Im¨¢genes de aflicci¨®n y desencanto
Santos Zunzunegui analiza en el libro 'Bajo el signo de la melancol¨ªa' pel¨ªculas que hablan de males de amores, ruinas morales y pensamientos f¨²nebres
"La nieve est¨¢ cubriendo Irlanda. Cae sobre toda la oscura llanura central, sobre las colinas despobladas, suavemente sobe los pantanos de Allen y, m¨¢s lejos, hacia el oeste [...]. Uno a uno todos nos convertiremos en sombras". El sombr¨ªo soliloquio interior de Gabriel Conroy en Dublineses, de John Huston (adaptaci¨®n del relato Los muertos, de James Joyce) apaga cualquier halo de alegr¨ªa en el alma de espectador. De forma lenta aunque irremediable la melancol¨ªa inunda el patio de butacas. "No es depresi¨®n, ni una patolog¨ªa causada por la bilis negra como pensaban los griegos. No es f¨¢cil de definir", apunta Santos Zunzunegui (Bilbao, 1947). "Como apunta Yves Hersant, es una aut¨¦ntica enfermedad cultural que atraviesa todas las artes",
Zunzunegui sabe de lo que habla. Con Bajo el signo de la melancol¨ªa (C¨¢tedra), este catedr¨¢tico de Comunicaci¨®n Audiovisual de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, y uno de los semi¨®logos e historiadores cinematogr¨¢ficos europeos m¨¢s prestigiosos, ha escrito su libro m¨¢s personal, sobre "algo que se ha convertido en una manera po¨¦tica de pensar el mundo". Y la ha rastreado en el cine huellas de "ese sentimiento m¨¢s universal de los que pensamos". Es curioso: la melancol¨ªa va asociada a un estado de languidez y vagueza, de desinter¨¦s por el resto de las cosas, en general, un sentimiento pasivo, y sin embargo en el cine ha devenido en un poderoso motor emocional. "Cierto, no hay m¨¢s que fijarse en el cine de tres grandes como Kenji Mizoguchi, Orson Welles o Satyajit Ray. Y es universal. Todo el arte est¨¢ atravesado por la melancol¨ªa". Esa idea primigenia la defend¨ªa Jean Clair en la exposici¨®n que organiz¨® en Par¨ªs en 2005 sobre este sentimiento. En su paso por Berl¨ªn, la esposa de Zunzunegui la vio y traslad¨® sus emociones al historiador y cr¨ªtico. "A muchos de los estudios cinematogr¨¢ficos les reprocho que se suelen encerrar en el mundo del cine, son muy autorreferenciales. Y a m¨ª me interesa poner el cine en relaci¨®n con las otras artes, porque dialoga permanentemente entre ellas. Les toma prestadas cosas y a su vez les influye. Al escoger un tema transversal como la melancol¨ªa puedo mostrar esta comunicaci¨®n. ".
El libro est¨¢ dividido en apartados precisos, que desglosan la melancol¨ªa en pensamientos f¨²nebres, la postraci¨®n, el mal de amor, la descomposici¨®n, las ruinas, la melancol¨ªa del yo y de la historia, y el temperamento melanc¨®lico, cap¨ªtulo que ilustra con la figura de Orson Welles. Zunzunegui arranca con una teor¨ªa de la melancol¨ªa en la que junta a dos im¨¢genes ic¨®nicas: el grabado Melancol¨ªa (1514), de Alberto Durero, y el cuadro New York Movie (1939), de Edward Hopper. "Es la primera vez que empiezo un libro de cine con un detonante extracinematogr¨¢fico, la exposici¨®n de Clair. Me hab¨ªa llegado el momento de dejar claro que la mejor manera de pensar el cine es desde fuera, y que no me considero cin¨¦filo en el sentido convencional de la palabra", apunta el catedr¨¢tico. De ah¨ª que trufe sus p¨¢ginas con citas filos¨®ficas y literarias, con las que ahonda en algunas pel¨ªculas de Jean-Luc Godard (Histoire (s) du cin¨¦ma), Mizoguchi (La emperatriz Yang Kwei-fei), Ray (Jalsaghar), Gus Van Sant (Last Days), Roberto Rossellini (Alemania, a?o cero), Luchino Visconti (Senso y El gatopardo), Jacques Tourneur (Yo anduve con un zombi), Fran?ois Truffaut (La habitaci¨®n verde) y otros. "He elegido siendo muy estricto con el sentimiento, que fuera el motor f¨ªlmico de cada largometraje. Busqu¨¦ los temas abstractos a los que luego ilumin¨¦ con pel¨ªculas concretas".
Aparte quedan algunas de las pel¨ªculas favoritas de Zunzunegui como Dublineses, de un cineasta, John Huston por el que en cambio no siente "especial predilecci¨®n". "Es una gran obra maestra. No desmerece nada y en algunos momentos mejora el relato de Joyce". Huston se despide con un trabajo de contrastes como con los que jugaba Mar¨ªa Zambrano, que habl¨® de la melancol¨ªa como "un tener no teniendo", que Zunzunegui tambi¨¦n aplica a En la ciudad de Sylvia, de Jos¨¦ Luis Guer¨ªn. "Me gusta disfrutar, como dec¨ªa V¨ªctor Hugo, del placer de estar triste. Y la palabra clave es placer".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.