¡°En el ADN del Instituto Cervantes debe estar la palabra Iberoam¨¦rica¡±
El nuevo responsable de la instituci¨®n llega con dos obligaciones: su iberoamericanizaci¨®n y una ley que le dote de autonom¨ªa para buscar mayor financiaci¨®n
Max Aub, express
La primera exposici¨®n en la era Juan Manuel Bonet dentro de la sede principal del Instituto Cervantes (Calle Alcal¨¢, en Madrid) tendr¨¢ sello propio: Max Aub. "La comisar¨ªa el poeta Juan Marqu¨¦s y no oculto que surgido desde el d¨ªa en que vi que la pobre Elena Aub, hija de Max, se levantaba con aquel anuncio de quitarle su sala dedicada en el Matadero". Como buen experto en las vanguardias y los bordes del canon, a Bonet, aquella noticia, le indign¨®. "Hay que reivindicarlo absolutamente. Representa un ejemplo de c¨®mo en un escritor, su patria es la lengua". Y en el caso de Aub, con doble m¨¦rito: "Porque el castellano no era su idioma natal. Se trata de un jud¨ªo alem¨¢n, nacido en Par¨ªs, que por causas de la I guerra mundial acaba recalando con su familia en Valencia". Otra guerra, la civil, lo expulsa a M¨¦xico. "Llega all¨ª, con su bagaje y se convierte en autor de ambas orillas. En la exposici¨®n vamos a mostrar los Correos de Euclides, nombre de la calle en que vivi¨® y de donde sale una revista que mandaba a sus amigos. Fue tambi¨¦n pintor falso, alguien paradigm¨¢tico como escritor exiliado y un tanto surreal, con su falso discurso de entrada en la academia, por ejemplo". Ser¨¢ una pieza que leer¨¢ el actor Jos¨¦ Luis G¨®mez en las actividades en torno a la muestra. "Es una exposici¨®n organizada para desagraviar una injusticia, la ofensa a un errante, a alguien con quien Espa?a se hab¨ªa reconciliado".
Llega cauto Juan Manuel Bonet al Instituto Cervantes. Discretamente, desde su misi¨®n en el centro de Par¨ªs, ciudad en la que naci¨® en 1953. Pero con dos obligaciones marcadas para que la instituci¨®n dedicada a la ense?anza del idioma y la cultura en espa?ol por todo el mundo despegue tras una crisis que ha adelgazado su presupuesto a 115 millones de euros y su expansi¨®n global. Hereda de su anterior responsable, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, algunos asuntos en marcha. Uno es la iberoamericanizaci¨®n. Otro, una firme demanda: esa ley propia que le dote de autonom¨ªa para buscar mayor financiaci¨®n y huir de la constante lucha de poder por su control que desde hace a?os mantienen en todos los Gobiernos entre el ministerio de Exteriores y el de Cultura.
Pregunta. ?Se cree usted lo del espa?ol?
Respuesta. ?Hombre que si me lo creo!
P. ?C¨®mo podr¨ªa demostrarlo?
R. Es algo objetivo. Primero, todos los pa¨ªses de nuestro entorno cuentan con un instituto consagrado a su lengua y su cultura. Pero en nuestro caso, adem¨¢s, tenemos la suerte de que lo hablan 500 millones de personas en todo el mundo. As¨ª que se trata de algo imparable, ?c¨®mo no creer en lo que esta casa, adem¨¢s ha hecho con su continente hermano? En el ADN de cualquier centro de nuestra red debe estar la palabra Iberoam¨¦rica. En mis casi cinco a?os como director del Cervantes en Par¨ªs, dicho t¨¦rmino ha sido parte fundamental del proyecto. Pero es que, adem¨¢s, ese tiempo me ha permitido comprobar que el espa?ol en Francia se encuentra con una salud mejor que el franc¨¦s en Espa?a, cuando hace apenas cuatro d¨¦cadas era al rev¨¦s. No digo que esto sea bueno tampoco. S¨ª en el sentido de que los padres elijan para sus hijos el espa?ol como segunda lengua antes que el alem¨¢n. Pero me preocupa tambi¨¦n que cueste encontrar hoy a escritores espa?oles j¨®venes que dominen el franc¨¦s.
P. Bien, pero el caso es que no parece que el Gobierno lo crea tanto. Si comparamos los 700 millones de libras del British Council, los 300 millones de euros del Goethe Institut alem¨¢n, por ejemplo, no vemos mucha fe por parte de las autoridades cuando en el Cervantes no hay m¨¢s que 115.
