17.000 libros para descubrir c¨®mo le¨ªan Borges, Bioy y Ocampo
La Biblioteca Nacional argentina recibir¨¢ en donaci¨®n la biblioteca de una de las parejas literarias m¨¢s c¨¦lebres del pa¨ªs
"No hab¨ªa ni una sola pared que no fuera biblioteca" en el enorme apartamento del centro de Buenos Aires que compartieron durante 45 a?os los escritores Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares. As¨ª lo recuerda Ernesto Montequ¨ªn, comisario del archivo de Ocampo y uno de los m¨¢ximos conocedores de esa "biblioteca-r¨ªo" de 17.000 vol¨²menes que se desparramaba por los 697 metros cuadrados de la casa. Los libros, clasificados por idiomas, eran le¨ªdos, rele¨ªdos y anotados en los m¨¢rgenes por el matrimonio y por quien durante a?os fue el amigo inseparable de Bioy Casares, Jorge Luis Borges. Entre ellos hay primeras ediciones, pruebas de galera, cuentos corregidos a mano y libros con dedicatorias como la que Borges escribi¨® para Ocampo en un ejemplar de Discusi¨®n: "A Silvina, claridad, dedico estas sombras". Bioy Casares quer¨ªa que esa colecci¨®n fuese donada a la Biblioteca Nacional argentina (BN) tras su muerte, pero su deseo ha tardado 18 a?os en hacerse realidad. Primero, este tesoro literario se dividi¨® en 10 lotes destinados a la venta. Despu¨¦s, se reuni¨® entero en 330 cajas en un dep¨®sito en alquiler. Finalmente, "la biblioteca privada m¨¢s importante de la Argentina que queda fuera de colecciones p¨²blicas va a ser donada a la Biblioteca Nacional", anunci¨® ayer con gran satisfacci¨®n el titular de la instituci¨®n, Alberto Manguel.
Los herederos de Bioy Casares y un grupo de donantes firmaron ayer una carta de intenci¨®n para formalizar la compraventa de la biblioteca de una de las parejas m¨¢s c¨¦lebres de la literatura argentina por 400.000 d¨®lares. Una vez que se concrete la operaci¨®n, los 17.000 vol¨²menes pasar¨¢n a la BN. "Este es un primer paso para la reintegraci¨®n de tesoros nacionales a la Argentina. Tenemos que detener la fuga de tesoros al extranjero. No solo por nosotros, sino por los lectores por venir", dijo Manguel a la prensa.
La biblioteca abarca desde ejemplares de fines del siglo XIX, de los padres de Bioy Casares y Ocampo, hasta libros adquiridos por el autor de La invenci¨®n de Morel pocos a?os de su muerte, a las puertas del siglo XXI. Hay libros de cuentos de la menor de las hermanas Ocampo anotados con su caligraf¨ªa a¨²n infantil, una gran colecci¨®n de folletos de la vanguardia surrealista que la escritora se trajo desde Francia y libros extranjeros llenos de notas de Borges y Bioy Casares, como un ejemplar de Finnegans Wake, de James Joyce.
El mayor valor de la donaci¨®n reside en que permitir¨¢ saber m¨¢s sobre qu¨¦ le¨ªan y c¨®mo le¨ªan estos tres grandes de la literatura argentina. "No es una biblioteca de bibli¨®filos, sino de uso", dicen los investigadores Laura Rosato y Germ¨¢n ?lvarez, quienes rastrean por todo el mundo las anotaciones que el autor de El Aleph acostumbraba a dejar en las guardas de los libros. "Hay un trabajo en conjunto de Bioy y Borges en los ejemplares que adquire un valor documental y con ello se pondr¨¢ una puesta en valor de conservaci¨®n y de trabajo de investigaci¨®n. Es una biblioteca viva", agregan. Manguel, quien visit¨® la casa al menos una vez por semana durante su adolescencia para leer a un Borges ya ciego recuerda que los escritores "sab¨ªan donde estaban todos los libros sin necesidad de cat¨¢logo". "Borges tra¨ªa libros y los dejaba all¨¢. Borges y Bioy se mataban de risa, se divert¨ªan como locos", comparte sobre las horas vividas en esa casa.
Algunos de los vol¨²menes est¨¢n dedicados por escritores contempor¨¢neos, lo que "tambi¨¦n permitir¨¢ reconstruir la trama de relaciones" de los tres escritores con colegas de Argentina y de otros pa¨ªses, en especial espa?oles y latinoamericanos. "No van a alcanzar nuestras vidas para esto", dicen Rosato y ?lvarez. Los investigadores preparan la apertura del Centro de estudios internacionales Jorge Luis Borges en el edificio que ocupaba la Biblioteca Nacional cuando ¨¦l la dirigi¨® (1955-1973).
Fruto del desgaste de las numerosas lecturas y los a?os pasados en cajas, muchos de los libros ser¨¢n curados primero por las manos expertas de los conservadores y restauradores de la BN antes de integrarse a su colecci¨®n definitiva. "Se van a mostrar al p¨²blico algunos ejemplares, queremos que los argentinos vean lo que tenemos", dijo Manguel. El titular de la BN y los investigadores conf¨ªan en que esta experiencia in¨¦dita sea la primera de muchas m¨¢s para evitar que los grandes tesoros de la literatura argentina se dispersen en colecciones privadas, lejanas y casi inaccesibles.
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