La Sala de los Reyes a un palmo de distancia
Los trabajos de restauraci¨®n en la Alhambra permitir¨¢n disfrutar de la belleza de un espacio que aclara ciertos malentendidos hist¨®ricos
Muhammad V, sult¨¢n nazar¨ª de Granada, rein¨® dos veces, inaugurando una tendencia que seguir¨ªan sus descendientes. Alg¨²n familiar te la jugaba y hab¨ªa que abandonar el poder para luego, en un movimiento inverso, volver a reconquistarlo. En su segundo reinado, entre 1362 y 1391, el rey orden¨® construir el espacio probablemente m¨¢s conocido de la Alhambra: El Palacio de los Leones, que alberga el patio del mismo nombre. Adyacente a ¨¦ste, a su norte, la Sala de los Reyes. Y en su techo, tres b¨®vedas policromadas que impresionan por su belleza, por las escenas que describen y por ense?anzas hist¨®ricas que, sin querer, transmiten. Visibles durante siglos, el deterioro que sufr¨ªan oblig¨® a cerrar la estancia en 2006. Ahora, una d¨¦cada despu¨¦s, se inicia la ¨²ltima fase de restauraci¨®n que permitir¨¢, en unos meses, abrirla de nuevo al p¨²blico. EL PA?S ha accedido a las b¨®vedas acompa?ado por los restauradores para conocer de primera mano los trabajos.
Al subir a la primera b¨®veda, la lateral, dos sensaciones golpean: la belleza de las policrom¨ªas y el da?o que han sufrido. Elena Correa, Jefa de Restauraci¨®n de la Alhambra, explica que ¡°las b¨®vedas surgen a partir de soportes de madera en forma de barca ¡ªnada noble, por cierto, pino y chopo del entorno¡ª y su interior est¨¢ forrada con piel de caballo a modo de lienzo¡±. Construidas y policromadas sobre el suelo, fueron izadas al techo una vez terminadas. A un palmo de distancia, llama la atenci¨®n el tama?o, algo menor que el real, de las figuras humanas y su colorido. Tambi¨¦n el grosor del pellejo, una piel en absoluto delgada, probablemente engrosada por la imprimaci¨®n. Tambi¨¦n se perciben las costuras en zigzag que unen las pieles.
Luisa Garc¨ªa y Eduardo Mendoza, restauradores y responsables de esta ¨²ltima fase de trabajo, explican que durante los primeros cinco siglos, las policrom¨ªas se mantuvieron bastante bien. Una actuaci¨®n desafortunada sobre la cubierta exterior en 1855, sin embargo, convirti¨® las pinturas en v¨ªctimas permanentes del agua, el calor y la falta de ox¨ªgeno. En el siglo y medio transcurrido hasta su cierre al p¨²blico en 2006, el deterioro fue mayor que en los cinco siglos previos.
Al mirar la pintura se perciben las fisuras que el agua ha producido entre los distintos lienzos de piel, en ocasiones de varios cent¨ªmetros. Afortunadamente la pintura ¡ªtemples a la cola¡ª no aparenta gran quebranto. Los restauradores estiman que ¡°el 80% es original¡±. El resto, o se modific¨® o se ha perdido.
Sobre los actuales trabajos de restauraci¨®n, Reynaldo Fern¨¢ndez Manzano, director del patronato de la Alhambra, explica que ¡°por primera vez, se ha trabajado con metodolog¨ªa cient¨ªfica para restaurar estas pinturas. En ocho meses estar¨¢ finalizado y, tras una intervenci¨®n en las yeser¨ªas de las paredes sobre las que se asientan estas b¨®vedas, el p¨²blico podr¨¢ disfrutar de este espacio ¨²nico en el mundo¡±.
