Merluzos
La serie documental emitida por MTV aborda las estafas sentimentales ejecutadas por embaucadores que crean m¨²ltiples perfiles para seducir a individuos desorientados
Catfish: mentiras en la Red cumple su quinta temporada y podr¨¢ llegar a las mil mientras el cerebro de los enamorados contin¨²e segregando los neurotransmisores que les convierten en aut¨¦nticos merluzos, incapaces de reconocer defecto alguno en la persona amada aunque peine dos cabezas. La serie documental emitida por MTV aborda las estafas sentimentales ejecutadas por embaucadores que crean m¨²ltiples perfiles para seducir a individuos desorientados, emocionalmente vulnerables. Los adolescentes en la edad del pavo est¨¢n disculpados porque su sesera produce una qu¨ªmica con m¨²ltiples y misteriosos puntos de cocci¨®n.
Como las relaciones amorosas del merluzo son virtuales y siempre sublimadas, su derrumbe an¨ªmico es cuesti¨®n de tiempo. La serie sigue viva por la profusi¨®n de pira?as al acecho, que reh¨²yen encontrarse con sus presas arguyendo mil excusas. Llegan a desquiciarlas. El ?noviazgo¡¯ puede durar a?os o ser eterno si la ficci¨®n es de mutuo acuerdo. Conozco un caso en el que la comunicaci¨®n telef¨®nica, la sugesti¨®n verbal, fue gratificante en todos los terrenos. Mejor no conocerse. No vayas a ser que Romeo resulte ser un ballenato en ch¨¢ndal y Julieta, una arp¨ªa con bigud¨ªes.
El ¡®reality¡¯ rastrea a los mentirosos y se topa con obesos acomplejados que roban informaci¨®n y fotos de Facebook y Twitter, con casadas aburridas, urbanitas amargados, y solitarios que dudan entre colgarse de una viga o de las redes sociales con se?uelos de casanova. Vigente la pandemia de la incomunicaci¨®n, el anonimato de la pantalla aporta al necesitado una sensaci¨®n de acompa?amiento en libertad.
No sirve el ojo avizor, porque durante la euforia del flechazo, el cerebro desactiva los mecanismos de alerta y ciega al enajenado, un zombi reacio a las advertencias de familiares y amigos. La serie no pretende sumergirse en los vericuetos del ser humano, en sus vac¨ªos existenciales, pero como algunos pacientes de Catfish o de Alcorc¨®n no escarmientan y siguen babeando con el charlat¨¢n de turno, m¨¢s que razones necesitan un electroshock que funda los plomos. FIN
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