¡®Fresa y chocolate¡¯ ?segunda parte?
En ¡®?ltimos d¨ªas en La Habana¡¯, el cubano Fernando P¨¦rez realiza un homenaje a Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea continuando con la vida del personaje de Jorge Perugorr¨ªa
Diego pasa sus ¨²ltimos d¨ªas en la cama, carcomido por el sida, consumido por el maldito VIH, en un apartamento sin agua y en ruinas que es su ¨²nica posesi¨®n. A su lado est¨¢ Miguel, otro cuarent¨®n que parece no rozarse con el mundo que le rodea: para pagar las facturas de ambos lava platos en un restaurante mientras espera los papeles que le permitan viajar a EE UU. Ambos pasan, como anuncia el t¨ªtulo del filme, sus ?ltimos d¨ªas en La Habana, una ciudad volcada en sobrevivir y harta de debates ideol¨®gicos.
Fernando P¨¦rez (La Habana, 1944) conoce la urbe a la perfecci¨®n. Y le conocen: es uno de los m¨¢s reputados cineastas cubanos. Sin embargo, esta historia no se le ocurri¨® a ¨¦l, sino que le lleg¨® a la puerta de su casa "Apareci¨® un chaval, Abel Rodr¨ªguez, que me cont¨® que trabajaba en un banco y que si pod¨ªa leer un guion suyo. Me gustaron sus di¨¢logos, sus personajes, pero recordaba demasiado a Fresa y chocolate. Le ped¨ª a Abel otras de sus historias, y encontr¨¦ el n¨²cleo central en otra. Sent¨ª que eso palpitaba". Hicieron muchas pruebas de reparto, especialmente para el papel de Diego, "y al final qued¨® Jorge Rodr¨ªguez, que huy¨® de la caricatura".
As¨ª surge el gui?o de P¨¦rez hace al espectador, al llamar Diego a uno de sus protagonistas, igual que el personaje que encarn¨® Jorge Perugorr¨ªa en Fresa y chocolate (1993), de Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea y Juan Carlos Tab¨ªo. "Es y no es una continuaci¨®n. Mi pel¨ªcula le debe mucho a la de Tit¨®n [sobrenombre de Guti¨¦rrez Alea] y Tab¨ªo, y les hago un homenaje. Lo hice con toda mi intenci¨®n. No solo su cine, es que mi primera asistencia de direcci¨®n fue con Tint¨®n en Una pelea cubana contra los demonios [1972]. Tambi¨¦n sirve como nuevo abordaje a la gente a la que retrat¨¦ en mi documental Suite Habana. Han transcurrido 15 a?os, pero esos personajes no han cambiado en su forma de sobrevivir. As¨ª que hay un gran porcentaje de Fresa y chocolate? y otra parte de Suite Habana". Su c¨®ctel final, ?ltimos d¨ªas en La Habana, se ha estrenado dentro de Berlinale Special.
A la sombra de EE UU
Para Fernando P¨¦rez no puede ser de otra manera. "Cuba siempre estar¨¢ interrelacionada con EE UU. No me acuerdo qu¨¦ pol¨ªtico estadounidense dijo, cuando nos independizamos, que Cuba ten¨ªa un destino manifiesto, marcado por nuestra cercan¨ªa geogr¨¢fica". Incluso desde hace d¨¦cadas el lenguaje cubano est¨¢ lleno de referencias a lo que ocurre a pocos kil¨®metros en la costa de Florida. "Y no hablo de estos tiempos de Internet, con la globalizaci¨®n, sino de cuando ¨¦ramos los ¨²nicos hispanos que dec¨ªamos okay. En fin, gran parte de Cuba vive all¨¢. La relaci¨®n ser¨¢ inevitablemente estrecha. Yo quisiera que se avanzara en la perspectiva que comenzaron mi pa¨ªs y Obama en diciembre. No s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢ ahora con el fen¨®meno Trump, pero sospecho que avanzaremos inevitablemente, que Trump solo ser¨¢ circunstancial".
El cineasta recuerda perfectamente sus primeros pasos en el cine a inicios de los setenta, de la mano de Guti¨¦rrez Alea. "En aquella ¨¦poca estaba obsesionado con el vestuario. ?l quer¨ªa que la ropa de Una pelea cubana se viera usado, y no como en las pel¨ªculas de Hollywood, que parece de muestrario. Cada noche ve¨ªamos un filme para no parecernos a eso. Ah¨ª estaba el rigor de la b¨²squeda". A P¨¦rez le toc¨® vigilar el proceso durante 20 d¨ªas en un taller de costura. "Acab¨¦, Tit¨®n vio el vestuario, y me dijo: 'Esto es exactamente lo que no quiero". A aquel joven asistente se le vino el mundo abajo. "Al d¨ªa siguiente fui a dimitir y me par¨®: 'No te vas a ir porque yo tampoco s¨¦ lo que quiero. Pero no perdamos el rigor de la b¨²squeda".
?Y Cuba no mejora? "?Sabes en qu¨¦ ha cambiado? En que los valores empiezan a relativizarse. Ahora vemos personajes cuyas actitudes podr¨ªan ser reprobables desde el punto de vista ¨¦tico y yo no quiero que sean juzgados. Con la pel¨ªcula espero que el espectador se plantee porqu¨¦ los personajes act¨²an as¨ª. Gran parte de la poblaci¨®n cubana est¨¢ m¨¢s interesada en solucionar sus problemas diarios que los compromisos con lo general de la sociedad. Con ?ltimos d¨ªas en La Habana sabemos c¨®mo vive la gente de la calle, que no aparece habitualmente ni en el cine ni en los medios. Yo no protesto, constato". Por eso ha rodado en escenarios reales, sin figuraci¨®n profesional. "Mi intenci¨®n es recuperar la idiosincrasia del cubano, en la que la inmediatez de la supervivencia va siempre hacia lo positivo, hacia la solidaridad".
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