Nesciencia
En su ¨²ltimo libro 'La prisi¨®n transparente' Antonio Gamoneda roe el hueso de lo existencial
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En su recientemente publicado libro de poemas con el t¨ªtulo La prisi¨®n transparente (Vaso Roto), Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) se entrega a esa extrema sabidur¨ªa invernal del no saber, un asc¨¦tico ejercicio de despojamiento de todo lo circunstancial y aleatorio, quiz¨¢s en busca del puro hueso de lo existencial. En este sentido, la prisi¨®n transparente es una especie de c¨¢rcel del esp¨ªritu que se retrae y recoge. La concisa f¨®rmula elegida por este poeta como letan¨ªa verbal es un ¡°no s¨¦¡±, pero que se repite gr¨¢ficamente en forma vertical, aunque, no pocas veces, en diagonal, lo que produce un efecto visual escalonado, siempre quedando en el aire lo que cada pelda?o tiene de ascenso y descenso. Me parece muy importante la incertidumbre de esta conjugaci¨®n interlineal tan sucinta por lo que tiene de escansi¨®n r¨ªtmica, que anima esta reflexi¨®n extrema sobre lo despojado, y por lo que este intervalo genera de distanciamiento entre la negaci¨®n y la sapiencia, produciendo de esta manera un mutuo desequilibrio entre ambos t¨¦rminos. Se enclava esta ¡°negaci¨®n de la negaci¨®n¡±, a mi modo de entender, en la m¨¦dula hist¨®rica de la mejor poes¨ªa espa?ola, entre Juan de la Cruz y Quevedo, ambos ardientes prisioneros de s¨ª mismos en pos de liberadora humillaci¨®n, que es el retorno a la tierra, lo original del origen.
Le cabe al arte, en un mundo alocadamente afirmativo como el nuestro, el recurso de la negaci¨®n, pero sin entregarse al nihilismo. Es lo que se expresa con el poder de su no poder, como el pensamiento se hace sabio mediante su inutilidad: una acci¨®n retroactiva tan necesaria en un hoy tan est¨²pidamente pragm¨¢tico que lo devora todo menos lo fundamental. Gamoneda como poeta se ha sustra¨ªdo de este apocamiento, pero ahora, en su ya alta edad, quiere rendirse cuentas royendo el hueso de lo existencial hasta el fondo, encerr¨¢ndose en su cristalina prisi¨®n, priv¨¢ndose hasta de la menor hip¨¦rbole.
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Le resta en esta tarea de librarse de las excrecencias de s¨ª mismo, y as¨ª atisbar mejor lo que queda de s¨ª, la voluntad er¨®tica, una operaci¨®n comprometidamente dolorosa por transitiva. Se abandona todo en este tr¨¢nsito en pos de recuperar la inocencia perdida. ¡°No obstante, / hay soluci¨®n;¡± ¡ªescribe Gamoneda¡ª ¡°s¨ª, / hay soluci¨®n universal pero, no obstante, hay tambi¨¦n / efectivamente, hay en m¨ª / en imprudente analog¨ªa (con la verdad se entiende), un pensamiento / que excede las negaciones y las afirmaciones; excede, incluso, la / veracidad de los espejos. / Voy/ a decirlo: / Yo / amo¡±.
Este fervor amoroso, injustificado e injustificable, se mantiene en vilo, como la infernal diagonal del dolor del Cristo suplicante en el Huerto de los Olivos sin obtener respuesta, pero tambi¨¦n en la esperanzada ascensi¨®n celeste de Jacob. No s¨¦ yo tampoco cu¨¢l es el enigma de esta senda vertical hollada por Gamoneda, pero comparto, conmovida, su verdad, la de su prisi¨®n transparente.
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