De las rancheras al rap: machismo en las canciones mexicanas
Acad¨¦micas y escritoras especializadas en g¨¦nero analizan para EL PA?S cinco canciones y lanzan una invitaci¨®n hacia otros imaginarios amorosos y sexuales
Caf¨¦ Tacuba, una de las bandas m¨¢s populares de M¨¦xico ¨Cy de Latinoam¨¦rica¨C anunciaron hace un par de semanas que estaban pensando dejar de tocar en directo La Ingrata, uno de sus ¨¦xitos de 1984, al entender que podr¨ªa interpretarse como una apolog¨ªa del feminicidio: Por eso ahora tendr¨¦ que obsequiarte/un par de balazos pa¡¯ que te duela. Las redes sociales se incendiaron y el debate sobre el machismo en la m¨²sica mexicana volvi¨® una vez m¨¢s a colocarse en el centro de la mesa. EL PAIS re¨²ne a tres acad¨¦micas expertas en g¨¦nero para analizar cinco canciones y reflexionar sobre machismo, pudor y el discurso del sexo en la m¨²sica.
Todas subrayan que no se trata de censurar ni valorar art¨ªsticamente las obras, sino de aterrizar y tomar conciencia de como la cultura va poco a poco construyendo un nosotros como los sedimentos de un r¨ªo. ¡°Si las ideas pueden ¡°cambiar el mundo¡±, si las ideas pueden ¡°formar corazones¡±, creo que lo m¨ªnimo que nos podemos preguntar es cu¨¢les son esas ideas que se est¨¢n transmitiendo. ?Qu¨¦ mundo estamos tratando de forjar?¡±, sostiene Estefan¨ªa Vela, responsable del ¨¢rea de derechos sexuales y reproductivos del CIDE.
El reto propositivo ser¨ªa entonces encontrar otras met¨¢foras, otras analog¨ªas, otros tropos que den cuenta de otros imaginarios sexuales y amorosos. No se trata de no hablar de sexo, sino hacerlo desde otro lugar. Aim¨¦e Vega, doctora en Comunicaci¨®n e investigadora de la UNAM: ¡°el feminismo reivindica una sexualidad gozosa, basada en la libertad y la autonom¨ªa. Promueve el placer sexual opuesto a la discriminaci¨®n, la violencia y la subordinaci¨®n del otro¡±.
?El patriarca de las rancheras:
Te vas porque yo quiero que te vayas /?A la hora que yo quiera te detengo /?Yo s¨¦ que mi cari?o te hace falta /?Porque quieras o no / Yo soy tu due?o
¡°Aqu¨ª, el prototipo del macho mexicano, aunque sufrido por desamor, se pone como protagonista de las relaciones amorosas¡±, explica la escritora Sandra Barba. ¡°Es ¨¦l quien deja ir a la mujer. ?l quien le concede la libertad para descubrir el mundo. Curiosamente quedan fuera la experiencia y los motivos que llevaron a esa "mala mujer" a dejarlo. Parece, por ejemplo, que no lo deja porque est¨¢ harta del quehacer del trabajo, aguantar la infidelidad, sino porque "hay otro hombre".
La profesora del CIDE encuentra aqu¨ª el patr¨®n del amor posesivo: ¡°Pienso en todos los casos de violencia por parte de ex parejas que tienen que ver con la idea de que las mujeres, si no son de ellos, no son de nadie. Y que por esta idea, o las acechan y genuinamente no las dejan ir; o se vengan de ellas, por osarse a dejarlos; o las matan. Qu¨¦ necesario es impulsar otro concepto de amor que no sea uno posesivo¡±.
