Una novela en torno a un hueco (y a una mesa)
Marian Izaguirre profundiza sobre la construcci¨®n de una identidad a partir de lo que dicen los otros en su nueva novela 'Cuando aparecen los hombres'
La vida transcurre alrededor de una mesa. En torno a ella se forjan relaciones, se reviven historias y se construyen otras. En una comida de amigos hasta los ausentes se hacen presentes. La ausencia o las ausencias, la mesa, las recetas que se degustan y las cocinas donde se preparan son elementos sobre los que crecen algunas de las mujeres que protagonizan Cuando aparecen los hombres (Lumen), la ¨²ltima novela de Marian Izaguirre (Bilbao, 1951).
La autora destaca a una protagonista, Teresa Mendieta, dice que los dem¨¢s personajes son secundarios, aunque reconoce que con mucho peso y entidad, "muy potentes". Cada uno creado con todo detalle, con una historia que podr¨ªa saltar de esta novela y formar otra independiente. Estos secundarios ayudan a que el personaje principal se construya, "lo agrandan": "La identidad de Teresa Mendieta sigue creciendo en voz de los dem¨¢s, a partir de lo que dicen, imaginan o recuerdan de ella". Para explicar esto, Izaguirre introduce en el libro un recurso muy visual -"pienso en im¨¢genes", aclara-: un espejo roto. Cuando un espejo se resquebraja y sus trozos no caen al suelo siguen reflejando im¨¢genes, pero como si de un cuadro cubista se tratara las rompe, muestra distintas facetas, como si estuvieran tomadas desde distintos ¨¢ngulos. Devuelve una imagen distorsionada. "Esto es lo que ocurre cuando desaparecemos y los dem¨¢s tienen que recomponernos".
Pedir un deseo
En Cuando aparecen los hombres hay varios escenarios muy vividos por su autora. Parte de la historia transcurre en la ciudad natal de esta bilba¨ªna. En la misma Bizkaia, concretamente en San Juan de Gaztelugatxe, transcurre uno de los puntos de inflexi¨®n de la novela. Sobre este lugar se dice que quien toca tres veces la campana puede pedir un deseo. Marian Izaguirre pedir¨ªa dos: "Salvarme de m¨ª misma" y que esta novela le haga olvidar las alegr¨ªas de la anterior, que funcion¨® muy bien y que ha sido traducida a varios idiomas. Eso significar¨ªa que esta ha ido mejor.
De esta manera, Izaguirre reconstruye a Teresa Mendieta en Cuando aparecen los hombres desde distintos puntos de vista, el de sus amigos o conocidos, desde los que conviven o han convivido con ella y luego hay huecos, vac¨ªos que se rellenan con la imaginaci¨®n. Silvia Querini, la editora de Izaguirre, durante una comida con varios periodistas el 9 de febrero -d¨ªa que el libro sal¨ªa a la venta- en la que se reprodujeron algunos de los platos que tambi¨¦n tienen un papel en la novela, alaba el trabajo de la autora diciendo que es su obra m¨¢s madura, precisamente porque ha construido a partir de un hueco, de algo desconocido.
Izaguirre reconoce que desde hace mucho tiene la fascinaci¨®n de escribir una novela en la que el protagonista muriera o desapareciera al principio y la historia siguiera sin ¨¦l. Ya lo intent¨® con Le¨®n dormido (2005) pero no lo consigui¨®. Para saber si lo ha logrado o no, hay que llegar al final de Cuando aparecen los hombres. Y no es costoso hacerlo porque, a pesar de la dureza y de las historias desasosegantes que encierra, se lee muy f¨¢cil, siguiendo una de sus m¨¢ximas que tom¨® de Milan Kundera: "Las novelas tienen que ser f¨¢ciles de leer y dif¨ªciles de entender. Otro de sus signos de identidad es alternar voces, tiempos, lugares: el Cant¨¢brico y el Mediterr¨¢neo, principios del siglo XX y la costa Brava en los sesenta a la que lleg¨® Teresa Mendieta, esta y su alter ego, Elizabeth Babel, de la que la separan unos cien a?os. Dos mujeres mudas, Elizabeth carece de voz real y Teresa no tiene voz emocional. Dos tiradoras de esgrima. "Dos luchadoras", incide la escritora que a pesar de simultanear estos momentos escribe sin hacerse esquemas.
Dos mujeres que quedan marcadas cuando aparecen los hombres, ?o m¨¢s bien cuando desaparecen? "No, no, cuando llegan a sus vidas es cuando se produce el cataclismo interior", asegura Izaguirre en una entrevista con EL PA?S antes de sentarse en torno a la mesa de comida-presentaci¨®n de la novela. "Cuando dejan de estar solas y de ser un clavo se convierten en un tornillo que forma parte de otro cuerpo extra?o. Pero cuando m¨¢s enajenadas est¨¢n, ellos desaparecen, por tanto pasan a la categor¨ªa de leyenda, los idealizan".
Otro de los "mandamientos" de Izaguirre como escritora es que algunos elementos salten de entre sus novelas, como una especie de hilo que las hilvana. As¨ª, esta hered¨® de la anterior, La vida cuando era nuestra (Lumen, 2013), la culpa. La que siente Teresa en el catastr¨®fico suceso acaecido en San Juan de Gaztelugatxe -?por qu¨¦ no se tir¨® al mar para salvar a su primer amor? ?alguien se lanzar¨ªa si fuera necesario rescatarla a ella?, estas preguntas surgen a partir de las reiterativas apariciones del m¨²sico Enrique Granados, que muri¨® en el Canal de la Mancha ahogado junto a su mujer cuando intentaba salvarla-. El pr¨®ximo libro, que ya ronda por su cabeza, tomar¨¢ de Cuando aparecen los hombres la desaparici¨®n. Explica la escritora c¨®mo una novela empieza con un grano de arena que pertenece a una playa que puede sorprender al propio autor por no ser lo que espera. Por ahora, la futura se la imagina en una ciudad parecida a Bilbao sin serlo y confirmando que piensa en im¨¢genes cuenta que se ha imaginado un edificio art dec¨® que tendr¨¢ alg¨²n papel. Volver¨¢ su literatura a verse, a olerse, a degustarse -como los guisos que se preparan- y o¨ªrse con la m¨²sica de Granados, ya se oy¨® la de Satie en La vida cuando era nuestra. "Somos cinco sentidos", explica Izaguirre
Babelia
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