Conciencia moral de la globalizaci¨®n
Los que tuvimos la fortuna de conocer a Bauman no podemos deslindar su teor¨ªa del personaje inquisitivo e ir¨®nico
Los que tuvimos la fortuna de conocer a Zygmunt Bauman no podemos deslindar su teor¨ªa del personaje inquisitivo e ir¨®nico que siempre nos sorprend¨ªa con un nuevo giro en su evaluaci¨®n de este curioso mundo de la globalizaci¨®n. Pasar¨¢ a la historia intelectual como el te¨®rico de la modernidad l¨ªquida, esa forma de organizaci¨®n social en la que nada permanece, en la que todo es fugaz, incompleto, indefinido, donde, en efecto, todo lo s¨®lido se desvanece en el aire. Detr¨¢s de su evaluaci¨®n hay, sin embargo, una preocupaci¨®n profunda por la p¨¦rdida de la dimensi¨®n de ¨¦tica p¨²blica. Hoy habr¨ªamos abandonado ya el sentido de misi¨®n colectiva asociado a la modernidad cl¨¢sica. El poder ya no est¨¢ en manos de la pol¨ªtica, ha emigrado a otras instancias libres de todo control democr¨¢tico. Los derechos econ¨®micos est¨¢n fuera del alcance del Estado; los derechos pol¨ªticos se han reducido al pensamiento ¨²nico de los mercados desregulados del neoliberalismo; y los derechos sociales son reemplazados por el deber individual de velar por nosotros mismos.
El resultado es una situaci¨®n de ¡°vulnerabilidad mutuamente asegurada¡±. De ah¨ª tambi¨¦n su ¨²ltima insistencia en trazar los contornos de la nueva geograf¨ªa del mal, eso que ¨¦l denominaba la adiaforizaci¨®n, la neutralizaci¨®n y banalizaci¨®n de lo ¨¦ticamente incorrecto. El mal ya no reside solo en las guerras o en las ideolog¨ªas totalitarias; se arraiga tambi¨¦n en la indiferencia ante el sufrimiento de los dem¨¢s, como en la cuesti¨®n de los refugiados, o en las ¡°org¨ªas verbales de odio an¨®nimo, cloacas virtuales de defecaci¨®n en los otros y los incomparables despliegues de insensibilidad¡± que encontramos en Internet.
Como Thomas Hobbes o Norberto Bobbio, es de los pensadores que culminaron su obra en la senectud. A partir de los ochenta a?os entr¨® en una sorprendente productividad y en un incesante activismo intelectual. No hab¨ªa semestre en el que no publicara alg¨²n libro, que no diera alguna entrevista. Por eso su ausencia va a ser tan dolorosa.
Hemos perdido al gu¨ªa, al viejo y sabio maestro que siempre supo arrojarnos algo de luz en tiempos de oscuridad, en uno de los momentos de mayor desconcierto te¨®rico.
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