Arrabal y la Fundaci¨®n Max Aub luchan por sus salas

La decisi¨®n del Ayuntamiento de Madrid de retirar los nombres de los dramaturgos Max Aub y Fernando Arrabal de la denominaci¨®n de las salas teatrales del centro Matadero, dependiente del consistorio, ha provocado una cadena de protestas. Entre ellas las de los propios afectados. Fernando Arrabal y la Fundaci¨®n Max Aub (que defiende el legado del autor tras su muerte en 1972) han enviado sendas cartas a la alcaldesa Manuela Carmena para pedirle que paralice la medida. ¡°Max Aub del mundo merec¨ªa su presencia en su amado Madrid. Por Max Aub¡­ ¨²nicamente¡±, escribe Arrabal.

Arrabal ha hecho p¨²blica su carta en Twitter. Es una postal decorada por ¨¦l mismo ¡°para rendir homenaje al prodigioso Max Aub, que de todo fuego hizo le?a¡­ los dos construimos tales castillos en el aire que no nos valen los escombros¡±, explica el escritor a este peri¨®dico. ¡°Siempre, antes y despu¨¦s, los ¡®malentendientes¡¯ monopolizan a los malentendidos incluso desde tiempos de la inquisici¨®n o el gulag. Creo que incluso yo a mis 85 (y hasta los 69 finales de Max Aub) seguimos creciendo al sudor de nuestros repudios¡±, a?ade.

La carta de la Fundaci¨®n Max Aub, firmada por su nieta Teresa ?lvarez Aub, recuerda que ¡°la recuperaci¨®n y el reconocimiento de la figura y de la obra de Max Aub, condenadas durante a?os al exilio y el olvido, (¡­) era un acto de justicia¡± y traslada su disconformidad con una decisi¨®n ¡°justificada con tecnicismos legales o ansias de vanguardia, ansias que Max hubiera compartido ampliamente¡±, subraya el texto.

Los nombres de Max Aub y Fernando Arrabal bautizaron los escenarios de Matadero en 2015 por voluntad de quien entonces era su director, Juan Carlos P¨¦rez de la Fuente. El equipo que en septiembre gan¨® el concurso del Ayuntamiento para suceder a P¨¦rez de la Fuente, encabezado por Mateo Feij¨®o, ha decidido sustituirlos por las denominaciones que ten¨ªan esos espacios cuando funcionaban como salas de despiece, Nave 10 y Nave 11, respectivamente, como inicio de una nueva etapa m¨¢s volcada hacia la investigaci¨®n teatral.

Jes¨²s Cracio, que dirigi¨® la obra con la que se inaugur¨® la sala Max Aub en mayo de 2015 (Tengo tantas personalidades que cuando digo te quiero, no s¨¦ si es verdad, basada en textos de Aub), a¨²n recuerda la emoci¨®n con que se vivi¨® el estreno. ¡°Pocos sab¨ªan que Elena Aub, su hija, estaba all¨ª. Cuando al acabar la funci¨®n la saludamos y evocamos a su padre, todo el p¨²blico se puso de pie¡±, recuerda Cracio. ¡°Cada nuevo que llega se empe?a en borrar lo de atr¨¢s. ?Espa?a es el pa¨ªs del olvido!¡±, exclama.

En la esfera pol¨ªtica tambi¨¦n ha habido reacciones. ¡°Desde el m¨¢ximo respeto a quien tiene la legitimidad para hacerlo, siento que se retire el nombre de Max Aub de una sala de teatro¡±, ha publicado en las redes sociales Ximo Puig, presidente de la Generalitat Valenciana y, como tal, miembro del patronato de la Fundaci¨®n Max Aub, que tiene sede en Segorbe (Castell¨®n) por la vinculaci¨®n del escritor con la regi¨®n (vivi¨® en Valencia desde 1914 hasta que estall¨® la Guerra Civil en 1936). El l¨ªder valenciano, seg¨²n fuentes de su entorno, est¨¢ especialmente implicado en la proyecci¨®n de la obra de Max Aub y no ha dudado en mostrar su desacuerdo con lo que considera una decisi¨®n ¡°incomprensible¡±.

Las cr¨ªticas han llegado incluso desde las filas de Podemos, partido integrado en la formaci¨®n que gobierna el Ayuntamiento de Madrid (Ahora Madrid). Jes¨²s del R¨ªo, que fue candidato a senador por Granada, escribe en la secci¨®n de debates de la web del partido: ¡°Pertenezco a Podemos desde sus inicios y esta decisi¨®n me ofende, porque es una torpeza y una injusticia, propia de la Espa?a m¨¢s ignorante y tradicional, a la que creo que nosotros no pertenecemos¡±.

El dramaturgo Jos¨¦ Ram¨®n Fern¨¢ndez, autor de la versi¨®n teatral de las novelas y textos que Max Aub incluy¨® en su obra El laberinto m¨¢gico,?estrenada la temporada pasada en el Centro Dram¨¢tico Nacional, se confiesa sorprendido. ¡°Si estos espacios van a dedicarse a las vanguardias esc¨¦nicas, no veo por qu¨¦ no pueden encajar Aub y Arrabal. Las primeras obras de Aub eran muy innovadoras. ?Y qu¨¦ decir de Arrabal, que sigue siendo vanguardista hoy?¡±, se?ala Fern¨¢ndez. ¡°La idea de sustituir sus nombres por n¨²meros me parece in¨²til. Y refleja cierta ignorancia sobre lo que significan estas figuras para la cultura espa?ola¡±, concluye el escritor.

Muchas otras voces han expresado su descontento en redes sociales y foros culturales. La autora Paloma Pedrero ha propuesto una acci¨®n coordinada por las diferentes asociaciones de la profesi¨®n teatral para pedir al Ayuntamiento que d¨¦ marcha atr¨¢s. ¡°Retirar un nombre para poner un n¨²mero es un ataque a la creaci¨®n¡±, opina Pedrero.

Ra¨²l Herrero, editor de Arrabal en Libros del Innombrable, tambi¨¦n quiere impulsar una batalla desde el sector editorial. ¡°Es un agravio enmascarado por la burocracia. ?Cu¨¢ntos dramaturgos vivos del presente y pasado siglo han estrenado obras en Rusia, en Nueva York, en Israel, en Italia, en Londres?", pregunta Herrero refiri¨¦ndose a Arrabal. ¡°M¨¢s que un insulto, habr¨¢ que inscribir este desprop¨®sito entre los honores que un pa¨ªs sin alma contin¨²a perpetrando contra lo mejor que produce la conciencia de nuestro siglo¡±, concluye el director y autor teatral Pollux Hern¨¢ndez, amigo personal de Arrabal.