Juan Jos¨¦ Padilla, cogido de forma brutal por el cuarto, cort¨® una oreja
Fue intervenido de dos cornadas graves, en el muslo derecho y en la regi¨®n pectoral
Cuando m¨¢s confiado toreaba Padilla al cuarto surgi¨® una dram¨¢tica cogida. El de Fuente Ymbro prendi¨® a Padilla a la altura de la ingle derecha, lo levant¨® cual pirueta y, luego, ya en la arena el torero, lo volvi¨® a levantar esta vez agarrado por la axila. Instantes de angustia. Salir herido del trance era lo normal, dada la brutalidad de la cogida; no salir da?ado de gravedad, un milagro. Pues milagro, porque aunque corneado, no fue lo que la primera impresi¨®n hab¨ªa dejado en el ambiente. En la enfermer¨ªa le asistieron de una cornada en el hemit¨®rax izquierdo, que no afecta al pulm¨®n, y otra herida en la parte superior del muslo derecho con entrada y salida del pit¨®n, con afecci¨®n de los m¨²sculos, calificada de grave.
El percance de Padilla, el dramatismo vivido, caus¨® efecto en el tendido que, muy sensibilizado, se puso de parte del torero. Padilla, mermado, rehus¨® que le llevasen a la enfermer¨ªa y, en gesto que le honra, acab¨® con el toro de Fuente Ymbro. Antes del momento crucial, la faena de Padilla transcurri¨® por cauces tan honrados como cumplidores. Se hinc¨® de rodillas de inicio, primero por alto y luego en redondo, y ya de pie, aunque sin brillantez, siempre se puso de cerca. Al toro, que nunca quiso seguirle el juego al torero, le costaba meter la cara en la muleta, pero no dud¨® en echar mano al cuerpo de Padilla en las mil¨¦simas de segundo en que este qued¨® al descubierto. El premio de la oreja tuvo m¨¢s car¨¢cter sentimental que otro valor, pero, en este caso, la sensibilidad de la gente pes¨® en la decisi¨®n presidencial.
Al primero de la tarde, algo mir¨®n y distra¨ªdo, Padilla lo cit¨® siempre a la voz. Fue otra faena de af¨¢n, de perder pasos, pero en la l¨ªnea cl¨¢sica de este torero. Los circulares finales y el p¨¦ndulo, efectismos que calaron en el tendido, remataron una labor tan honrada como larga. A este toro lo banderille¨® con sobriedad, pero de muy buena ejecuci¨®n y colocaci¨®n. Y cumpli¨® de sobra en el cuarto y en los tercios que comparti¨® con Escribano.
FUENTE YMBRO/PADILLA, D?AZ, ESCRIBANO
Toros de Fuente Ymbro, de correcta presentaci¨®n, m¨¢s hechos los tres ¨²ltimos, de poca entrega, fueron muy castigados en varas.
Juan Jos¨¦ Padilla: estocada _aviso_ (vuelta con alguna protesta); dos pinchazos y estocada (oreja).
Curro D¨ªaz: dos pinchazos y estocada baja (saludos); pinchazo hondo (oreja).
Manuel Escribano: pinchazo, _aviso_, estocada tendida y descabello (saludos); estocada _aviso_ (palmas).
Plaza de Valencia. 12 de marzo. Segunda corrida de Fallas. Algo m¨¢s de media entrada.
La otra oreja de la tarde se la cort¨® Curro D¨ªaz al quinto. Faena corta, plagada de detalles. Tambi¨¦n de muchos paseos. Con momentos muy bonitos; m¨¢s est¨¦tica que profunda. Los doblones de principio, las trincherillas, los adornos, las salidas arrogantes¡ fina pinturer¨ªa. Mucho fuego de artificio y, de cuando en cuando, muletazos de gran plasticidad. Bast¨® un pinchazo hondo, aunque el toro tard¨® en caer, para que la gente pidiera la oreja. El palco, generoso, atendi¨® la petici¨®n. En el segundo de la tarde, que brind¨® a sus compa?eros de terna, apunt¨® m¨¢s que dispar¨®. El inici¨® fue de gran plasticidad, pero con el toro algo distra¨ªdo, la faena tambi¨¦n estuvo plagada de detalles y de apuntes muy toreros, pero sin cuajar de verdad.
Manuel Escribano reapareci¨® nueve meses despu¨¦s de aquella tremenda cornada sufrida en la Feria de Hogueras de Alicante. El p¨²blico lo recibi¨® con cari?o y le oblig¨® a saludar tras el pase¨ªllo. Se le vio toda la tarde muy dispuesto. Cumpli¨® discreto en banderillas, aunque sin la confianza de antes. En el tercero, muy centrado, se ajust¨® mucho, pero la poca entrega del toro rest¨® lucimiento. Fue faena m¨¢s de sembrar que de recoger. Al sexto lo recibi¨® de rodillas a porta-gayola, y repiti¨® la larga cambiada una vez en el tercio. Tres cambiados por la espalda, intercalados con otros tantos por alto, levantaron el tel¨®n de la faena. De principio pareci¨® entregado el toro, pero una vez se sinti¨® perdedor de la partida no dud¨® en buscar la tablas y renunciar a la pelea. La voluntad de Escribano fue superior a la del toro, pero insuficiente para llegar a mayores logros.
La corrida de Fuente Ymbro decepcion¨®. No fue imposible, pero tampoco puso lo necesario. En su descargo apuntar que cumpli¨® en el primer tercio, a pesar de que la castigaron con dureza en varas. No tuvo la chispa y el motor que siempre le dieron car¨¢cter. Ni entrega. Y embisti¨® con cierta desgana. El primero de la tarde y el quinto, resultaron toros de resoluci¨®n m¨¢s sencilla que el resto.
Babelia
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