¡®Trainspotting¡¯, 20 a?os despu¨¦s
El director Danny Boyle estrena la segunda parte de su adaptaci¨®n ic¨®nica de la novela de Irvine Welsh. Es el plato fuerte del primer fin de semana del festival de Berl¨ªn
"Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas el¨¦ctricos". As¨ª arrancaba el famoso mon¨®logo de Mark Renton en Trainspotting hace 20 a?os. Danny Boyle (Manchester, 1956), su director, lo tuvo claro: eligi¨® cine. "A pesar de todo, de los rodajes, del hermanamiento que se produce entre los equipos, soy un tipo solitario. Me dedico a hacer lo m¨ªo". Su segundo largometraje adaptaba una novela de Irvine Welsh, y ambos, filme y libro, acabaron convertidos en fen¨®menos de culto, retratos de una generaci¨®n y producto para las masas. Todo a la vez. Y en aquella ola se subieron Boyle y un joven Ewan McGregor, que encarnaba a Renton.
La ola ha pasado. Y su resaca. McGregor y Boyle vuelven a hablarse tras a?os de distanciamiento por el personaje protagonista de La playa que no encarn¨® McGregor. El director ha ganado oscars, ha rodado sin parar, ha dirigido una ceremonia de apertura de los Juegos Ol¨ªmpicos... T2 Trainspotting esperaba agazapada. Pero Boyle no le ve¨ªa tan claro. "Hace 10 a?os nos lo planteamos. Pero el guion no era potente, John Hodge [el guionista de ambos filmes] y yo ten¨ªamos claro que sin un buen libreto no rodar¨ªamos". Ahora s¨ª, ahora lo han logrado y T2 Trainspotting es el plato fuerte de este primer fin de semana de la Berlinale, donde se presenta en la Competici¨®n aunque fuera de concurso. En Espa?a se estrena el pr¨®ximo 24 de febrero.
Boyle podr¨ªa haber sido un gran Renton, por su forma expansiva de expresarse. Y su capacidad para ligar met¨¢foras (en Madrid, al menos, por donde pas¨® antes de llegar a Berl¨ªn). Por ejemplo, en su reflexi¨®n sobre lo que significa echar la vista atr¨¢s: "Cuando miras por un telescopio, las cosas parecen distantes, pero, si le das la vuelta de repente, tienes la imagen encima. As¨ª es nuestra relaci¨®n con el pasado: a veces no recuerdas nada y otras se te cae todo encima". Y a ¨¦l le ha ca¨ªdo con el peso de la nostalgia: "La ¨²nica manera de huir de ella es olvidarte de la primera parte. Pero en el momento en que encuentras puntos de agarre al primer Trainspotting, te agarra esa nostalgia -prefiero usar melancol¨ªa- y no te suelta. Porque el pasado no est¨¢ muerto, te oprime. La primera no dejaba de ser un artefacto de energ¨ªa. Esta... pod¨ªamos incluso imaginar que el cuarteto protagonista hab¨ªa ido al cine a verla y vivimos en un loop de tiempo sin fin. F¨ªjate c¨®mo se parecen los abuelos y los nietos. Casi prefiero dejarlo ah¨ª... Bueno, vivo de crear ilusiones, y eso es T2, una ilusi¨®n de melancol¨ªa procedente de un estallido de hace 20 a?os". Para Boyle, un buen ejemplo del cine que muestra el paso del tiempo con toda su crudeza y sin melancol¨ªa es Boyhood. "Nunca queremos cruzar la l¨ªnea, dejar de ser j¨®venes. Pues llega un momento en que toca".
El cuarteto se ha vuelto a reunir. "Si la primera iba sobre drogas y juventud, ahora hablamos sobre el paso del tiempo y somos prisioneros de los personajes". Sus chicas les miran desde una distancia sabia. Como siempre ha ocurrido en el cine de Boyle. "Porque las mujeres son mucho m¨¢s sabias que nosotros. Entre otras, su propio cuerpo les otorga una profunda ense?anza sobre el paso del tiempo. Nosotros vivimos en cambio desesperados por resucitar glorias pasadas, un sinsentido. Por eso, luchan que sus hijos no se parezcan a sus padres en T2".
Aquel viaje salvaje por el pasote de la hero¨ªna dej¨® sus cad¨¢veres. "S¨¦ que en Espa?a ocurri¨® algo parecido en la Movida madrile?a. En Escocia fue m¨¢s brutal el alcohol, porque es legal y aceptado socialmente. Incluso la violencia que emana de su consumo". Las dependencias se han convertido parte de los protagonistas. Aunque curiosamente antes buscaban vida m¨¢s all¨¢ de la vida en aquellos chutes de ultrarrealidad inducida por la droga, y hoy la realidad se esconde bajo capas y capas de relaciones virtuales a trav¨¦s de las redes sociales digitales. "El discurso 'Elige vida' de la primera parte nac¨ªa de la arrogancia de la juventud. Ahora hay otras opciones, de acuerdo. Pero todo surge de la decepci¨®n. No creo que la respuesta adecuada sea que sustituimos antiguas adicciones con estas nuevas tecnol¨®gicas. No va de eso. Si eres nativo digital -yo no lo soy, mis hijos s¨ª- lo ves desde otra perspectiva. Lo que s¨ª s¨¦ es que no amortiguan la soledad".
A Boyle no le ha importado juguetear con los iconos. "Entiendo que ten¨ªa una responsabilidad. Pero mi obligaci¨®n es una buena historia". A pesar de todo, hay un discurso Elige..., y esta vez estaba se?alada en la filmaci¨®n. "Ahora ya no es un mantra, ni un chute de rock, de punk. Quisimos olvidarnos de cualquier expectativa, pero s¨ª, me preocupaba esa noche de rodaje". Y tambi¨¦n ha dejado atr¨¢s cualquier atisbo de cr¨®nica social: "Nos pill¨® el Brexit en mitad del rodaje. No encajaba en la trama ni con calzador. En Escocia fue un terremoto. Nos mat¨® la little England, esa sociedad movida por la nostalgia rid¨ªcula, y la falta de liderazgo. ?Sabes que nos pas¨® en el rodaje? No sab¨ªamos sin dejar los euros o no, y cuando rodamos en la puerta del Parlamento escoc¨¦s pusimos todas las banderas posibles [risas]. ?Para no cerrarnos ninguna posibilidad!".
El director cuenta un secreto al final: "Rob¨¦ la conclusi¨®n de Trainspotting de Memorias del subdesarrollo, de Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea. En esta ocasi¨®n, dud¨¦ y dud¨¦. Y no lo encontr¨¦ hasta cuatro semanas despu¨¦s de rematar el montaje. Pero es bueno, ?eh?".
Babelia
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