¡°Los monstruos y la pol¨ªtica vienen del mismo lugar¡±
El escritor brit¨¢nico China Mi¨¨ville publica el libro 'Los ¨²ltimos d¨ªas de Nueva Par¨ªs'
La pregunta, explica China Mi¨¦ville, no es c¨®mo lleg¨® al g¨¦nero fant¨¢stico, sino c¨®mo el resto del mundo sali¨® de ¨¦l. ¡°A los ni?os les interesa lo irreal, la fantas¨ªa, ?por qu¨¦ algunos seguimos en esto al madurar? No lo s¨¦. Pero s¨ª s¨¦ que hay cosas muy poderosas que se pueden hacer desde lo fant¨¢stico y no desde lo real¡±. Lo dice uno de los escritores de ciencia ficci¨®n m¨¢s respetados del nuevo milenio. Uno de esos autores que han demostrado que el g¨¦nero no est¨¢ re?ido con el estilo. Alguien que entiende que la creaci¨®n de mundos fant¨¢sticos puede ser un campo para la denuncia social y el debate pol¨ªtico.
Mi¨¦ville (Norwich, Inglaterra, 1972) pertenece a una generaci¨®n que sin propon¨¦rselo ha diluido las fronteras del g¨¦nero. Le aburre, confiesa, el lamento constante de ciertos autores de su cuerda: ¡°Esa tradici¨®n de menospreciar el g¨¦nero todav¨ªa existe, pero hoy hay m¨¢s polinizaci¨®n cruzada y menos esnobismo¡±.
El realismo, para Mi¨¦ville, ¡°es un modelo limitado¡±. ¡°La ficci¨®n literaria en el mundo occidental vive un momento raqu¨ªtico, la novela realista en la actualidad no me resulta atractiva¡±, asegura. ¡°Lo relevante no es que gente del g¨¦nero hayamos incorporado tendencias literarias, sino que tambi¨¦n los literatos se hayan apropiado de rasgos del g¨¦nero¡±.
El primero de los t¨®picos de la literatura fant¨¢stica que se ha cargado Mi¨¦ville salta a la vista al reunirse con ¨¦l en un caf¨¦ hipster de Londres. Est¨¢ en forma. Es aseado. Viste bien. Exteriormente no se corresponde con el clich¨¦ del friki de la ciencia ficci¨®n, abandonado, mis¨¢ntropo, taciturno. ¡°Algo que ha sucedido en los ¨²ltimos 15 a?os es que los frikis ya no parecemos frikis¡±, resume.
Hijo de una profesora, separada de un padre que muri¨® cuando ¨¦l ten¨ªa 19 a?os, se gradu¨® en Antropolog¨ªa en Cambridge. Desde muy joven militaba en colectivos antinucleares o antiapartheid, pero fue en la universidad donde se form¨® pol¨ªticamente. Curs¨® un m¨¢ster de Derecho internacional en la London School of Economics y se doctor¨® en Filosof¨ªa del derecho.
Las obsesiones que marcar¨ªan su obra se esbozaban ya en El rey rata (1998), la primera de la docena de novelas que ha publicado, una fantas¨ªa de un Londres subterr¨¢neo que se descompone a ritmo de drum¡¯n¡¯bass. Antes de cumplir los 30 Mi¨¦ville ya hab¨ªa creado un imaginario que sacudir¨ªa el g¨¦nero fant¨¢stico. Empez¨® a concebir el universo alternativo de Bas Lag 10 a?os antes de publicar La estaci¨®n de la calle Perdido (2000), una fantas¨ªa barroca de 900 p¨¢ginas, reci¨¦n publicada en el sello Nova de Ediciones B. Es la primera de la trilog¨ªa de novelas situadas en lo que es quiz¨¢ del mundo imaginario m¨¢s meticulosamente ideado desde Tolkien. Pero, al contrario que el de su compatriota, Bas Lag es un universo pol¨ªticamente relevante. Una Tierra Media mezclada con el Londres de Dickens, como ha escrito alg¨²n cr¨ªtico.
La cr¨ªtica coloc¨® a Mi¨¦ville en la vanguardia de un movimiento que vino a llamarse el New Weird, algo as¨ª como ¡°nuevo raro¡± o ¡°nuevo terror¡±. Oscuras fantas¨ªas urbanas, con carga pol¨ªtica, con elementos de ciencia ficci¨®n, terror y pulp. ¡°Acu?an una etiqueta para expresar lo que comparten unos autores¡±, explica. ¡°Pero cuando pasa de identificar a un colectivo a ser una herramienta de marketing, ya no me interesa¡±.
En 2001 se present¨® a las elecciones brit¨¢nicas como candidato de la Alianza Socialista, una formaci¨®n minoritaria de la izquierda radical. La pol¨ªtica revolucionaria y la creaci¨®n de nuevos mundos en la literatura, defiende, pueden ser ¡°dos expresiones de una misma preocupaci¨®n¡±. ¡°Los monstruos y la pol¨ªtica vienen del mismo lugar en m¨ª¡±, explica.
En su nueva novela corta, el aegundo de sus t¨ªtulos que acaba de publicarse en espa?ol, el arte es un arma en el sentido m¨¢s literal. Los ¨²ltimos d¨ªas de Nueva Par¨ªs plantea una historia alternativa en la que la Segunda Guerra Mundial sigue libr¨¢ndose en 1950. Los nazis tratan de resucitar demonios mientras una facci¨®n de la resistencia, leal al surrealismo, les planta cara con la ayuda de obras de arte que han cobrado vida. Todo ello puede entenderse como una reflexi¨®n sobre el potencial pol¨ªtico del arte.
El momento actual se antoja interesante para un creador de distop¨ªas pol¨ªticas como Mi¨¦ville. ¡°Lo que est¨¢ pasando es muy gordo¡±, se?ala. ¡°No creo que sea cuesti¨®n de esperar cuatro a?os y luego volver a la normalidad. Trump, el Brexit¡ esto es una ¨¦poca. Entramos en el trumpoceno. Es un fascismo incipiente. En la extrema derecha estadounidense hay un anhelo de cat¨¢strofe. Una pulsi¨®n de muerte, en t¨¦rminos freudianos. Lo ¨²nico bueno es que ya nadie puede fingir que las cosas van bien¡±.
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