El legado oculto de un fot¨®grafo, Alfredo Cortina
Se exhibe por primera vez en Espa?a la obra de este autor, desconocido como artista, representativo de la fotograf¨ªa latinoamericana
Alfredo Cortina es un misterio. Como fot¨®grafo es el gran descubrimiento de la fotograf¨ªa latinoamericana. En el ¨¢mbito m¨¢s ¨ªntimo, a la sombra de su trayectoria como pionero de la radio y la telenovela venezolana, construy¨® un archivo ¨²nico de paisajes donde su mujer, la poetisa y autora de teatro Elizabeth Sch?n, tiene un lugar destacado. Nunca se consider¨® artista, ni nadie lo calific¨® como tal en vida. Sin embargo, a?os despu¨¦s de su muerte su obra se revela como la de aquel que, adelantado a su tiempo, de forma natural y sin pretenderlo, nos deja un importante legado art¨ªstico.
Un atlas para Elizabeth. Alfredo Cortina?da nombre a la exposici¨®n que acoge La F¨¢brica, en Madrid, en colaboraci¨®n con el Archivo de Fotograf¨ªa Urbana de Venezuela, que muestra por primera vez en Espa?a la obra de Cortina a trav¨¦s de 24 im¨¢genes en blanco y negro, realizadas entre 1950 y 1965. Elizabeth es el hilo conductor y eje vertebrador de esta serie de fotograf¨ªas; silenciosa y misteriosa musa y modelo del autor posa en dispares paisajes, rurales y urbanos. Paisajes ins¨®litos, a veces desasosegantes, que bajo la mirada medida y distante del fot¨®grafo nos hacen sentir el paso del tiempo, la raz¨®n de nuestra existencia, en una realidad a veces extra?a y desconocida. Al tiempo, La F¨¢brica presenta un nuevo tomo de su colecci¨®n PhotoBolsillo dedicado al artista, el cual presenta en 60 im¨¢genes una Venezuela caminando a la modernidad y el progreso.
¡°Es un fot¨®grafo ¨²nico, porque trabaja a contracorriente del discurso fotogr¨¢fico de la ¨¦poca¡±, se?ala Vasco Szinetar, comisario de la muestra. ¡°En un momento en el que la fotograf¨ªa estaba soportada sobre la idea de construir una imagen ¨²nica, como lo hac¨ªan sus coet¨¢neos Alfredo Boult¨®n o Manuel ?lvarez Bravo, Cortina se aparta y hace otra obra; se inventa una obra construida a partir de series. Es un adelantado del arte conceptual latinoamericano. Lo extraordinario es que construye la imagen desde una perspectiva totalmente desdramatizada, muy ambigua y perturbadora¡±. Su obra no podr¨ªa calificarse ni de paisaje ni de retrato, la ambig¨¹edad es su sello.
La afici¨®n por la fotograf¨ªa comenz¨® a los 14 a?os para este polifac¨¦tico venezolano y continuar¨ªa a lo largo de toda su vida. Naci¨® en 1903 en Valencia, Venezuela, donde se le recuerda fundamentalmente como hombre de la radio. Fue tambi¨¦n guionista de televisi¨®n, autor de radionovelas y programas culturales, as¨ª como de obras teatrales. Integrado en su entorno hist¨®rico y cultural, fue sensible a los avatares su tiempo. Muri¨® en 1988, sin dejar ning¨²n testimonio ni escrito ni hablado sobre su obra. Szinetar conoci¨® a Cortina en 1979 cuando cumpl¨ªa con el encargo de fotografiar a los pioneros de la cultura venezolana, sin sospechar que ante ¨¦l posaba un artista excepcional del que tendr¨ªa la oportunidad de estudiar su obra a?os m¨¢s tarde, como curador del Archivo de la Fotograf¨ªa Urbana. ¡°Descubr¨ª una obra que cada vez me sorprende m¨¢s¡±, cuenta el comisario, ¡°sus im¨¢genes son sumamente inquietantes. Se mueve en un espacio ambivalente donde los paisajes son totalmente diferentes. No buscan impactar. No es un fot¨®grafo que se relacione con el espectador para impresionarlo. Para impresionarlo tiene otro silencio, otra forma de construir las im¨¢genes¡±.
Durante m¨¢s de 30 a?os Elizabeth pos¨® impert¨¦rrita para su marido durante sus viajes y escapadas por la periferia de Caracas. Las im¨¢genes tomadas no eran casuales. ¡°Uno se da cuenta de que ya ten¨ªa conceptualizado lo que iba a hacer. Son im¨¢genes impecables que se resuelven en una sola foto. Cada imagen es ¨²nica, solo existe una toma en el negativo¡±, explica Szinetar. As¨ª, Elizabeth posa absorta en el bullicio de Manhattan, sujetando un libro entre los rieles de las v¨ªas del tren, o en el desolador paisaje cercano a Chichiriviche, bajo la atenta mirada de un perro. Siempre est¨¢ presente, pero son pocas las cosas que sabemos de ella. Su figura funciona como contraste, en este mundo de disparidades en el que nos sumerge el fot¨®grafo. Las im¨¢genes quedan construidas con su complicidad. ¡°Su mujer es parte de la operaci¨®n creadora donde participan los dos¡±, continua el comisario, ¡°ella se presta como una suerte de maniqu¨ª a una escena siempre perturbadora. Son escenarios desprovistos de heroicidad, sin ning¨²n romanticismo, donde podr¨ªa ocurrir cualquier cosa, hasta un crimen. Son muy particulares¡±.
El hallazgo de la obra de Cortina no ha pasado desapercibido. En el 2012 se expuso su obra en la Bienal de S?o Paulo, donde Luis P¨¦rez Orama, su director, le calificar¨ªa como ¡°un Cindy Sherman anticipado¡±. Dos a?os m¨¢s tarde el MoMa adquiri¨® 24 im¨¢genes para su colecci¨®n y las exhibi¨® en Paris Photo. ¡°Cortina es el descubrimiento de la fotograf¨ªa latinoamericana m¨¢s importante del momento. Conecta con el arte conceptual y es sumamente contempor¨¢neo. Trabaja un concepto seriado en un periodo sumamente largo de 40 a?os, lo que le hace ¨²nico¡±, concluye Szinetar.
?Un atlas para Elizabeth, Alfredo Cortina. La F¨¢brica. Madrid. Hasta el 21 de marzo.
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