R. Hace unos d¨ªas comparec¨ª en el Senado y todos los grupos mostraron su apoyo incondicional. El Cervantes ha pasado la crisis, como todo el mundo. Pero se trabaja con verdadera voluntad y se sacan adelante cosas incre¨ªbles.
P. Los involucrados en la instituci¨®n, sin duda. Pero los sucesivos gobiernos han hablado de la grandeza del espa?ol sin dedicar los fondos necesarios a la altura de las palabras. Comparativamente con los institutos europeos, la cifra, ?no le parece rid¨ªcula?
R. Hemos aumentado nuestra autofinanciaci¨®n y mi intenci¨®n es que suba la aportaci¨®n del Estado.
P. ?Lo ha pedido ya?
R. En mi discurso de toma de posesi¨®n fue lo primero que dije. Se produjo un gran aplauso. La cultura cuesta dinero. Y ofrecer mejor cultura, m¨¢s. Me han subrayado eso como misi¨®n para llevar a cabo. Como tambi¨¦n me han pedido una mayor acci¨®n con Iberoam¨¦rica. Dos misiones que asumo plenamente convencido. Se ha recorrido mucho por parte de mis predecesores, sobre todo en el campo de la literatura y el cine. Quiz¨¢s menos en las artes pl¨¢sticas, pero bien, lo reforzaremos. Si queremos hacerlo mejor, necesitaremos m¨¢s dinero. Podemos solventar parte del problema con el patrocinio, pero, a d¨ªa de hoy, no supera los 800.000 euros del presupuesto total. Una gota de agua en el oc¨¦ano.
P. Eso tambi¨¦n tendr¨¢ f¨¢cil arreglo con una ley propia que le permita mayor autonom¨ªa para generar recursos. Tambi¨¦n zanjar¨ªa la eterna pol¨¦mica de su independencia frente al control de Cultura o Exteriores. ?Lo ha pedido tambi¨¦n?
R. Es un deseo, seguro que lo podremos conseguir. Pero quiero puntualizar que creo que el Cervantes est¨¢ fuera del debate o el deseo de control pol¨ªtico. Que ning¨²n gobierno lo ha utilizado para caprichos propios.
P. Aun as¨ª, es un caramelo que Exteriores y concretamente el cuerpo diplom¨¢tico, no querr¨ªa dejar escapar.
R. Si nos atenemos a los directores de centros, tan s¨®lo la de Tel Aviv es diplom¨¢tica. No veo eso tampoco. Hay pa¨ªses en los que los institutos culturales est¨¢n dirigidos por los diplom¨¢ticos, en nuestro caso, no se da. Est¨¢ bien coordinarse con ellos a todos los niveles, pero las programaciones las decidimos nosotros, no las misiones diplom¨¢ticas. Todo el mundo contempla el Cervantes como un ente con rumbo propio. Dicho esto, somos conscientes de que se trata de un objeto de deseo. Para entrar en ¨¦l y por parte de pa¨ªses que no dejan de hacer peticiones para que se abran centros.
P. ?Qui¨¦n frena una ley propia entonces?
R. Todav¨ªa no hay fecha.
P. ?Si miramos encima de su mesa de despacho no encontraremos nada, ning¨²n papel urgente al respecto?
R. A¨²n no. Pero insisto, es nuestro deseo y se ha hablado de eso. Es un tema, si no urgente, s¨ª pendiente.
P. Llega usted en mitad de una guerra cultural norte / sur. ?Sirve, como ha expresado Rajoy, tender puentes o se impone un enfrentamiento ante la avalancha de agravios de Trump respecto a sus vecinos del sur?
R. Nada mexicano nos es ajeno. Lo repito siempre. El ministro de Exteriores, Dastis, ha sido claro tambi¨¦n: ha dicho que Espa?a est¨¢ preocupada y atenta, y que M¨¦xico tiene sus propios canales de interlocuci¨®n con su vecino del Norte, pero que si es conveniente para ellos que Espa?a eleve el tono, se har¨¢. El Cervantes tiene grandes lazos con ese pa¨ªs y vamos a estrecharlos. Con la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), el examen conjunto para el certificado del espa?ol y una sede pegada a la nuestra en Madrid, con el Fondo de Cultura, tambi¨¦n. Tenemos nuestros centros y disponemos de los suyos para trabajar conjuntamente. Hay que seguir y abrir a¨²n m¨¢s los brazos a esa diversidad en territorios como Estados Unidos.
P. ?Y ampliar centros all¨ª?
R. Si hay tres zonas donde debamos hacerlo, Estados Unidos es una. Debemos estar presentes en Washington y California, por ejemplo. Otra es el sudeste asi¨¢tico y tambi¨¦n el ?frica subsahariana.
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