Desmesura y estancamiento
El arranque, como es normal en su director, es brillante, pero mis decepciones con el cine de ?lex de la Iglesia se van acumulando
EL BAR
Direcci¨®n: ?lex de la Iglesia.
Int¨¦rpretes: Blanca Su¨¢rez, Mario Casas, Carmen Machi.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2017.
Duraci¨®n: 102 minutos.
Luis Bu?uel utiliz¨® inicialmente una idea de Jos¨¦ Bergam¨ªn sobre un grupo perteneciente a la gran burgues¨ªa mexicana que inexplicablemente no puede abandonar la mansi¨®n en la que ha cenado, para realizar una pel¨ªcula surrealista, perturbadora y extraordinaria titulada El ¨¢ngel exterminador. Lo consigui¨® con un presupuesto corto, int¨¦rpretes m¨¢s que discutibles, imaginaci¨®n volc¨¢nica, sabio conocimiento de la naturaleza humana, sarcasmo desaforado y su habitual mala hostia. En el cine de los ¨²ltimos a?os Frank Darabont encerraba a los personajes en un supermercado. Ocurr¨ªa en la espl¨¦ndida e inadvertida La niebla. Pero ah¨ª s¨ª exist¨ªa una raz¨®n con causa para el enclaustramiento. Fuera, en medio de la bruma, le estaban esperando monstruos sobrenaturales. La tem¨¢tica de permanecer en un aterrorizado y progresivamente degradado refugio da para mucho.
?lex de la Iglesia y su ancestral coguionista Jorge Guerricaechevarr¨ªa han imaginado que un grupo de gente con toque pintoresco y en el que no faltan sus amados frikis se ve atrapados en un bar castizo, y que en esa convivencia forzada, angustiosa y esperp¨¦ntica ocurren todo el rato cosas sorprendentes y salvajes. A diferencia de los que habitaban El ¨¢ngel exterminador ellos s¨ª pueden salir a la calle repentinamente solitaria, eso s¨ª, con el riesgo de que tiradores invisibles les vuelen la cabeza.
Y el arranque, como es norma en la obra de este director, es brillante. Su c¨¢mara se mueve con estilo y poder¨ªo plasmando el cruce urbano de algunos de los desdichados que ir¨¢n a visitar perennemente el bar del terror. Y durante un rato me entretengo, sonr¨ªo y r¨ªo moderadamente con lo que dicen y hacen los moradores de un lugar que a¨²n no se ha tornado claustrof¨®bico. Pero la historia no avanza, tienes la sensaci¨®n de que los autores del guion se han divertido mucho y jaleado mutuamente con las ocurrencias, los di¨¢logos y las situaciones en plan destroyer que van imaginando. Y celebras su desbordante comunicaci¨®n y su previsible jolgorio, pero dudo que sea contagioso para algunos espectadores (los fans incondicionales de su cine son legi¨®n), entre los que desgraciadamente me encuentro.
Si el encanto inicial de?El bar dura poco, la parte final me resulta insoportable. Todo obedece al delirio y al pasote, y adem¨¢s se desarrolla en un lugar escasamente apetecible para la vista. Y no quiero imaginar que las pel¨ªculas tambi¨¦n desprendieran olor. Hablo de cloacas, de gente gritando posesa en medio de excrementos. Tal vez el autor considere necesaria para la conclusi¨®n de la historia ese agresivo naturalismo fecal. Tiene derecho. All¨¢ ¨¦l.
Lamento profundamente que mis decepciones con el cine de ?lex de la Iglesia se acumulen. Con la anterior?Mi gran noche el fiasco fue notable. Aqu¨ª mantiene ese nivel. Solo te puede defraudar lo que alguna vez te ha encantado. La fuerza visual, el talento y la originalidad de este director son innegociables. Me han proporcionado gozo y carcajadas en pel¨ªculas como?El d¨ªa de la bestia,?La comunidad, Balada triste de trompeta y Las brujas de Zugarramurdi. Me molesta su gen¨¦tico amor por el aquelarre y el exceso torrencial como fin de fiesta, pero existen bastantes cosas en su personalidad creativa que me parecen admirables.
En?El bar est¨¢ la intenci¨®n de que vivan en delirante armon¨ªa varios g¨¦neros, pero ninguno funciona. Y existe alg¨²n personaje con pat¨¦tico protagonismo que me pone de los nervios, tal mal concebido como interpretado, ni cre¨ªble ni magn¨¦tico a pesar de su vocacional u obligado histrionismo, como el mendigo sat¨¢nico. Sigo esperando que aparezca lo mejor en el cine de este director tan prol¨ªfico, que sea capaz de aceptar l¨²cidos consejos de alguien razonable sobre sus guiones y el montaje de sus criaturas.
Babelia
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