Lo que hizo la verja con la identidad de los gibraltare?os
Un estudio analiza la influencia de la frontera en la forja de relaciones entre dos pueblos
La frontera era tan porosa que la ¨²nica forma de distinguir a un gibraltare?o de un espa?ol era por la marca de tabaco que fumaba o por la forma de colocarse la chaqueta. De poco serv¨ªa la verja que el ej¨¦rcito brit¨¢nico levant¨® en 1909 para separar los territorios. La L¨ªnea de la Concepci¨®n (C¨¢diz) era, poco menos, que un barrio de Gibraltar: en uno y otro lado se compart¨ªan idioma, costumbres, gustos musicales e incluso parentesco. Pero con el franquismo y su lema ¡°Gibraltar, espa?ol¡±, la interculturalidad salt¨® por los aires. De 1969 a 1982, la frontera cerr¨®. Se hizo impermeable, cruda y despiadada. Familias divididas y una comarca partida en dos.
La reacci¨®n l¨®gica no fue menos hostil, los gibraltare?os empezaron a imaginarse a s¨ª mismos ¡°m¨¢s brit¨¢nicos que los propios brit¨¢nicos¡±. En esta convulsa y reciente historia, entre lo pol¨ªtico y lo cotidiano, Gibraltar conform¨® una identidad propia, opuesta a la espa?ola pero tambi¨¦n distinta de la brit¨¢nica. Esa cultura generada a ra¨ªz de los conflictos fronterizos la analiza ahora el estudio antropol¨®gico Bordering on Britishness (¡°Al l¨ªmite de lo brit¨¢nico¡±).
¡°Ha sido una labor casi de arqueolog¨ªa de la memoria oral¡±, reconoce el gibraltare?o y catedr¨¢tico de la Universidad de Essex Andrew Canessa. ?l ha sido el encargado de dirigir un proyecto (financiado por el Consejo de Investigaci¨®n Social y Econ¨®mica de Reino Unido y apoyado por el Gobierno de Gibraltar) sobre la historia oral de la identidad gibraltare?a en el siglo XX.
En colaboraci¨®n con la doctora Jennifer Ballantine Perera, de la Garrison Library de Gibraltar, y de los investigadores posdoctorales Giacomo Orsini y Luis G. Mart¨ªnez del Campo; Canessa ha reconstruido la cultura asentada en el recuerdo de 400 entrevistados a ambos lados de la frontera. La conclusi¨®n es casi obvia: ¡°La cultura de Gibraltar est¨¢ absolutamente marcada por la frontera¡±.
Los entrevistados, de 16 a 101 a?os, ¡ªen largas citas donde se les invitaba a recordar y a hablar en llanito, el dialecto que mezcla ingl¨¦s y castellano¡ª han reconstruido su visi¨®n de identidad ¡°forjada en oposici¨®n al franquismo y en el rencor a lo espa?ol¡±, explica Canessa. ¡°Existen espacios p¨²blicos, como los medios, las redes sociales o los discursos pol¨ªticos, donde se proyecta una idea gibraltare?a con una ret¨®rica casi racista. Pero, en general, la gente llora por la p¨¦rdida de lo que tienen en com¨²n con algunos aspectos de la cultura espa?ola¡±.
Matrimonios mixtos
Antes de los a?os cincuenta, un tercio de los matrimonios eran entre gibraltare?os y espa?olas. Con el cierre de la frontera, el pasado de esas mujeres se perdi¨® deliberadamente. ¡°Se hicieron muy gibraltare?as, como respuesta al dolor de verse separadas de su familia en Espa?a¡±, a?ade Canessa.
Respecto al idioma, el biling¨¹ismo y el llanito est¨¢n ahora en riesgo de desaparecer. ¡°Los mayores son biling¨¹es y sienten que los j¨®venes pierdan el espa?ol. Sin embargo, es casi una regla social no hablar a los hijos en castellano, se vincula de alguna forma a la clase obrera¡±. Tampoco es sencillo el sentimiento que Gibraltar tiene hoy hacia la frontera. Pese al sufrimiento, siente necesaria su presencia ¡°ya que es vista como una salvaguarda de la situaci¨®n de privilegio econ¨®mico de que disfrutan¡±, como remarca el estudio.
¡°Quiero que se vea la diversidad¡±
El catedr¨¢tico Andrew Canessa no se quedar¨¢ aqu¨ª en su proyecto ¡®Bordering on Britishness¡¯. Despu¨¦s de obtener conclusiones variadas de sus 400 entrevistas a personas de distintas edades, religiones, condici¨®n social y etnias; pretende elaborar todo el material en art¨ªculos cient¨ªficos y un libro acad¨¦mico. En ¨¦l, har¨¢ un esfuerzo divulgativo por acercar a la sociedad las conclusiones alcanzadas en las que, ante todo, quiere ¡°que se haga patente la diversidad¡±.
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