Un fot¨®grafo de pueblo para el pueblo
El asturiano Eladio Begega retrat¨®, entre los a?os sesenta y los ochenta, el mundo rural que le rodeaba
Una lesi¨®n le dej¨® cojo a edad temprana, as¨ª que, en el peque?o pueblo asturiano de El Cond¨¢u, concejo de Laviana, tuvo que aprender a coserse sus propios zapatos. Con gran tes¨®n acab¨® siendo el zapatero del pueblo. Arreglaba tambi¨¦n electrodom¨¦sticos. Tocaba el viol¨ªn. Y todo lo hizo de forma autodidacta. Pero Eladio Begega (1928-2017) era sobre todo un fot¨®grafo que retrat¨®, entre los a?os sesenta y los ochenta, casi an¨®nimamente, el mundo rural que le rodeaba: los muros del cuartucho donde remendaba zapatos luc¨ªan plagados de fotos. Su ¨²nica inspiraci¨®n eran las pocas revistas ilustradas que llegaban al concejo. No era un fot¨®grafo que retrataba al pueblo, era m¨¢s bien el propio pueblo retrat¨¢ndose a s¨ª mismo. Falleci¨® con 88 a?os, ciego, el pasado mes de enero, sin obtener todo el reconocimiento que hubiera merecido.
El paisano cargando le?a, las abuelas leyendo las esquelas del peri¨®dico, los miserables mendigos, los gitanos itinerantes, la gente normal y corriente haciendo cosas normales y corrientes. Los rostros duramente ajados, como mapas, por el tiempo y el duro trabajo, y las nudosas manos rurales que, para Begega, resultaban igual de elocuentes. ¡°Siempre me gust¨® lo sencillo, lo natural. Lo m¨ªo siempre fue una foto muy r¨¢pida que no daba tiempo a que la gente posara¡±, dice el fot¨®grafo en el corto documental Begega, del cineasta Ram¨®n Llu¨ªs Bande, tal vez el ¨²nico documento audiovisual que quedar¨¢ del artista.
No son fotos robadas, ni tomadas por extra?os, son fotos que sus vecinos le regalaban con total confianza a su vecino el zapatero, no a un antrop¨®logo venido de allende los mares. ¡°A veces, cuando ten¨ªa una c¨¢mara de fotos nueva y potente (porque le gustaba trabajar con buen equipo) le pon¨ªa cinta adhesiva y la avejentaba para que eso no crease una barrera con su fotografiado¡±, comenta Bande. Su obra podr¨ªa enmarcarse junto a la del gallego Virxilio Vieitez o el tambi¨¦n asturiano Valent¨ªn Vega, que ahora mismo tiene exposici¨®n en el Museo Nacional de Antropolog¨ªa, en Madrid, hasta el 12 de marzo. Incluso podr¨ªa evocar, aunque tra¨ªdo a la aldea, el trabajo de la gran retratista de las calles estadounidenses, Vivian Maier, sobre todo por la clandestinidad y el anonimato en los que ambos trabajaron.
Dej¨® 50.000 fotos de rostros cuarteados por el campo y medio mill¨®n de negativos
El director del Museo del Pueblu d¡¯Asturies, Juaco L¨®pez, supo en 1998 de la existencia de Begega, pero muy lejos de Asturias: en Pensilvania, Estados Unidos (y eso que Begega apenas sali¨® de su pueblo). ¡°All¨ª un antrop¨®logo estadounidense que hab¨ªa estado en El Cond¨¢u estudiando la figura del obrero mixto, campesino y minero a la vez, me habl¨® de un zapatero fot¨®grafo que hac¨ªa fotos a sus vecinos¡±. As¨ª L¨®pez acab¨® contactando con Begega: parte de sus fotos se acogieron en el museo, se expusieron y se public¨® el libro Mis vecinos del Cond¨¢u. Begega deja unas 50.000 fotos reveladas y alrededor de medio mill¨®n de negativos. ¡°Estoy seguro que entre ellas nos quedan muchas sorpresas por encontrar¡±, dice L¨®pez. Sorpresas de inter¨¦s, sobre todo dado el retorno a los or¨ªgenes rurales, al pueblo, al campo, hacia el que se encaminan varias disciplinas culturales, animadas en gran medida por el ensayo de Sergio del Molino La Espa?a vac¨ªa (Turner).
¡°Ya no encuentro rostros ¨²nicos como los que encontraba antes¡±, se quejaba Begega, ¡°ahora somos todos m¨¢s iguales. Yo solo he querido que quedara constancia de todo lo que yo iba viendo cada d¨ªa desaparecer¡±.
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