Paul Schrader desencadenado
Con navajazos de cr¨ªtica social que quiz¨¢ se pierden en un mar tan descontrolado, la pel¨ªcula acaba de definirse por algunos di¨¢logos feroces
COMO PERROS SALVAJES
Direcci¨®n: Paul Schrader.
Int¨¦rpretes: Nicolas Cage, Willem Dafoe, Christopher Matthew Cook, Magi ?vila .
G¨¦nero: thriller. EE UU, 2016.
Duraci¨®n: 93 minutos.
Desde el ¨¦xito de la formidable Aflicci¨®n (1997), quiz¨¢ su pel¨ªcula m¨¢s redonda, el cine del estadounidense Paul Schrader se ha ido haciendo, si es que ello era posible, a¨²n m¨¢s arriesgado, desenfrenado y esquizofr¨¦nico. Con una carrera marcada por sus sublimes guiones para Martin Scorsese (Taxi driver, Toro salvaje) y por un continuo esquinamiento moral como director, Schrader ha ido abrazando con reiteraci¨®n las zonas m¨¢s rec¨®nditas del alma humana. A veces deliberadamente intrascendente (Forever mine, Caza al terrorista), otras a medio camino entre la complejidad y la aguda desfachatez (Desenfocado, The Walker), sus pel¨ªculas del siglo XXI, manteniendo (casi siempre) un gozoso inter¨¦s, parecen la obra de un suicida laboral en un Hollywood al¨¦rgico a los saltos mortales, por muy de guionista m¨ªtico que sean.
Una l¨ªnea dionisiaca con la que insiste en la desatada Como perros salvajes, thriller de acci¨®n de esp¨ªritu pulp, basado en una novela de Edward Bunker, el tarantiniano Eddie Bunker de Reservoir dogs, donde, en su faceta de actor, interpretaba al se?or Azul. Schrader deja atr¨¢s sus pel¨ªculas m¨¢s elevadas, sobre todo las de la primera etapa, de Blue collar a Mishima pasando por Hardcore, y lanza un escupitajo de drogas, humor negro y violencia extrema que, para acabar de articularse como un exaltado divertimento, extiende tambi¨¦n al apartado formal: giros del blanco y negro al color; multiplicaciones de pantalla; cambios de texturas; flashbacks casi extempor¨¢neos; acelerones, y extra?¨ªsimas composiciones de plano/contraplano, con uno de los personajes en el extremo inferior derecho del encuadre y el otro en el izquierdo, e infinito aire por la parte superior.
Con navajazos de cr¨ªtica social que quiz¨¢ se pierden en un mar tan descontrolado (los asesinato y agresiones de polic¨ªas blancos a ciudadanos negros, el control de armas...), la pel¨ªcula de Schrader, de interpretaciones sorprendentemente calmadas, acaba de definirse por algunos de los di¨¢logos m¨¢s feroces de sus cafres protagonistas: "?No sab¨ªas que hab¨ªamos invadido Egipto?"; "?Irak!"; "Es igual, al final es la misma mierda".
Babelia
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