Muere el poeta Derek Walcott, premio Nobel de Literatura
El escritor ha fallecido a los 87 a?os en su casa de la isla de Santa Luc¨ªa tras una larga enfermedad
"Las biograf¨ªas de poetas dif¨ªcilmente son cre¨ªbles", escribi¨® en una inolvidable p¨¢gina Derek Walcott, fallecido hoy a los 87 a?os. Menos cre¨ªbles todav¨ªa resultar¨ªan, en rigor, los perfiles r¨¢pidos y apresurados de poetas cuya riqueza, complejidad y luminosidad se vuelven inapresables en unas palabras urgentes que se quisieran m¨ªnimamente justas. El caso del propio Derek Walcott, que recibi¨® el Nobel de Literatura en 1992, es un buen ejemplo de ello: no es f¨¢cil, no es ni siquiera posible, resumir el sentido de una escritura de largo y muy fecundo recorrido tanto en la poes¨ªa como en el teatro, y que incluso en el ensayo cr¨ªtico mostr¨® una absoluta singularidad. V¨¦ase, en este sentido, su libro de 1998 What the Twilight Says (traducido entre nosotros dos a?os m¨¢s tarde como La voz del crep¨²sculo por Catalina Mart¨ªnez Mu?oz), en el que el poeta caribe?o examina las obras de, entre otros, Ted Hugues, Les Murray, V. S. Naipaul o Ernest Hemingway.
Nacido en la isla de Santa Luc¨ªa en 1931, Walcott tuvo tiempo de escribir una obra muy extensa y variada, llena de matices, y que supo ofrecer ¡ªcomo la de otro caribe?o, Saint-John Perse¡ª una versi¨®n personal¨ªsima de la cultura de su territorio natal. Pero, curiosamente ¡ªadmirador como era de Giorgione y de C¨¦zanne¡ª, al principio se dio a conocer como pintor; una lengua, de la pintura, que dej¨® larga huella en su obra literaria. La radical plasticidad de su visi¨®n del mundo pudo ser observada desde su primer libro, 25 Poems, en 1948, y qued¨® confirmada en 1962 con la edici¨®n de su primera gran recopilaci¨®n po¨¦tica, In a Green Night (En una noche verde), t¨ªtulo procedente de un verso del metaf¨ªsico ingl¨¦s Andrew Marvell en el que este habla de las relucientes naranjas de las Bermudas como l¨¢mparas doradas en la noche verde del ¨¢rbol (like golden lamps in a green night). Pocas im¨¢genes m¨¢s apropiadas para simbolizar una obra po¨¦tica caracterizada por la abundancia, la variedad, el colorido de la cornucopia. Nunca abandon¨® la pintura: en el a?o 2000 reuni¨® todas sus acuarelas en Tiepolo¡¯s Hound (El sabueso de Tiepolo).
Desde In a Green Night hasta White Egrets (Penachos blancos), de 2010, se extiende una escritura atravesada por la seducci¨®n de la geograf¨ªa y por lo que el mismo Walcott llam¨® "el murmullo" de la historia. Libros suyos como, entre otros, Another Life (Otra vida), de 1973, o The Arkansas Testament (El testamento de Arkansas), de 1987, que en Espa?a tradujeron Antonio Resines y Herminia Bevia, muestran una concepci¨®n de la palabra po¨¦tica como fusi¨®n de pasado y presente, de instantaneidad y eternidad, de territorialidad y extraterritorialidad. "La poes¨ªa ¡ªescribi¨®¡ª es una isla que se desgaja del continente". Conviene subrayar el profundo sentido del sentimiento de la insularidad que preside toda esta obra po¨¦tica, y que es visible incluso en el libro m¨¢s conocido del autor, Omeros, de 1990, traducido en 1994 por Jos¨¦ Luis Rivas, a quien se debe igualmente la versi¨®n de Midsummer (Pleno verano). Ya desde su misma concepci¨®n po¨¦tica, Omeros parece un imposible creador: una ¨¦pica renacida en el siglo XX que traslada la visi¨®n de la vieja historia m¨ªtica a pescadores del Caribe, con una Helena que ahora es una criada negra y un Ulises que va en busca de sus ra¨ªces y sus antepasados en la costa occidental de ?frica, todo ello desde el punto de vista de un narrador aprendiz de brujo, trasunto del poeta, un Walcott-Homero ya no ciego, sino poseedor de una mirada llena de la hiriente luz caribe?a.
Le¨ª por vez primera a Walcott en 1987 en la revista mexicana Vuelta, dirigida por Octavio Paz. El poema se llamaba El mar es historia, traducido por Rafael Vargas. El t¨ªtulo, revelador, constituye toda una po¨¦tica. Y nombro siempre a los traductores porque nunca debe olvidarse la importancia de la traducci¨®n en el proceso de la transmisi¨®n po¨¦tica. En Espa?a, si no me equivoco, fue pionera la antolog¨ªa Islas, traducida en 1993 por Jos¨¦ Carlos Llop. Yo mismo me atrev¨ª con alg¨²n poema, Islands, que recog¨ª en mi Cuaderno de las islas, un poema en el que se lee que "las islas pueden solamente existir si hemos amado en ellas".
En la primavera de 2001, Walcott visit¨® Madrid y dio algunas lecturas p¨²blicas de su obra. Fueron recordadas en esa ocasi¨®n unas palabras de Joseph Brodsky: "La poes¨ªa de Walcott representa la fusi¨®n de dos versiones fieles del infinito: el lenguaje y el oc¨¦ano. Y el padre com¨²n de ambos es el tiempo". Desde un tiempo sin tiempo, decimos adi¨®s a Derek Walcott en su verde noche caribe?a.
El Caribe marc¨® su vida y su obra
Derek Walcott naci¨® y muri¨® en la isla de Santa Luc¨ªa (1930 -2017). Descendiente de esclavos negros e hijo de un pintor brit¨¢nico blanco, el mar Caribe marc¨® la vida y la carrera del poeta y dramaturgo que uni¨® la tradici¨®n antillana con la poes¨ªa. Prueba de ello es Omeros (1990), una de sus obras m¨¢s conocidas en la que reinterpreta la Il¨ªada la traslada al Caribe.
De 1959 a 1976 dirigi¨® el Taller de Teatro de Trinidad, que ¨¦l mismo fund¨® y donde estren¨® algunas de sus primeras obras teatrales.
Escribi¨® m¨¢s de 15 poemarios, entre los que destacan Otra vida (1973), Uvas de mar (1976), El viajero afortunado (1981), El testamento de Arkansas (1987) y como dramaturgo es destacable su Sue?o en la monta?a del mono (1970).
En 1992 recibi¨® el Premio Nobel de Literatura ¡°por una obra po¨¦tica de gran luminosidad, con una visi¨®n hist¨®rica, fruto de un compromiso multicultural¡±. Poco despu¨¦s, la Unesco lo nombr¨® miembro de la Comisi¨®n Mundial de la Cultura y el Desarrollo.
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