Un clavo para Sempr¨²n
Pocas personas tan meritorias como ¨¦l escritor y extitular de Cultura para tener un retrato en el Ministerio
Leo en las p¨¢ginas de este mismo peri¨®dico de hace unos d¨ªas un pie de foto que dice: ¡°El pol¨¦mico regreso de Wert al Ministerio con motivo del acto de presentaci¨®n de su retrato¡±. Si Wert hubiese sido ¨²nicamente ministro de Cultura no hubiera provocado esc¨¢ndalo alguno pues los ministros de este ramo son los ¨²nicos que no tienen colgadas de las paredes de la plaza del Rey retrato alguno. Solo los ministros de Cultura, cuando son colonia de Educaci¨®n, Deporte o dem¨¢s departamentos, tienen el privilegio de sentirse inmortales en la sede de Educaci¨®n sita en la calle de Alcal¨¢. Esa exclusi¨®n tiene un valor simb¨®lico con respecto a la cultura en nuestro pa¨ªs. Un ministerio con tan bajo presupuesto que ni siquiera es capaz de honrar a quienes lo representaron. Colgar o no de una pared (excepto que el pintor sea un grande como Goya) no tiene la m¨¢s m¨ªnima importancia. Contempor¨¢neamente, para los pocos visitantes que lo puedan contemplar, traer¨¢ recuerdos melanc¨®licos o chanzas y chascarrillos ignominiosos. Y pasado el tiempo ya pocos sabr¨¢n qui¨¦n fue el retratado y el retratista.
Cuando en el 2007 llegu¨¦ al Ministerio lo que menos me preocupaba era este asunto, que ni se me hab¨ªa pasado por la imaginaci¨®n ni hab¨ªa reparado en ¨¦l. Me di cuenta del mismo cuando amigos pintores, aprovechando la felicitaci¨®n de ritual, se ofrec¨ªan para prepararme ese futuro tan halag¨¹e?o que se produce no con el nombramiento sino con el cese. Entonces fue cuando los funcionarios, ellos s¨ª verdaderos inmortales, me pusieron al tanto de la realidad. Me desprend¨ª entonces de los cuervos, pero repar¨¦ a cu¨¢ntos ministros habr¨ªa que pintar para llegar hasta m¨ª y cu¨¢nto supondr¨ªa el coste. Desde las Cortes Constituyentes, al menos seg¨²n mis c¨¢lculos, hab¨ªa habido por lo menos once ministros de Cultura. Yo era el doce y mi sucesora (la ¨²ltima hasta ahora), la n¨²mero trece. La mayor parte hab¨ªamos estado en Gobiernos socialistas. El partido socialista siempre ha tenido a gala mantener esta cartera cuyos santos patronos son Cervantes, Vel¨¢zquez, Falla, Bu?uel y tantos otros grandes artistas. Doce retratos de ministros cada uno de ellos a veinte o treinta mil euros (al menos en aquellos tiempos) supon¨ªa ya una cuant¨ªa cercana al medio mill¨®n. Decid¨ª olvidarme del asunto. Sin embargo cuando veo que siguen subiendo a los altares gentes con m¨¢s dudosos m¨¦ritos que algunos de mis antiguos compa?eros, me viene siempre a la cabeza el nombre de Jorge Sempr¨²n.
Fue ministro de Cultura desde el a?o 1988 al 1991, en la tercera y cuarta legislatura. Presid¨ªa el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. Sempr¨²n hab¨ªa sucedido a Javier Solana (¨¦l s¨ª tiene retrato porque tambi¨¦n lo fue de Educaci¨®n y Ciencia) y el mismo Sempr¨²n ser¨ªa reemplazado por Jordi Sol¨¦ Tura. La presencia en esta lista de uno de nuestros m¨¢s grandes escritores (aunque la mayor¨ªa de su obra est¨¦ escrita en franc¨¦s) e intelectuales, testigo excepcional de la compleja historia espa?ola y europea del siglo XX, me hace pensar en que ¨¦l s¨ª deber¨ªa tener una presencia en la plaza del Rey. Federico S¨¢nchez se despide de ustedes es la historia de aquel tiempo ministerial contada con el mismo rigor, ambici¨®n de veracidad y reflexi¨®n que todos sus libros. Adem¨¢s ¡ªcon permiso de todos los restantes ministros y ministras¡ª para m¨ª siempre ha sido el mejor, el que m¨¢s ha honrado a nuestro pa¨ªs.
Sempr¨²n regres¨® a casa con todo su ingente bagaje para servir a la cultura espa?ola. De adolescente hab¨ªa salido exiliado de su ciudad natal, Madrid, donde tambi¨¦n deber¨ªan homenajearlo. ?Por qu¨¦ no lo hice yo y ahora lo reclamo? Sencillamente por lo antes contado. Cuando Sempr¨²n sali¨® de Madrid y de Espa?a se tendi¨® sobre ¨¦l el siempre protector y mort¨ªfero silencio administrativo. Yo, a?os despu¨¦s, lo reconoc¨ª en cierta medida entreg¨¢ndole a trav¨¦s de los hoy Reyes em¨¦ritos la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Cuando se lo comuniqu¨¦ se alegr¨® porque el galard¨®n ven¨ªa de sus ra¨ªces. ¡°Pens¨¦ que os hab¨ªais olvidado de m¨ª¡±. No era as¨ª. Lo ten¨ªamos siempre presente a trav¨¦s de sus libros. Pero sus obras de gesti¨®n tambi¨¦n ten¨ªan que ser resaltadas.
El retrato de Jorge Sempr¨²n deber¨ªa colgar de las paredes de la plaza del Rey acompa?ado, por supuesto, de una placa que recordara al autor de libros tan memorables como El largo viaje, La segunda muerte de Ram¨®n Mercader o la Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez; adem¨¢s de ser guionista de algunos de los m¨¢s grandes directores europeos como Resnais, Losey o Costa-Gavras. Un ministro que, adem¨¢s, pas¨® por el campo de concentraci¨®n de Buchenwald. ?l hac¨ªa alguna suave broma macabra recordando una y otra instituci¨®n. Pocas personas tan meritorias como ¨¦l para darnos prestigio a todos los dem¨¢s. Desde luego este acto de homenaje no ser¨ªa pol¨¦mico.
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