Cervantes for 'dummies'

Si uno cometiese el error de consultar la gu¨ªa tur¨ªstica de alg¨²n lugar donde ha vivido o que conoce a fondo, de inmediato le asaltar¨ªa la obligaci¨®n de escandalizarse por algo de lo que consta y otro tanto de lo que se olvida. Y, sin embargo, esas gu¨ªas son un instrumento indispensable para much¨ªsimos turistas que disponen de un tiempo limitado en sus andanzas y que, al viajar, hacen un gesto de amor hacia el lugar que visitan. Eso no impide recordar que las gu¨ªas sirven para lo que sirven y poco m¨¢s. Digo esto, porque m¨¢s de un cervantista enf¨¢tico y sesudo podr¨ªa tirarse de los pelos, esgrimiendo un inventario de omisiones, datos discutibles o juicios aventurados que, en torno a Cervantes, se vierten en The Man Who Invented Fiction.

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Tejer el nuevo Cervantes

Pero errar¨ªa. Los detalles son irrelevantes en este libro, que no tiene otro prop¨®sito que servir de introducci¨®n para lectores anglosajones que quieran iniciarse en Cervantes: al modo de esos libros de aprendizaje que pueblan los estantes de las grandes extensiones con el reclamo For Dummies. Y no se entienda esto como una cr¨ªtica, porque es esa precisamente la mayor virtud de libro, la de trazar una biograf¨ªa intelectual, a trav¨¦s de la cual se pretende poner en pi¨¦ cu¨¢l fue la contribuci¨®n de Cervantes a la historia de la cultura y el pensamiento. Por ello se reiteran t¨®picos sobre el autor, se abunda sin matiz en ideas generales sobre la historia de Espa?a y hasta se a?ade un poco de salsa novelesca para m¨¢s vidilla a la cosa. Es m¨¢s, en atenci¨®n a un lector apegado al presente, el discurso se proyecta una y otra vez hacia el mundo contempor¨¢neo, citando un discurso de Obama, recordando una conferencia de Aznar o acudiendo a El show de Truman para ilustrar el pensamiento cervantino. Todo le sirve a Egginton para encarecer la importancia de Cervantes en la historia y su contribuci¨®n al nacimiento de la modernidad. No es poca cosa.

Pero acaso la cuesti¨®n m¨¢s peliaguda se plantea con la idea que da t¨ªtulo al libro y que presenta a Cervantes como inventor de la ficci¨®n. A mi juicio, Cervantes no invent¨® la ficci¨®n, que ya exist¨ªa de antes para recreo de los lectores contempor¨¢neos, ni siquiera invent¨® el realismo, pues basta recordar ese goteo de realidad que rebosa en La Celestina, el Lazarillo o el Guzm¨¢n de Alfarache, con sus complejos y poderos¨ªsimos personajes. Lo que s¨ª hizo Cervantes fue abrir la literatura a la modernidad otorg¨¢ndose a s¨ª mismo ¨Cy a todos los narradores que luego le seguir¨ªan¨C una libertad absoluta frente a las trabas que significaban los g¨¦neros tradicionales con sus r¨ªgidas pautas formales, intelectuales e incluso morales.

Sea como fuere, hay que dar las gracias a William Egginton porque, con una escritura ligera y sencilla y una medida mezcla de literatura, historia, pol¨ªtica y filosof¨ªa, ha puesto una peana a Cervantes en un santoral donde no est¨¢ de m¨¢s, el de la cultura anglosajona del siglo XXI. Y es que las gu¨ªas tur¨ªsticas tambi¨¦n distinguen sus usuarios por nacionalidades.

The Man Who Invented Fiction. How Cervantes Ushered in the Modern World. William Egginton. Bloomsbury. London-New York. 2016. 242 p¨¢ginas. 22¡¯83 euros