Vivir despu¨¦s de haber matado
¡®Ni con tres vidas que tuviera¡¯ pone en escena una adaptaci¨®n de la entrevista que Jordi ?vole hizo al etarra I?aki Rekarte en ¡®Salvados¡¯
La casualidad ha marcado, con toda seguridad, la existencia de Ni con tres vidas que tuviera. La irrupci¨®n del montaje en la cartelera ha sido un regalo. Tanto para sus creadores como para el p¨²blico que abarrotaba este viernes la sala Nave 73 de Madrid para asistir a su estreno. Esta historia vertebrada en la entrevista que le hizo el periodista Jordi ?vole al etarra I?aki Rekarte en Salvados, en 2015, se ha subido a las tablas solo un d¨ªa antes de la fecha que marca el fin definitivo de ETA. Y el resultado es un aut¨¦ntico pu?etazo de humanidad. ¡°No buscamos ni remover, ni justificar. Ni mucho menos ponernos de parte de nadie¡±, asegura el dramaturgo Jos¨¦ Pascual Abell¨¢n, responsable del texto. ¡°Pensamos que el teatro es una voz ahogada de lucha. Y nuestra ¨²nica lucha es que el terror y la violencia se acaben¡±.
El crimen de un soldado sin guerra
El etarra I?aki Rekarte apenas pasaba los 20 a?os cuando se convirti¨® en asesino. Le bast¨® con pulsar un bot¨®n y detonar una bomba. Con ese peque?o gesto se llev¨® por delante la vida del matrimonio Euti?o G¨®mez y Julia R¨ªos, y de Antonio Ricondo, de 28 a?os, como "da?os colaterales" en un intento fallido de hacer volar por los aires un furg¨®n de las fuerzas de seguridad, en un barrio de Santander, en 1992. Desde su visi¨®n, aquello era una guerra y fuera de la banda terrorista todos eran enemigos. Pas¨® m¨¢s de dos d¨¦cadas en la c¨¢rcel por esos cr¨ªmenes. All¨ª comprendi¨® la magnitud de lo que hab¨ªa hecho, se arrepinti¨®, reneg¨® de ETA y escribi¨® el libro Lo dif¨ªcil es perdonarse a uno mismo. En esas p¨¢ginas cuenta su historia, la misma que captaron las c¨¢maras de Salvados y que se narra ahora en Ni con tres vidas que tuviera.
Tanto ¨¦l como el director de la obra, Sergio Arr¨®spide, el deseo m¨¢ximo es ¡°aportar algo¡±. Al menos una m¨ªnima parte de lo que les ha brindado a ellos el encontrarse cara a cara tanto con el asesino arrepentido como con la hija del matrimonio que mat¨®. ¡°Lo bueno del teatro es que te obliga como creador a colocarte en un lugar donde tus prejuicios no tengan cabida, y a acercarte a ¨¦l desde una perspectiva muy amplia¡±, resalta Arr¨®spide. ¡°Lo que hacemos es ahondar lo m¨¢ximo posible en los sentimientos de cada persona, poner el dolor sobre la mesa¡±.
Eso s¨ª, aunque el texto est¨¦ totalmente inspirado en la pol¨¦mica entrevista emitida en prime time, en el transcurso de la representaci¨®n no se mencionan expl¨ªcitamente ni nombres ni siglas. No hace falta. En el escenario, casi vac¨ªo, se encuentra una reportera cualquiera (Luc¨ªa Esteso) entrevistando a un terrorista cualquiera (Borja Maestre) ¨Cpersonaje que iba a interpretar el actor Rikar Gil, fallecido en enero- quien se enfrenta con la realidad danzando ahora con su pasado. ¡°No nos referimos a un conflicto concreto, que podr¨ªa abordar cualquier tipo de violencia, porque queremos levantar con esto un leit motiv¡±, explica Abell¨¢n. ¡°El hombre que est¨¢ ah¨ª ha hecho un da?o tremendo y ha sembrado dolor y horror, pero ha vuelto a la vida. ?Qu¨¦ pasa con un ser humano cuando ha hecho una cosa as¨ª y ya ha cumplido?¡±.
Por eso, el dramaturgo incide en que Ni con tres vidas que tuviera es, ante todo, una obra sobre la vida. ¡°Aunque para hablar sobre la vida hay que hablar tambi¨¦n de muerte. Y tenemos que saber por qu¨¦ alguien mata, no cerrarnos los o¨ªdos. Tampoco justificarlo o perdonarlo. Solo entender¡±. Eso es lo que trata precisamente el tercer v¨¦rtice del montaje: la hija del matrimonio asesinado por el terrorista (Esther Vega). Ella, como lo hizo en su d¨ªa la mujer real tras ver en televisi¨®n al responsable de la muerte de sus padres, lanza una pregunta desgarrada al aire: ?c¨®mo se le puede poner un micr¨®fono a un asesino? ¡°Nosotros tambi¨¦n le hemos dado una obra de teatro. Hablar tiene que hablar todo el mundo, porque si no el conflicto cojea. Y estoy convencido de que el ¨¦xito de que una sociedad evolucione es querer comprender a todos los lados¡±, justifica el director, que ha querido fusionar realidad y ficci¨®n y a?adir un cierre fruto de la dramaturgia. El autor lo define, de hecho, como ¡°un ensayo de la vida¡±. En Ni con tres vidas que tuviera, la v¨ªctima y el verdugo acaban cara a a cara. En la realidad ese encuentro nunca se ha dado, pero el texto cont¨® con la aprobaci¨®n de todos los implicados. ¡°Para m¨ª fue muy grande cuando la hija de esa dos personas asesinadas me dijo que no se identificaba con el final, que nunca lo har¨ªa, pero que me entend¨ªa¡±, rememora? Abell¨¢n. Guste m¨¢s o menos la representaci¨®n, ambos se dan por satisfechos con que el p¨²blico se vaya con un objetivo del teatro, sostiene Sergio Arr¨®spide. ¡°Que la paz sea el ¨²nico final¡±.
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