Un gran w¨¦stern social
'Comancher¨ªa' habla sin dogmatismos de desahucios y de pobreza al modo en que las pel¨ªculas del oeste ense?aban ley y deseo
El w¨¦stern americano, adem¨¢s de territorio de conquista, de mito por descubrir y de llamada a la aventura ¨¦pica, siempre tuvo mucho de retrato y de met¨¢fora social, de lucha entre la ley y el deseo, entre el poder y la gloria, de antihero¨ªsmo rebelado, de combate entre el proscrito y el orden econ¨®mico establecido. Cu¨¢ntas secuencias de robos de bancos vimos en pel¨ªculas del Oeste cl¨¢sicas y crepusculares, y quiz¨¢ no ca¨ªmos del todo en la cuenta de que aquellas oficinas de dinero eran las mismas de hoy en d¨ªa, las de las preferentes, los desahucios, las injusticias y un cierto choteo. Gente como Sam Peckinpah y Robert Altman lo sab¨ªan bien; como tambi¨¦n David Mackenzie, desde la direcci¨®n, y Taylor Sheridan, desde el guion, autores de una de las pel¨ªculas m¨¢s sorprendentes de los ¨²ltimos a?os, el w¨¦stern contempor¨¢neo Comancher¨ªa, visi¨®n rebelde y, en el fondo, profundamente ¨¦tica, de la pol¨ªtica y la sociedad estadounidense de la era en la que Trump nos dio con la sorpresa entre los dientes.
COMANCHER?A
Direcci¨®n: David Mackenzie.
Int¨¦rpretes: Chris Pine, Ben Foster, Jeff Bridges, Gil Birmingham, Katy Mixon.
G¨¦nero: western. EE UU, 2016.
Duraci¨®n: 102 minutos.
Con apenas dos guiones, esta Comancher¨ªa y la tambi¨¦n excelente Sicario (Denis Villeneuve, 2015), Sheridan se ha convertido en uno de los grandes escritores de Hollywood a seguir, analista del aqu¨ª y el ahora de su pa¨ªs partiendo de un preciso clasicismo narrativo que desemboca en una rotunda modernidad. Sin necesidad de pronunciar la palabra, y sin dar la charla reivindicativa de trazo dogm¨¢tico, se habla de desahucios, de pobreza, de pasarlas canutas y de poblados de mierda; de camareras que trabajan de sol a sol por unas propinas que apenas llegan para pagar alquiler, colegios y m¨¦dico; de que te den hostias desde ni?o, de la mala educaci¨®n, del legado de violencia, de estar hasta las narices, de ser imperfecto y no un santo, de la conversi¨®n en la delincuencia, de que la sociedad lo provoca, de que ha llegado la hora de la rebeli¨®n. Y no precisamente silenciosa.
Los dos hermanos que interpretan con coraje y talento infinitos Chris Pine y Ben Foster, y el hombre de ley al que da vida el maravilloso Jeff Bridges, son gente de hoy, filmados por Mackenzie con rotundidad y fiereza visual. Es la Am¨¦rica a la que apel¨® Trump, la que se agarr¨® a su nuevo presidente porque no cre¨ªa ver otro asidero mejor. Es la Am¨¦rica blanca, la de mestizos y mexicanos ninguneados e insultados. Si Trump enga?¨® a la mitad y unos cuantos m¨¢s lo ir¨¢ diciendo el tiempo. Pero Comancher¨ªa no enga?a. Es cine may¨²sculo sobre recompensas: econ¨®micas y, a¨²n mejor, morales.
Babelia
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