Corruptores
La serie '1992' es el mejor manual audiovisual sobre la corrupci¨®n en el que la ficci¨®n permite y coadyuva a una comprensi¨®n m¨¢s eficaz de la realidad
El 28 de mayo de 2015 Canal+ estrenaba una serie italiana: 1992 (Mille novecento novantadue), 10 cap¨ªtulos en torno a la perversa relaci¨®n entre el poder pol¨ªtico y el poder econ¨®mico. Ahora se puede revisitar en Movistar Series Xtra. Es el mejor manual audiovisual sobre la corrupci¨®n en el que la ficci¨®n permite y coadyuva a una comprensi¨®n m¨¢s eficaz de la realidad.
Fue un a?o esencial en Italia. Comenzaron las investigaciones judiciales de Manos Limpias (nada que ver con su hom¨®nimo espa?ol, un burdo sarcasmo), resurgi¨® la demag¨®gica Liga del Norte y naci¨® el proyecto de Forza Italia del omnipotente Silvio Berlusconi. Y un a?adido italiano: la Mafia siciliana asesin¨® al juez Giovanni Falcone. Fue un a?o en el que, como declar¨® en su d¨ªa el protagonista y autor de la serie Stefano Accorsi a EL PA?S, "nos dimos cuenta que en Italia sucedi¨® de todo".
En uno de sus primeros cap¨ªtulos hay una frase clave: "En Italia no se pueden hacer negocios sin los pol¨ªticos". Ni que decir tiene que 25 a?os despu¨¦s de aquel 1992 esa frase ha traspasado las fronteras y la "tangent¨®polis" es ya comissi¨®polis, mordidapolis o como quiera etiquetarse a la constante presencia de la corrupci¨®n, ese v¨ªnculo entre la codicia y la prepotencia.
En la serie italiana todo resulta familiar, pr¨®ximo. Nos hablan de los grandes constructores y de su capacidad corruptora, de comisiones del 5% por obras p¨²blicas, de recalificaciones, de jueces que anteponen su dignidad profesional a los intereses de partido y, curiosamente, no nos hablan de ministros de Justicia que se han convertido en comentarista estrella de las sentencias judiciales en lugar de mantener la debida neutralidad del silencio. La otra caracter¨ªstica de las investigaciones italianas es que centraron el foco en primer lugar en los corruptores, en quienes sobornaban a particulares y partidos. Fueron ellos los que acabaron involucrando a los corruptos. Nada que ver con el sacrosanto respeto al poder econ¨®mico espa?ol.
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