Adi¨®s al progreso
Walter Benjamin es hoy inspirador de las nuevas visiones que alertan sobre la tentaci¨®n de basarlo todo en un futuro pluscuamperfecto
El tiempo de la vida no es el de la historia ni el de la naturaleza, indiferente a nuestros deseos y sentimientos. Quiz¨¢s el tiempo sea c¨ªclico, el eterno retorno de Nietzsche, o tal vez se parezca al trazado de una flecha, con un principio y un fin (alfa y omega). El cristianismo imagina un tiempo lineal: parte del pecado original y acaba en la salvaci¨®n del juicio final. Sin retroceso. Desde el siglo XVIII, sin embargo, se ha dado en pensar en la historia como un camino hacia el para¨ªso en la tierra (entendido como mejora de las condiciones de vida). A eso se le llam¨® progreso: confianza en la capacidad del hombre para satisfacer las necesidades, reducir el dolor y alcanzar la felicidad o, al menos, acercarse a ella. Robert Nisbet es quien, junto a John Bury, m¨¢s ha trabajado la historia de la idea de progreso: ¡°La humanidad¡±, escribi¨®, ¡°ha avanzado en el pasado, avanza actualmente y puede esperarse que contin¨²e avanzando en el futuro¡±. Una idea hegem¨®nica en Occidente desde Kant y Hegel hasta Francis Fukuyama. Si se prefiere, entre el incremento de la producci¨®n fruto de la revoluci¨®n industrial y la crisis de 1973 que anunciaba el fin de un sistema basado en las energ¨ªas no renovables. Y, en paralelo, su correlato pol¨ªtico.
La confianza en el progreso era tal que incluso se ve¨ªa en el arte, en la estela de la ¡°querella de los antiguos y los modernos¡± en la que particip¨® la mitad de la Europa intelectual del siglo XVII. No en vano los principales movimientos est¨¦ticos del siglo XX se agrupan bajo el ep¨ªgrafe de vanguardias.
El marxismo es una de las filosof¨ªas de la historia que han afirmado la idea de progreso. Tambi¨¦n el capitalismo crey¨® en ¨¦l hasta hace algunas d¨¦cadas: el progreso era el resultado inevitable de unir libertad y ciencia. La especificidad del marxismo consist¨ªa en concebir la historia como una l¨ªnea de avances que algunos creyeron predeterminada y necesaria: el feudalismo sucedi¨® al esclavismo y fue sustituido por la revoluci¨®n burguesa; luego ven¨ªa el socialismo, fase de transici¨®n a la sociedad comunista igualitaria. Pese a que ya Kant hab¨ªa sostenido que el progreso existe, pero siempre cabe una vuelta atr¨¢s, acab¨® triunfando el entusiasmo progresista (Schopenhauer es la gran excepci¨®n). Luego llegaron la crisis del petr¨®leo, las dudas sobre la capacidad de la naturaleza para satisfacer las necesidades de la humanidad y la evoluci¨®n del llamado socialismo real. Un factor a?adido fue el uso de la t¨¦cnica como potencia destructiva. Buena parte de la ideolog¨ªa progresista se basaba en la creencia de que la ciencia era pura acumulaci¨®n, mejora constante. Una fe reforzada por la teor¨ªa de la evoluci¨®n. La historia era vista como supervivencia de lo mejor y muerte de lo peor. Hiroshima mostr¨® que ni el saber estaba a salvo de convertirse en fuerza destructora. La crisis actual ha sido el remate. Manuel Cruz ironiza en su ¨²ltimo libro al respecto: la humanidad ha batallado por conseguir la inmortalidad y ahora que parece al alcance de la mano, igual no vale la pena quedarse. Coincide con otros autores como Luciano Concheiro en ver la aceleraci¨®n como caracter¨ªstica del presente. Pero esa es ya otra mirada.
Se pod¨ªa intuir, porque hubo advertencias contra esa idea de progreso. La m¨¢s potente, la de Walter Benjamin cuando imagin¨® la historia a la luz del Angelus Novus de Klee: el ¨¢ngel de la historia da la espalda al futuro mientras contempla un presente hecho de ruinas del pasado. Benjamin es hoy inspirador de estas nuevas visiones que alertan sobre la tentaci¨®n de basarlo todo en un futuro pluscuamperfecto. Por citar algunos de los autores que desde hace un par de d¨¦cadas lo frecuentan para seguir su propio recorrido: Giorgio Agamben y ?Giacomo Marramao, en Italia, y Juan Ram¨®n Capella, en Espa?a, comparten un cierto pesimismo incapaz de renunciar a la esperanza.
Lecturas para pensar el ma?ana
Homo Deus. Breve historia del ma?ana.?Yuval Noah Harari. Debate.
Ser sin tiempo. El ocaso de la temporalidad en el mundo contempor¨¢neo.?Manuel Cruz. Herder.
Contra el tiempo. Filosof¨ªa pr¨¢ctica del instante.?Luciano Concheiro. Anagrama.
Arte en flujo. Ensayos sobre la evanescencia del presente.?Boris Groys. Caja Negra.
Desaf¨ªos del futuro. Doce dilemas y tres instrumentos para afrontarlos en el duod¨¦cimo milenio. Pere Puigdom¨¨nech. Cr¨ªtica.
Crear libertad. El poder, el control y la lucha por nuestro futuro. Raoul Martinez. Paid¨®s.
Realismo capitalista. ?No hay alternativa?? Mark Fisher. Caja Negra.
El tiempo sin edad.?Marc Aug¨¦. Adriana Hidalgo.
Futuro.?Marc Aug¨¦. Adriana Hidalgo.
Futuro: ?racionalismo o barbarie? Pedro Caba. Antonio Machado Libros.
Contra el progreso y otras ilusiones.?John Gray. Paid¨®s.
El futuro es un pa¨ªs extra?o.?Josep Fontana. Pasado y Presente.
Pensar la historia: modernidad, presente, progreso.?Jacques Le Goff. Paid¨®s.
El misterio del mal. Benedicto XVI y el fin de los tiempos.?Giorgio Agamben. Adriana Hidalgo.
Entrada en la barbarie.?Juan Ram¨®n Capella. Trotta.
Kair¨®s. Apolog¨ªa del tiempo oportuno.?Giacomo Marramao. Gedisa.
Historia de la idea de progreso.?Robert Nisbet. Gedisa.
La idea de progreso.?John B. Bury. Alianza.
Ensayos sobre la paz, el progreso y el ideal cosmopolita.?Immanuel Kant. C¨¢tedra.
Origen y meta de la historia.?Karl Jaspers. Acantilado.
Discursos interrumpidos 1. Filosof¨ªa del arte y de la historia.?Walter Benjamin. Taurus.
Tesis sobre la historia y otros fragmentos.?Walter Benjamin. ?taca.
Matador. Revista de Cultura, Ideas y tendencias.? Volumen S. N¨²mero dedicado al futuro. Colaboran, entre otros, Lawrence M. Kraus, Anne Lise Kjaer, Germ¨¢n Sierra, Sara Lafuente, Jeannette Wing, Silvia Naitza, Joan Fontcuberta y Valent¨ªn Fuster. La F¨¢brica.
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