Adi¨®s a la cultura de men¨²
Vivimos en una sociedad de velocistas que ha decidido que hasta un aforismo puede ser largo
Vivimos tiempos tan acelerados que una pel¨ªcula de dos horas parece m¨¢s larga que una serie de 20. Caso real: al chico de 14 a?os le gustan las novelas de romanos de Simon Scarrow y el amigo de sus padres le pregunta si ha visto Gladiator. ¡°La estoy viendo¡±, responde. La respuesta recuerda a la que un alumno dio al profesor que le prest¨® El padrino al saber que hab¨ªa devorado Los Soprano de unas pocas sentadas. ¡°?Has visto ya El padrino?¡±. ¡°La estoy viendo¡±.
La sustituci¨®n del LP por la canci¨®n como unidad de medida musical y la conversi¨®n de la televisi¨®n a la vieja usanza en un refugio para jubilados hace tiempo que nos alertaron de que vivimos en la era de la cultura a la carta. Nadie, al menos nadie de cierta edad, deja ya que le digan el orden en que debe escuchar las canciones o las dosis en que debe consumir una ficci¨®n. Si ni siquiera permite que se lo diga su propio autor, menos se lo va a permitir a un profesor. En una ocasi¨®n le preguntaron al editor Ram¨®n Akal cu¨¢ndo se lanzar¨ªa a digitalizar su cat¨¢logo, bien nutrido de lecturas obligatorias, y respondi¨®: ¡°Cuando lo haga no digitalizar¨¦ libros sino cap¨ªtulos. Es lo que se fotocopian los estudiantes¡±.
Vivimos en una sociedad de velocistas que ha decidido que hasta los aforismos de Lichtenberg pueden resultar largos, que al Quijote le sobran 100 p¨¢ginas, tres estaciones a las cuatro de Vivaldi ¡ªviva la primavera¡ª y 50 rubens al Museo del Prado. Algunas colecciones, de hecho, han decidido abandonar su car¨¢cter de men¨² y centrarse en la cultura a la carta. Algunos incluso se apuntan al plato ¨²nico. Hace dos semanas se hizo p¨²blico que el Gobierno polaco hab¨ªa comprado la colecci¨®n privada a la que pertenece La dama del armi?o. Lo que se publicit¨® menos fue el hecho de que el cuadro llevara ya tiempo exhibi¨¦ndose aislado en el castillo de Cracovia, en una sala ocupada solo por ¨¦l a la que se accede pagando una entrada aparte. Si Leonardo es la canci¨®n del verano, ?para qu¨¦ entretenerse con los rembrandt y renoir de la colecci¨®n Czartoryski? Tambi¨¦n la nueva ordenaci¨®n del ejemplar Neues Museum de Berl¨ªn dedica una sala exclusiva al busto de Nefertiti. Ya conocen la pregunta de dos apresurados visitantes del Louvre: ¡°?D¨®nde est¨¢ la Mona Lisa? Que tenemos el coche en doble fila¡±.
Los apocal¨ªpticos de men¨² que piensan que un conjunto es algo m¨¢s que la suma de sus partes deber¨ªan recordar que muchos romances medievales provienen de cantares de gesta perdidos. Alegr¨¦monos. Alg¨²n d¨ªa Hamlet ser¨¢ solo el mon¨®logo de Hamlet y la marat¨®n se correr¨¢ de 100 en 100 metros. Que gane el mejor.
Babelia
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