T¨²nez despu¨¦s de la ¡®primavera ¨¢rabe¡¯
Mohamed Ben Attia estrena 'Hedi', una historia de amor que analiza las tensiones de lo viejo y lo nuevo en el pa¨ªs africano
Se sabe lo que ocurri¨® de la forma en que se conoce un dato; un relato as¨¦ptico, distanciado. Un universitario que vend¨ªa legumbres y frutas en la calle se quem¨® a lo bonzo para protestar porque le requisaran la mercanc¨ªa y prendi¨®, con su ejemplo, las primaveras ¨¢rabes. El 14 de enero de 2011, apenas un mes despu¨¦s, una multitud oblig¨® al tirano Ben Al¨ª a abandonar un gobierno al que se aferraba desde 1987. Hoy, con baches ¡ªatentados, hundimiento del turismo, choque entre el conservadurismo isl¨¢mico y el laicismo¡ª, T¨²nez carga con las expectativas propias pero sobre todo ajenas de haber sido el pa¨ªs donde el cambio arraig¨®. Trajo democracia. Mohamed Ben Attia (T¨²nez, 1976), con su primer largometraje Hedi, un viento de libertad (premio a mejor ¨®pera prima en la Berlinale), lo que hace es justamente alejarse del dato para contar, con una historia, mediante sentimientos cruzados, el antes y el despu¨¦s y la dif¨ªcil convivencia en ese lugar de contradicciones que sigue siendo T¨²nez. ¡°No es un retrato de la revoluci¨®n, sino un ensayo intimista sobre el paso de la resignaci¨®n, del silencio por miedo, al inconformismo, ?al amor!¡±, declara Ben Attia.
Hedi es vendedor de Peugot y est¨¢ a punto de casarse con una mujer que eligi¨® su madre. Su hermano emigr¨® a Francia y viene de visita por la boda; ¨¦l sigue en Kairouan, en una casa de los arrabales de la ciudad ¡ªla cuarta m¨¢s sagrada del Islam¡ª con la v¨ªa sin asfaltar, en la que la madre est¨¢ haciendo obras para que pueda instalarse con su futura esposa sin compartir con ella la puerta de acceso. Pero las ventas del concesionario no remontan y el jefe le pide que se desplace a Mahdia y toque puerta por puerta si es necesario. La peque?a localidad costera, a unos 120 kil¨®metros, que sol¨ªa vivir de la pesca de su puerto, desde hace tiempo atrae al turismo de resort y todo incluido de bajo coste y alberga festivales de arte. En la playa conoce a Rym, animadora en un hotel, y se enamora de ella. Y ah¨ª, en esa relaci¨®n que obliga a Hedi a confrontar a su prometida y a su madre, convergen y entran en disputa las dos T¨²nez, que se preguntan por un futuro que ha de surgir con el benepl¨¢cito de ambas. ¡°Ten¨ªa que ocurrir en Kairouan: por su patrimonio hist¨®rico, porque lo que supone para la religi¨®n realza en la pel¨ªcula el peso de los valores familiares tradicionales, las cadenas de la convenci¨®n¡±.
Mirar adelante, los j¨®venes y el futuro de T¨²nez
Mohamed Ben Attia tiene un peque?o restaurante italiano en la capital. En ¨¦l se congregan j¨®venes a los que el cine del maestro tunecino m¨¢s rese?able, Ferid Boughedir, con pel¨ªculas como Un verano en la Goulette, ni les representa ni les dice nada. "Cualquier charla con ellos tiene que ver con el dinero: ?Tienes un gran coche? Quieren saber sobre piscinas, hoteles de lujo, sobre viajes", cuenta. Siguen teniendo la sensaci¨®n de que en el pasado todo era mejor y quieren dar el pelotazo. R¨¢pido y sin esfuerzo. Por eso Ben Attia defiende que habr¨ªa que facilitar alguna medida para que los j¨®venes pudieran espolearse fuera de sus fronteras, para valorar distintamente lo que s¨ª tienen en casa. ?l est¨¢ tratando de levantar un proyecto de educaci¨®n a trav¨¦s del cine. Quiere experimentarlo de forma piloto en T¨²nez capital y tratar de expandirlo por las escuelas de todo el pa¨ªs. Consiste en juntar a estudiantes de entre 10 y 15 a?os de distintos entornos para, entre todos, repartiendo las responsabilidades, grabar un corto. "Empezar¨ªan de cero. Tendr¨ªan que elegir la historia y, solo con esa discusi¨®n, se abrir¨ªa un debate que facilitar¨ªa preguntas que hoy por hoy y desde hace mucho tiempo no se hacen".
De zonas del entorno, como Msaken, provienen muchos de los muchachos que se unieron al Estado Isl¨¢mico y combatieron en Siria, de los terroristas que golpearon en Europa. Naciones Unidas contabiliz¨® unos 5.000 tunecinos y m¨¢s de 800 habr¨ªan regresado ya. En un pa¨ªs de 11 millones de habitantes con un sector servicios muy desarrollado, uno de los m¨¢ximos exportadores de aceite de oliva y, seg¨²n el New York Times, el m¨¢s cosmopolita y con mejor educaci¨®n del mundo ¨¢rabe, este reverso es otra realidad con la que lidiar. ?C¨®mo? ¡°Nos equivocar¨ªamos si pens¨¢ramos que todo lo que se requiere ahora es desarrollo econ¨®mico, ser¨ªa como pensar en la felicidad sin realizaci¨®n personal. El turismo volver¨¢. Ocurri¨® en Madrid, y se levant¨®; en Par¨ªs, que siempre seguir¨¢ siendo Par¨ªs. Tenemos un entorno natural privilegiado, playas, el S¨¢hara. Que los atentados son un peligro para el joven proceso democr¨¢tico es obvio pero en cuanto T¨²nez sea un poco m¨¢s seguro remontar¨¢. Hay que desterrar el pesimismo y centrarse en la base: la educaci¨®n¡±, arguye Ben Attia.
?l regres¨® desde Francia y cree que quedarse para trabajar es el mejor ejemplo que pueden dar los intelectuales, que deben alejarse de los discursos moralizantes. El ¨¦xito de su pel¨ªcula en cert¨¢menes extranjeros sirvi¨® para que la vieran m¨¢s en T¨²nez. Necesitan a¨²n ese espejo, cree Ben Attia, que alguien respalde la validez de su trabajo, para creerse tan capaces como cualquiera. ¡°Si hace 20 a?os me dijeran que aqu¨ª podr¨ªa haber levantado de la nada una historia que ten¨ªa en la cabeza, haber hecho una pel¨ªcula, no lo habr¨ªa cre¨ªdo¡±.
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