Pasaba por aqu¨ª...
Ray Loriga entr¨® en la sala del Ritz, record¨® a Aute, bes¨® la mano de Poniatowska y desempolv¨® a Kafka
Quienes han le¨ªdo Rendici¨®n dicen que sabe a Kafka. Seguramente, porque Ray Loriga es uno de esos escritores espa?oles que para hablar del vicio por el vac¨ªo no repuebla sus historias de fantasmas mesetarios, sino que saca los monstruos de la imaginaci¨®n de otros parajes. Kafka es uno, Thomas Bernhard, otro, confesaba en el sal¨®n del Hotel Ritz madrile?o donde entr¨® a eso de las 15.30 para recoger el vig¨¦simo Premio Alfaguara de novela. Ambos le surten de vitamina para la paradoja, un estilo que Loriga domina a lo Chesterton, como ahora tambi¨¦n, parece, tira de Orwell.
¡°Nuestro optimismo no est¨¢ justificado, no hay se?ales que nos animen a pensar que algo puede mejorar¡¡±. As¨ª nos informan mediante dossier que comienza Rendici¨®n. En medio, habr¨¢ que leer, pero no hubo pistas para encontrarse frente a una historia que despidiera el m¨¢s m¨ªnimo gui?o para el optimismo. A no ser, el que a¨²n le cabe al autor en el cuerpo tras animarse por la edad a la que lleg¨® su abuela: ¡°Dec¨ªa que le gustar¨ªa morirse con n¨²meros redondos¡±. Casi consigue cumplir 100. ¡°Pero se qued¨® en 99,9¡±, coment¨® el nieto.
Ganas les entraron de seguir leyendo a los escritores que el premio congreg¨® en Madrid para enterarse de viva voz, en una ceremonia conducida por la presentadora de televisi¨®n y novelista Lara Siscar, de c¨®mo sigue. Muchos de ellos hab¨ªan sido premiados en otras ediciones, como Manuel Vicent, que se sent¨® entre Marta Robles y Carmen Posadas o Santiago Roncagliolo y Andr¨¦s Neuman ¨Ctambi¨¦n jurados junto a Juan Cruz, Pilas Reyes, Eva Cosculluela, Samanta Schweblin o Elena Poniatowska, presidenta del mismo-, adem¨¢s de Clara S¨¢nchez y Jos¨¦ Ovejero¡ Seguro que se nos cuela alguno que no vimos, rogamos perd¨®n.
Lo que Loriga espera seguramente es vender m¨¢s o menos como Elisabet Benavent, vallecana, 33 a?os, autora de una catarata de superventas en Suma Editorial. ¡°Ya he publicado 15 novelas desde 2013¡±, comentaba. Este prodigio de la estirpe de Cor¨ªn Tellado, aunque sin pipa y con el pelo te?ido de azul verdoso o verde azulado, cuentan que ha logrado una especie de Girls madrile?o con historias de mujeres en la frontera de los treinta. Criaturas que no saben c¨®mo desenvolverse entre el trabajo, las nuevas tecnolog¨ªas y el amor, sin renunciar a su raci¨®n de sexo salvaje. ¡°Y expl¨ªcito en los libros¡±, comenta la autora.
Loriga record¨® a su abuela: ¡°Dec¨ªa que le gustar¨ªa morirse con n¨²meros redondos. Casi consigue cumplir 100. Pero se qued¨® en 99,9¡±
Quiz¨¢s a Loriga no le apetezca escribir tanto ¨Cno ha alcanzado a¨²n las 15 novelas en 20 a?os de carrera-, pero tampoco le har¨ªa ascos a una porci¨®n de su cuota de mercado. Entre las mesas, frente al gran pu?ado de escritores para amplias minor¨ªas, Benavent explicaba, entre otros, a Antonio Resines su manual de instrucciones. El actor le ofrec¨ªa algunas ideas para t¨ªtulos, ya que le ha costado decidirse por lo que sacar¨¢ en mayo, unas memorias f¨ªlmicas escritas a pachas con Ana, su mujer. Las va a titular Pa¡¯ habernos matao. Memorias de un calvo. Quiso tambi¨¦n lanzarlas como Memorias de un psic¨®pata, pero se cort¨®. Quiz¨¢s para no amedrentar a aquellos miembros de Hacienda que han prorrogado un a?o la subida del IVA al cine.
No era cuesti¨®n de record¨¢rselo a Fernando Benzo, secretario de Estado de Cultura, que acompa?¨® a Poniatowska en una de las mesas principales. Lo mismo que el nuevo director del Instituto Cervantes, Juan Manuel Bonet, a quien no le pierde la literatura mainstream, precisamente, y que antes de escuchar el fallo del jurado recomendaba a viva voz un nuevo libro del poeta Juan Eduardo Cirlot, que publica ahora Vaso roto.
Otra nueva fiesta del mundillo con el horizonte de la temporada alta que se presenta cara a Sant Jordi, en Barcelona y a la Feria de Madrid. Por eso asistimos en este cambio de estaci¨®n a una avalancha de premios. La pasada semana fue el Loewe de poes¨ªa, concedido a la radical voz de expresi¨®n tan desoladora como de pureza intrauterina a cargo de Jos¨¦ Ram¨®n Ripoll. Este mi¨¦rcoles le tocaba a la narrativa de Loriga. Al entrar en la sala, el autor, como medio sorprendido, antes de dar las gracias y besar la mano a las miembros del jurado, solt¨®: ¡°Yo s¨®lo pasaba por aqu¨ª, como dir¨ªa mi amigo Luis Eduardo Aute¡±. Seguiremos¡
Babelia
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