El s¨¦ptimo pasajero

La tripulaci¨®n de la estaci¨®n espacial de Life se presenta al p¨²blico en el curso de una larga coreograf¨ªa ingr¨¢vida registrada por una c¨¢mara liberada de toda servidumbre terrenal: los cuerpos evolucionan entre estrechos corredores en un deslumbrante danza de la cotidianidad astron¨¢utica en gravedad cero, mientras el ojo vuela libre y totalmente despreocupado de lo que, en el territorio de la platea, siguen siendo conceptos tan vigentes como arriba y abajo. Una introducci¨®n mod¨¦lica que levanta acta del hecho de que, post Gravity (2013), la ciencia-ficci¨®n cinematogr¨¢fica parece haber dejado atr¨¢s el problema de la representaci¨®n hiperrealista. La soluci¨®n satisfactoria de esa cuesti¨®n est¨¦tica, no obstante, parece haber tra¨ªdo consigo su contrapartida: a la pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n posGravity parece exig¨ªrsele algo m¨¢s que mera diversi¨®n. Por lo menos, que explique el Sentido de la Vida, en may¨²sculas, como si eso costara el precio de una entrada. Lejos de materializarse en obras comparables a las aportaciones de Kubrick y Tarkovsky, que tanto confiaron en la elocuencia del s¨ªmbolo y el poder y el enigma de la imagen, ese anhelo ha acabado cristalizando en trabajos que confund¨ªan complejidad con ret¨®rica. Resulta aliviador que, pese a su t¨ªtulo, el sexto largometraje del sueco Daniel Espinosa sea la nueva forma de un viejo conocido: el envoltorio de ciencia ficci¨®n hard al servicio de una eficaz idea de serie B.

Life es una hija poco ambiciosa de Alien, el octavo pasajero (1979) o, si lo prefieren, la reescritura en limpio, o la traducci¨®n al lenguaje del blockbuster, del cl¨¢sico de la serie B It! The Terror from Beyond Space (1958) de Edward L. Cahn: una forma de vida alien¨ªgena diezma a una tripulaci¨®n en este trabajo donde destacan los estallidos truculentos y dan cierta risa los apartes vocacionalmente trascendentes de sus personajes.