Los Planetas: Sin agresividad

Parec¨ªan Los Planetas el gato de Schr?dinger del rock espa?ol. Siete a?os desde su ¨²ltimo disco largo, Una ¨®pera egipcia. Dos de Dobles fatigas, un sencillo poco memorable. Eran tantos sus proyectos paralelos: Grupo de Expertos Solynieve, Los Pilotos, Los Evangelistas¡­ De banda creativa hab¨ªan mutado a proyecto para una parroquia fiel que ronda los 45 a?os y habla de los noventa usando la terror¨ªfica expresi¨®n ¡°en mis tiempos¡±. Los granadinos celebraban su pasado gracias a reediciones, aniversarios y una inteligente distribuci¨®n de los directos que les garantizaba tocar poco y cobrar mucho. No era posible distinguir si el grupo paradigma del indie, etiqueta convertida en estigma, estaba vivo o muerto.

Artista: Los Planetas

Disco: Zona temporalmente aut¨®noma.

Sello: El Volc¨¢n.

Calificaci¨®n: 7 sobre 10.

Y en estas se descuelgan con un disco nuevo, Zona temporalmente aut¨®noma, que se pondr¨¢ a la venta el viernes. Lleg¨® precedido por dos sencillos. El primero, Esp¨ªritu Ol¨ªmpico, era una canci¨®n flamenca en las letras y musicalmente deudora de In Between Days, de The Cure. Nada nuevo bajo el sol. Pero el segundo, Islamabad, era otra cosa. La larga, espacial, melanc¨®lica y reivindicativa adaptaci¨®n de un tema de Yung Beef, componente de Pxxr Gvng, ha debido de provocar un ictus a esos sectores cada vez m¨¢s amplios que se empe?an en marcar una l¨ªnea en el suelo en la que el trap es el futuro y el indie el pasado. Los Planetas parecen considerar que ambas escenas son esas zonas temporalmente aut¨®nomas de las que habla el ensayo TAZ de Hakim Bey, publicado en 1991: espacios temporales que eluden las estructuras formales de control social. Una perspectiva inteligente.

Avisaban de que es un disco m¨¢s asequible que los ¨²ltimos y es cierto. Guitarras ac¨²sticas, arreglos de cuerda, teclados vintage... La producci¨®n es limpia, cristalina de hecho. La voz de Jota se escucha alta y clara, las m¨²sicas en general se aproximan m¨¢s al pop c¨®smico de Cocteau Twins o The Church que al ruidista de Spacemen 3. El flamenco sigue presente, no como reto creativo, sino como pasi¨®n irrenunciable por lo popular. Aflora el folklore pol¨ªtico en Guitarra roja, del argentino Mart¨ªn Castro. Adaptan Gitana, un poema er¨®tico del satanista brit¨¢nico Aleister Crowley. Llevan casi un cuarto de siglo de carrera y en sus discos siempre hay algo que rascar. Quiz¨¢s no sean perfectos, pero en todos hay partes disfrutables que revisitar de vez en cuando. Y estas 14 canciones, 65 minutos, encajan en ese patr¨®n.

El principal cambio que uno cree percibir es m¨¢s sutil. En una ocasi¨®n, James Murphy, de LCD Soundsystem, dijo de Can que nunca hab¨ªa o¨ªdo un sonido tan energ¨¦tico con tan poca agresividad. Los Planetas eran todo lo contrario: una banda agresiva casi sin energ¨ªa. Y en este ¨¢lbum esa agresividad casi desaparece, confinada a reductos puntuales, como la letra de Porque me lo digas t¨². (¡°Puedes intentar joderme / o puedes hacerme vud¨² / no voy a dejar de quererte / porque me lo digas t¨²¡±). Es la excepci¨®n. Gramsci se preguntaba si el pensamiento revolucionario sin amor no se convert¨ªa en puro c¨¢lculo matem¨¢tico. La respuesta de Los Planetas es incluir Hay una estrella, una nana. S¨ª, una nana.