Carmen Linares, la artista en su madurez

Con toda una carrera en su garganta, la cantaora Carmen Linares se adentr¨® en la poes¨ªa de Miguel Hern¨¢ndez hace seis a?os con el espect¨¢culo Oasis Abierto. No era la primera vez que se acercaba a los poetas ¡ªLorca y Juan Ram¨®n estuvieron antes¡ª y tampoco habr¨ªa de ser la ¨²ltima: Borges y Valente llegar¨ªan despu¨¦s. Su acercamiento a la obra del de Orihuela no se ha detenido: ha seguido profundizando en ella hasta redondear un disco que vino a presentar en p¨²blico rodeada de la casi totalidad de intervinientes en la grabaci¨®n. Una presentaci¨®n sobria, acorde con su trayectoria, llena de matices y detalles musicales y con un planteamiento creciente de intensidad. Nuestra dama del cante tiene estudiado cada pormenor y todo lo cubre de dignidad.

Las composiciones de Luis Pastor, aunque unas pocas del total, juegan un papel fundamental en tanto descubren un registro nuevo de la cantaora, dulce en la canci¨®n. Dos de ellas, Imagen de tu huella y la emocionante Casida del sediento se ubicaron en una primera parte de formato camer¨ªstico y tono intimista. Antes, el concierto se abr¨ªa con los versos emblem¨¢ticos de Para la libertad en una creaci¨®n de Pablo Su¨¢rez que transporta latente el comp¨¢s de la buler¨ªa. El pianista repetir¨ªa m¨¢s adelante con la m¨²sica para Lleg¨® con tres heridas. Pero, sin duda, fueron las composiciones de la propia Carmen las que terminaron por configurar el car¨¢cter del concierto, que se fue poblando de ecos y estilos flamencos a los que iba trasladando la po¨¦tica hernandiana. El reto sigui¨® inalterable: emocionar.

Tras el toque en solitario de Guti¨¦rrez, lleg¨® el comp¨¢s cadencioso de la buler¨ªa por sole¨¢ con Primavera celosa. Despu¨¦s, la cantaora se exigir¨ªa para decir los versos de No puedo olvidar en tiempo de seguiriya, pero dentro de la densa atm¨®sfera que configuran piano, contrabajo y bater¨ªa, de la que la rescatar¨ªa la guitarra entrando con la estructura musical seguiriyera. Otros estilos se van sucediendo: sole¨¢ y bambera para Todas las casas son ojos con arreglo de Guitarra de Pacheco; petenera y taranto para la intensa recreaci¨®n de Andaluces de Ja¨¦n. Con Las vendimiadoras, aires de C¨¢diz reunidos: mucha alegr¨ªa enfilando el final del concierto. La bailaora Vanessa Alba entr¨® como un torbellino, pero supo pararse para configurar la est¨¦tica propia del estilo.

No pudo faltar el recuerdo a Enrique Morente, el primero, dentro y fuera del flamenco, en adaptar los versos de Hern¨¢ndez. Fue con la Eleg¨ªa a Ram¨®n Sij¨¦ y la compa?¨ªa de Arc¨¢ngel, id¨®neo para los aires levantinos del tema. Con la banda reforzada por la Camerata Flamenco Project al completo, apoteosis final con la repetici¨®n de ese himno que es Para la libertad.