La il¨®gica del espect¨¢culo

Confesi¨®n inicial: este cr¨ªtico pasa por una ¨¦poca en la que reniega especialmente de la obligatoriedad de la verosimilitud para todas las pel¨ªculas. Se ha subrayado "todas", que es lo que adem¨¢s parece que reclama una mayor¨ªa del p¨²blico, porque justo ah¨ª reside el problema. Hay pel¨ªculas que deben ser cre¨ªbles, y pel¨ªculas que no tienen por qu¨¦ serlo. Deben tener una l¨®gica interna, ser plausibles dentro de su narrativa del espect¨¢culo, pero no documentos de la realidad. Y ah¨ª el cine de Alfred Hitchcock es el paradigma.

Viene todo esto a cuento por culpa de Contratiempo, segunda pel¨ªcula como director de Oriol Paulo, con la que vuelve a incidir en la intriga hitchcockiana, que ya practic¨® en los guiones de Los ojos de Julia y Secuestro, y en su primera pel¨ªcula tras la c¨¢mara, la truculenta, con un punto de ingenio, pero a la postre innecesariamente artificiosa El cuerpo (2012). En Contratiempo, en torno a un accidente con resultado de muerte, a un secreto y a una venganza, hay una buena cantidad de inverosimilitudes; tambi¨¦n de casualidades forzadas, incluso de arbitrariedades. Pero ese no es el problema. Si hay que despotricar de la pel¨ªcula, que no sea por eso. Y s¨ª por su nula originalidad: recoge no solo los conflictos de doble identidad del cine de Hitchcock (V¨¦rtigo), y de su particular ¨¦mulo, Brian de Palma (Fascinaci¨®n, Doble cuerpo), para acabar haciendo una gris¨¢cea fotocopia de fotocopia, sino tambi¨¦n el punto de partida y el principal conflicto interno de Muerte de un ciclista, de Juan Antonio Bardem. O despotricar por su estructura, con aspecto de compleja cuando solo es confusa. O por su incapacidad para mostrar sus conflictos con im¨¢genes y no con verborrea explicativa. O por su aspecto m¨¢s bien hortera y poco elegante. O por querer sorprender a toda costa con el final, en lugar de ser consecuente con lo que se est¨¢ relatando.

Para Hitchcock el di¨¢logo deb¨ªa ser "un ruido entre los dem¨¢s, un ruido que sale de la boca de los personajes, cuyas acciones y miradas son las que cuentan una historia visual". Para Paulo el di¨¢logo parece un modo de subrayar lo ya entendido y de explicar lo que a pesar de todo es incomprensible. Y as¨ª, Contratiempo, que de puro delirante puede ser incluso entretenida, se convierte en una oportunidad perdida para aplicar una l¨®gica del espect¨¢culo a lo que es capaz de hacer la gente com¨²n (el crimen de Le¨®n como arquetipo) para vengarse de los de arriba.