Mujer ofrecida, cabrona jodida malagradecida, vieja interesada. La met¨¢fora de esta formaci¨®n de m¨²sica banda es mujer-igual-a-baraja-de-cartas. ¡°La violencia contra la mujer se justifica por la ¡°naturaleza infiel e interesada¡± de las mujeres que detona el odio en su contra ¨Cexplica Vega¨C Ya en los a?os 60, Laura Mulvey hablaba de la male gaze o mirada masculina que estaba detr¨¢s de la producci¨®n de contenidos en los medios. Esa categor¨ªa sigue vigente. Los medios reproducen una ¨²nica forma de placer sexual, vinculada al placer masculino, y esa perspectiva es asociada a la subordinaci¨®n de las mujeres como objeto sexual¡±.
Estefan¨ªa Vela reflexiona sobre ¡°c¨®mo estas canciones funcionan como un mecanismo de socializaci¨®n entre hombres. Los imagino perfecto en un bar, cantando esta canci¨®n a todo volumen, ali¨¢ndose sobre su enemigo com¨²n que son las mujeres. Y c¨®mo los hace sentir tan machos, tan hombres. El despecho como forma de socializaci¨®n masculina por excelencia¡±.
El Potro y el Potrillo cabalgan aqu¨ª, con mayor o menor fortuna, junto a toda una tradici¨®n ¨Cdesde Ovidio hasta Bataille¨C?que vincula sexo y muerte: Eros y T¨¢natos. ¡°Entiendo el uso figurativo del lenguaje: asesinar mujeres se contrapone a tratarlas con ternura. Morir a besos. Sin embargo, qu¨¦ relevante la elecci¨®n de las palabras¡± dice Barba. ¡°Cuando dice: ¡°No hay golpe m¨¢s mortal para los hombres que el llanto y el desprecio de esos seres¡±, que son las mujeres, solo record¨¦ la frase que se le atribuye a Margaret Atwood: ¡°Los hombres temen que las mujeres se r¨ªan de ellos. Las mujeres temen que los hombres las maten.¡± ¨Capunta la profesora del CIDE¨C Luego est¨¢ el estereotipo: ¡°No hay mujer en este mundo que pueda resistirse a los detalles¡±.
¡°Es un tropo bastante viejo: las mujeres solo son unas interesadas, calientahuevos, traicioneras que tarde que temprano te van a joder. ?Tu venganza? Que tarde que temprano se ponen ¡°aguadas¡±, por lo que todo el poder que sol¨ªan tener lo van a perder. Porque el ¨²nico poder que tienen las mujeres es el de su sexualidad, ?verdad? ?Cu¨¢nta creatividad!¡±, argumenta Vela. La investigadora de la UNAM por su parte, sostiene que esta canci¨®n¡°promueve la violaci¨®n y el tratamiento a las mujeres como objetos sexuales. Naturalizan la violencia contra las mujeres y es el cuerpo y la sexualidad de las mujeres el veh¨ªculo para perpetrar estas formas de violencia y discriminaci¨®n¡±.
La guionista y humorista argentina Malena Pichot, en un tuit: ¡°Nunca entend¨ª lo de ¡®malcogida¡¯. ?Ustedes lo hacen mal y el insulto es para nosotras?¡±. La profesora del Cide ampl¨ªa la idea: ¡°Es tan bajo el est¨¢ndar que un tipo puede hacer toda una canci¨®n de c¨®mo ¨¦l s¨ª ¡°causa sismos en la cama¡±, cuando: ?qu¨¦ no ese deber¨ªa ser el default? Lo otro, por supuesto, es esta idea de c¨®mo el placer de la mujer es instrumental para los hombres: es una forma m¨¢s de hacerse hombres. ?Quieres que a los hombres les importe el placer femenino? Diles que es bueno para ellos: para su estatus, para su ego¡±.
La escritora Sandra Barba apunta a su vez a la necesidad de que sean otras voces las que hablen y sean escuchadas: ¡°S¨ª queremos democratizar no s¨®lo el arte pl¨¢stico, sino el arte popular y musical, valdr¨ªa la pena que otras historias se contaran: las de las mujeres¡±
Babelia
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