En memoria del ni?o Adri¨¢n
El festejo, como suele suceder, encerraba mucha expectaci¨®n, pero fue toda una decepci¨®n
Ser¨¢ la primera vez en la historia que Las Ventas se pone de pie y guarda un minuto de respetuoso silencio en homenaje a un ni?o -Adri¨¢n Hinojosa, de ocho a?os- que quiso ser torero, pero una cornada mortal le ha impedido vestir siquiera el traje de luces.
Mart¨ªn/Fandi?o, Aguilar, Del Pilar
Toros de Victorino Mart¨ªn -el quinto, devuelto-, bien presentados, desiguales en varas, sosos, descastados y sin clase. El sobrero, de San Mart¨ªn, blando y noble.
Iv¨¢n Fandi?o: bajonazo y dos descabellos (silencio); pinchazo y estocada muy trasera (pitos).
Alberto Aguilar: media (silencio); pinchazo -aviso-, estocada -segundo aviso- y dos descabellos (silencio).
G¨®mez del Pilar, que confirm¨® la alternativa: estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); dos pinchazos, estocada -aviso- y dos descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas. Primera corrida de la temporada. 9 de abril. Tres cuartos de entrada. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria del ni?o Adri¨¢n, fallecido el pasado s¨¢bado. Los tres espadas le brindaron uno de sus toros.
Emocionantes el momento y la atronadora ovaci¨®n en memoria de un cr¨ªo que se convirti¨® por obra de una maldita enfermedad y de algunos malvados instalados en el anonimato de las redes sociales en el s¨ªmbolo de una fiesta necesitada de referentes.
Adri¨¢n ha tenido poco tiempo para sonre¨ªr y ser feliz a causa de una voltereta de las que no dejan escapatoria. Su muerte -la de un ni?o empitonado por el c¨¢ncer- llega al alma de cualquiera con dos dedos de frente. Por esa trist¨ªsima circunstancia, ¨¦l fue ayer el protagonista del festejo; por eso, y porque ni la corrida de Victorino Mart¨ªn ni la terna de toreros estuvieron a la altura del homenaje que merec¨ªa ese aspirante a la torer¨ªa que, al menos, tuvo la alegr¨ªa de dar la vuelta al ruedo y salir a hombros en un festival el a?o pasado.
Respondi¨® la afici¨®n a la llamada de los toros del afamado ganadero de Galapagar, que vive tiempos de gloria tras el indulto de Cobradiezmos en la pasada Feria de Abril. Guapa corrida la que inaugur¨® el ciclo de festejos mayores en la plaza de Madrid. Pero el env¨ªo de Victorino Mart¨ªn no respondi¨® a la ilusi¨®n despertada. La guapeza de su trap¨ªo no encerraba m¨¢s que falta de entrega, tristeza, soser¨ªa, corto recorrido, cara a media altura y algunas aviesas intenciones. Total, que solo el segundo toro, primero de Fandi?o, mostr¨® noble sinceridad por el pit¨®n izquierdo, y el quinto, sobrero de San Mart¨ªn, blando como el devuelto, permiti¨® que Aguilar lo muleteara con serenidad en una labor que no alcanz¨® el nivel esperado.
En fin, que el festejo, como suele suceder, encerraba mucha expectaci¨®n, pero fue toda una decepci¨®n; el toro es un misterio y nadie sabe lo que guarda hasta que se abre el port¨®n de chiqueros.
Pero, ?y los toreros? Cuando no hay toros, ya se sabe¡ Pero la corrida se celebraba en Madrid, los tres est¨¢n necesitados de un triunfo para enderezar su temporada y qui¨¦n sabe si sus vidas toreras, y todas las miradas de toreo estaban centradas en la arena vente?a.
Pues no pas¨® nada, lo cual es grave; especialmente, para los tres vestidos de luces. Hubo decisi¨®n, pero muchas dudas; entrega muy medida; poca firmeza y, sobre todo, la sensaci¨®n de derrota.
Bien comenz¨® G¨®mez del Pilar y¨¦ndose a la puerta de toriles para recibir a su primero; el animal se fren¨® y todo qued¨® en un susto. Buena actitud en una tanda de ver¨®nicas, y un interminable tercio de varas, empe?ados todos en que el animal se comportara como bravo cuando no lo era. Digno estuvo el torero muleta en mano, por encima de un oponente que pronto lo avis¨® por los dos pitones. Muy descastado su segundo, muy despegado el torero, y no pas¨® nada, que es lo peor.
Fandi?o no ha despejado ninguna inc¨®gnita. Sigue sin confianza, ni ideas, y no se le nota s¨ªntoma alguno de recuperaci¨®n. Le falt¨® chispa a su primero, que embisti¨® con largura por el pit¨®n izquierdo, y al torero le faltaron reposo y firmeza. Acelerado y muy desconfiado en el cuarto, y la gente se enfad¨® con ¨¦l.
Muy dificultoso y con mal genio fue el primer victorino de Aguilar, y el torero se coloc¨® a la defensiva, quiz¨¢ con raz¨®n. Blandengue y noble fue el sobrero, y le hizo una faena irregular, con algunos momentos muy jaleados, que estrope¨® con la espada.
En fin, que as¨ª es la vida del aficionado¡ Lo que no ha tenido sentido es la muy corta vida de Adri¨¢n.
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