectador, en lugar de sumergirse en la ficci¨®n, se mantuviera en todo momento alerta, no fuera que alguien se acercase subrepticiamente y le susurrase al o¨ªdo, con l¨¢nguido acento franc¨¦s, una marca de perfume. La primera pregunta que acude a la cabeza del cr¨ªtico es: ?C¨®mo puede haber ca¨ªdo tan bajo el director de Cyclo (1995) y Tokio Blues (Norwegian Wood) (2010)?

El cine de Tran Anh Hung ya hab¨ªa traspasado, en alguna ocasi¨®n, la frontera que separa el delicado esteticismo de la afectaci¨®n puramente decorativa, pero ?ternit¨¦ juega, directamente, en otra liga: la de la cursiler¨ªa irredimible, acompa?ada, adem¨¢s, de un discurso ideol¨®gico que matiza con polvos de talco su capacidad de ofensa. Adaptaci¨®n de la novela L¡¯?legance des Veuves, de Alice Ferney, autora que en 2013 firm¨® un manifiesto contra la ley del matrimonio homosexual y la reproducci¨®n asistida, ?ternit¨¦ propone un desolador discurso en torno a la maternidad como ¨²nico camino posible para la autorrealizaci¨®n femenina. ¡°Una mujer que no tiene hijos carece de lo m¨¢s intenso de la vida¡±, dice el personaje de Tautou mientras Anh Hung compone sus im¨¢genes como si dise?ase relamido papel pintado.