Los entresijos de las pinturas tambi¨¦n sorprenden porque, m¨¢s all¨¢ de la historia que describen, destruyen creencias de siglos que resultan no ser del todo ciertas. La primera, que la pintura figurativa no cabe en el arte musulm¨¢n. La segunda, que la Reconquista ¡ªesa historia de casi ocho siglos que arranca en Covadonga y finaliza en Granada¡ª fue una historia solo b¨¦lica de espadazos sin m¨¢s entre cristianos y musulmanes.
La tres b¨®vedas incluyen figuras humanas y animales. La central, que da nombre a la sala, muestra a 10 hombres ¡ªreyes o, quiz¨¢, juristas o nobles¡ª presididos por el que parece ser Muhammad V. Jos¨¦ Miguel Puerta Vilches, arabista y profesor de Arte Nazar¨ª, aclara: ¡°En todas las ¨¦pocas y geograf¨ªa del islam han representado la pintura figurativa, evidentemente, con sus especificidades. Es a Dios a quien no representan como humano y no utilizan im¨¢genes en los lugares de culto¡±. Adi¨®s al primer mito.
El siguiente mito se rompe atendiendo a la autor¨ªa del estilo. Puerta Vilches explica que ¡°la autor¨ªa de la pintura central parece musulmana en composici¨®n, l¨ªnea y gestos. En cambio, las dos laterales son de artistas, musulmanes o no, con una fuerte influencia cristiana, resultado de la profunda relaci¨®n entre ambas partes. Son, de hecho, un ejemplo de mestizaje cristiano musulm¨¢n y de transferencia de t¨¦cnicas y tem¨¢ticas pict¨®ricas con escenas cortesanas y de caballer¨ªa de toque g¨®tico o provenzal¡±. En definitiva, cristianos y musulmanes se relacionaron m¨¢s de lo que se nos hizo creer. Muhammad V tuvo una fuerte relaci¨®n con Pedro I, rey cristiano de Castilla. El nazar¨ª pagaba impuestos al cristiano. Un motivo m¨¢s para no tener prisa en cortarle la cabeza al musulm¨¢n. La Reconquista es una historia de religi¨®n y guerras pero tambi¨¦n de pol¨ªtica y econom¨ªa.
El trabajo de los restauradores de la Sala de los Reyes no pasa por retrotraer la obra al 1380. Los c¨¢nones actuales obligan a que se diferencia lo original de lo restaurado. Tras los trabajos iniciales en el exterior de las b¨®vedas, en el que se alej¨® de las pinturas todo riesgo de agua y cambios de temperatura, esta ¨²ltima fase, explican los restauradores Luisa Garc¨ªa y Eduardo Mendoza ¡°permitir¨¢ la comprensi¨®n de la obra original pero no intentamos reconstruir las pinturas exactamente como fueron¡±. Esto significa que el observador, desde el suelo, en la distancia, apenas percibir¨¢ cambios respecto al original. En la distancia corta, no obstante, un especialista podr¨¢ distinguir lo original de lo restaurado. Por ejemplo, la pintura nueva incluye una sustancia fluorada invisible a la luz del d¨ªa pero que, bajo una luz especial, brillar¨¢ marcando lo nuevo de lo original.
Madera y cuero
Luisa Garc¨ªa y Eduardo Mendoza son los restauradores a pie de obra en las b¨®vedas de la Sala de los Reyes. Su responsabilidad es paliar el deterioro de las pinturas y dejarlas en forma para los pr¨®ximos siglos. Mejor o peor, la obra mantiene un 80% original. Desde el siglo XIV hasta ahora, las b¨®vedas han sufrido restauraciones peri¨®dicas que no siempre han ayudado a mantenerlas. Es el caso, cuentan, de una actuaci¨®n especialmente desafortunada en 1855 que convirti¨® las pinturas en v¨ªctimas casi permanentes del agua, el calor y la falta de ox¨ªgeno. En el siglo y medio transcurrido hasta su clausura en 2006, el deterioro fue brutal y mayor que en los cinco siglos anteriores. En unos meses, las pinturas estar¨¢n, casi, en su estado original.
Babelia
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