Los solos de diarista
Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Mart¨ªn comparte sus razonamientos pol¨ªticos, sus destellos de felicidad o la p¨¦rdida de amigos en 'El arte de quedarse solo', ¨²ltimo volumen de su diario
Habr¨¢ que empezar a distinguir entre los diarios personales, concebidos como un h¨¢bito entre personas que encuentran en la escritura cotidiana un espacio de libertad (o de necesidad) que les satisface o les tranquiliza o lo que sea que signifique escribir sin pensar en nada m¨¢s que en la propia relaci¨®n con el mundo y la vida, y los diarios literarios, aquellos que desde el principio se conciben como un proyecto de libro y por tanto se ajustan a una po¨¦tica literaria en la que no caben, por ejemplo, las repeticiones, los tiempos muertos, el estilo descuidado o la menci¨®n a temas susceptibles de caer en la vulgaridad o en una intimidad que el escritor no desea para su texto. Si se publican los primeros es debido al inter¨¦s que suscita su autor o bien porque podemos leer el diario en cuesti¨®n como testimonio de una ¨¦poca, de una mentalidad, de un momento hist¨®rico, de un conflicto psicol¨®gico ¡ª?tiene sentido hablar de si la prosa despega o no en el diario de Ana Frank?¡ª. En cambio, los diarios literarios se publican porque est¨¢ en su ADN hacerlo, con ese fin se concibieron.
Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Mart¨ªn es un referente de estos ¨²ltimos. Hombre bien conocido y respetado en el mundo de las letras por las muchas facetas que ha ido adquiriendo su actividad intelectual ¡ªpoeta, excelente cr¨ªtico y estudioso de la poes¨ªa contempor¨¢nea, profesor en la Universidad de Oviedo y director de la revista Clar¨ªn¡ª, se inici¨® como cronista de la vida literaria con D¨ªas de 1989 y desde entonces es el autor de una ya larga serie de entregas de su diario (si digo una cifra, ¨¦l inmediatamente me corregir¨¢). No ha dejado de compartir con sus muchos lectores sus inquietudes, sus viajes, su pasi¨®n por ser m¨¢s inteligente que nadie, su actitud personal ¡ªes aficionado a leer y escribir en los centros comerciales, la soledad le empuja al bullicio; no se ha enamorado nunca, enamor¨¢ndose bastante; detesta trasnochar, le gusta hacer listas de cosas y es un lector incre¨ªblemente bien informado¡ª.
El ¨²ltimo volumen de su diario se titula El arte de quedarse solo (Renacimiento, 2017) y recoge anotaciones de 2015 y 2016. Garc¨ªa Mart¨ªn, sin embargo, se resiste a concebir sus entregas diar¨ªsticas como parte de una serie iniciada, dec¨ªamos, en 1989. Siendo as¨ª, aspira a que cada libro se sostenga por s¨ª mismo, y el texto de la contracubierta de El arte de quedarse solo refuerza esta idea al m¨¢ximo: ¨¢brase el libro al azar y cualquier p¨¢gina debe sostenerse por s¨ª misma. La calidad de p¨¢gina viene siendo una preocupaci¨®n m¨¢xima en nuestra literatura desde el 98; yo la veo una aspiraci¨®n tan sublime como peligrosa, pero en cualquier caso forma parte de nuestra tradici¨®n.
Y lo admirable en El arte de quedarse solo es que la apuesta de su autor sigue siendo exacta. El libro se lee con el mayor inter¨¦s porque entramos con facilidad en el mundo que nos abre Garc¨ªa Mart¨ªn ¡ªsu mundo de siempre, aunque con menos malicia que en sus comienzos¡ª. Y seguimos a esa voz conocida en sus razonamientos pol¨ªticos, en los ¡°improvisados¡± haikus, los destellos de felicidad o la p¨¦rdida de amigos a causa de su car¨¢cter dif¨ªcil. El escritor ha hecho de su independencia de criterio una especie de santo y se?a, con sus luces y sus sombras. Yo no comparto algunos de sus juicios, pero eso resulta enormemente estimulante.
El arte de quedarse solo. Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Mart¨ªn. Renacimiento, 2017. 343 p¨¢ginas. 19,90 euros
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