El impecable retrato mafioso de Lehane
El creador de 'Mistic River' publica 'Ese mundo desaparecido', una novela crepuscular que culmina su gran trilog¨ªa sobre la mafia en EE UU
En el g¨¦nero negro se publica mucho y uno casi nunca tiene la sensaci¨®n de estar ante un gran libro desde las primeras p¨¢ginas. Me ha pasado, en distinta medida, con todos los de Dennis Lehane (Dorchester, Boston, 1965) y me ha pasado, sin medida, con Ese mundo desaparecido que hoy publica Salamandra con una excelente traducci¨®n de Enrique de H¨¦riz. ?Por qu¨¦? Sencillo: se trata un retrato complejo, deslumbrante y lleno de matices de una realidad en declive, de un mundo que no sabe adaptarse, de un mal que se desvanece para dejar su sitio a otro. Pero tambi¨¦n es la culminaci¨®n madura y m¨¢s literaria de una trilog¨ªa iniciada con Cualquier otro d¨ªa y Vivir de noche. Y, quiz¨¢s por encima de todo, es una novela de personajes perdidos, de derrotas y dolor. De Florida a Cuba en plena Segunda Guerra Mundial. Un mundo que se va para que empiece otro.
Pueden leer el primer cap¨ªtulo aqu¨ª.
Joseph Coughlin, al que ve¨ªamos de ni?o al inicio de la trilog¨ªa, es ahora un atractivo hombre de negocios que intenta ganarse el t¨ªtulo de respetable, un mafioso retirado a los 36 a?os que sigue ejerciendo de consigliere de la familia Bartolo, un hombre que sufre por lo que ha hecho y se maldice por no saber resistirse al influjo de ese lado oscuro. A pesar de sus traumas, su vida es relativamente tranquila hasta que empieza a ver a un ni?o fantasma que le recuerda a alguien y le perturba. Adem¨¢s, recibe el soplo de que quieren matarlo el Mi¨¦rcoles de ceniza. El chivatazo se lo da en la c¨¢rcel Theresa del Frisco, presa 4773, madre, florista, asesina implacable. En dos apariciones y cuatro pinceladas Lehane prueba su capacidad para crear secundarios impecables. A partir de aqu¨ª, una historia en la que la violencia, las traiciones y la lucha por el poder se muestran en toda su crudeza, pero en la que por encima est¨¢n los sentimientos de los personajes.
Tambi¨¦n hay en el libro hay grandes escenas de acci¨®n (como el tiroteo en el barrio negro) y otros de pura tensi¨®n (como aquel en el barco-casa de Lucius, un criminal de la peor ralea rodeado de fieles psic¨®patas) en los que Lehane saca a relucir toda su habilidad en el g¨¦nero.
Hay un momento que define a la perfecci¨®n esta realidad: ¡°Ned encontraba en ese mundo una honestidad que echaba de menos en otros lugares. Todos los hombres que hab¨ªa conocido en ese mundo eran prisioneros de sus pecados, rehenes de sus propias facturas. No te convert¨ªas en Joe Coughlin, o en Dion Bartolo, o en Enrico DiGiacomo, por tener el alma sana y el coraz¨®n libre de ataduras. Formabas parte de ese mundo porque tus pecados y tus remordimientos se hab¨ªan multiplicado de un modo tan prodigioso que ya no serv¨ªas para ninguna otra clase de vida¡±.
¡°Aprend¨ª el oficio leyendo a grandes de la novela urbana y a los maestros del g¨¦nero negro: William Kennedy, James Ellroy, Elmore Leonard y, por encima de todos, Richard Price¡±, afirma Lehane en la excelente entrevista que le hizo Eduardo Lago para Babelia. Con esos mimbres nos demostr¨® su habilidad para la gran novela de detectives en la serie de Kenzie y Gennaro; su capacidad para construir thrillers qued¨® patente en Mystic River o Shutter Island; sus guiones de The Wire forman parte de la historia reciente de la televisi¨®n; con La entrega prob¨® que otro tipo de historias estaban a su alcance, pero esto es algo m¨¢s. Liberado, quiz¨¢s, de la b¨²squeda de su gran novela americana, Lehane lo borda.
¡°?Es que toda la gente que conocemos est¨¢ destrozada?¡±, pregunta en cierta ocasi¨®n una prostituta a Joe, quien trata de vivir una vida ejemplar para su hijo Tomas, olvidar la muerte de su mujer y sobrevivir a la relaci¨®n con Vanesa Belgrave, millonaria sure?a y mujer del alcalde. Joe es un cl¨¢sico, un personaje con el que te encari?as aunque sabes que sembr¨® dolor y muerte entre rivales e inocentes. Joe es el mejor representante de un mundo que muere. Presientes que no va a acabar bien, pero no importa, deseas que triunfe en su camino de redenci¨®n, quieres creer que sus rivales son peores, que se merece una ¨²ltima oportunidad.
Sabes, tambi¨¦n, que en esta novela crepuscular cabe poca felicidad, que no hay blancos y negros. Bienvenidos al fin de un mundo, al reino de la complejidad moral, a la buena literatura.
Babelia
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