C¨®mo ser ¡®mod¡¯ en 2017
El modernismo result¨® ser una de las subculturas juveniles m¨¢s influyentes
Ocurri¨® a mediados de los sesenta, durante los puentes de Semana Santa y Pentecost¨¦s. Masas de mods y grupitos de rockers chocaron en las playas del Sur de Inglaterra. Unas refriegas que hoy apenas ser¨ªan reflejadas en las cr¨®nicas de cualquier partido de f¨²tbol pero que en aquellas fechas, gracias a la escasez de noticias, ocuparon portadas en la escandalizada prensa brit¨¢nica, con el consiguiente eco internacional.
Fue una revelaci¨®n para los jovencitos espa?oles: se hablaba de sectas urbanas cercanas, nada que ver con las coreografiadas rivalidades ¨¦tnicas de West Side story. Revistas musicales como Fonorama profundizaron en el asunto. Se planteaba autom¨¢ticamente el dilema: ?eres rocker o mod?
Con la urgencia por huir de la conformidad y establecer complicidades generacionales, aquella hipot¨¦tica pregunta se convirti¨® en cuesti¨®n decisiva. Instintivamente, uno admiraba a los rockers como nobles centauros pero conseguir una de sus motos era una utop¨ªa, aunque hab¨ªa qui¨¦n juraba que todav¨ªa circulaban Harley-Davidson importadas en los a?os treinta; resultaban igualmente inaccesibles los vaqueros Levi¡¯s o las chupas de cuero. Se corri¨® el rumor de que estas ¨²ltimas pod¨ªan conseguirse en tiendas que surt¨ªan a la Guardia Civil de Tr¨¢fico pero nadie se atrev¨ªa a comprobarlo. Adem¨¢s, no se pod¨ªan encontrar grabaciones de rock & roll que no fueran las de Elvis Presley.
Por eliminaci¨®n, quedaban los mods. En teor¨ªa, una esc¨²ter (Vespa, Lambretta) era asequible. El look ¨Centre italiano y franc¨¦s- daba menos el cante y esquivaba los reproches del mundo adulto. Y algunos discos de The Who o The Kinks llegaban a Espa?a.
A la larga, lo mod se manifestar¨ªa como la mejor opci¨®n. Muchas de las referencias culturales rockers han envejecido mal (intenten volver a visionar Rebelde sin causa) mientras que podr¨ªamos afirmar que vivimos en un mundo informado por la est¨¦tica mod. Un inciso: no necesariamente para bien, si pensamos en la adoraci¨®n de las marcas o ese elitismo definido por la capacidad de consumo.
Hay un libro monumental que refleja la ambici¨®n expansiva del movimiento, en su vertiente m¨¢s exquisita e inquisitiva. Mods. Gu¨ªa para una vida elegante (Lenoir), del valenciano Dani Llabr¨¦s, contiene unas 620 entradas. El grueso est¨¢ dedicado a la m¨²sica negra, con centenares de minibiograf¨ªas de jazzistas, bluesmen, cantantes de soul, artistas jamaicanos y latinos¡m¨¢s sus sellos, sus productores y hasta los dise?adores de sus portadas.
Para sorpresa del visitante desprevenido, esos gigantes del ritmo comparten espacio con Jean Genet, Mondrian, Hitchcock, Peter Sellers, la Bauhaus o los existencialistas: los mods no pretend¨ªan cambiar el mundo (esa ser¨ªa misi¨®n de los hippies) pero todo era susceptible de pasar por su prisma.
Repasando esta enciclopedia, se pueden deducir lecciones sobre la fugacidad empresarial. Obviamente, aquellas discogr¨¢ficas gloriosas ya no existen pero cuando Llabr¨¦s detalla los clubes brit¨¢nicos donde se congregaban los mods, entramos en la pura arqueolog¨ªa: aparte del Ronnie Scott¡¯s, todos los locales han desaparecido. Atenci¨®n: no ocurre lo mismo con las tiendas y las firmas de ropa, que suelen seguir activas.
Respecto a la moda, las indagaciones de Llabr¨¦s llegan a ser abrumadoras. Hay una entrada para ¡°camisas¡±, pero tambi¨¦n para ¡°pu?os camisas¡± y ¡°cuellos camisas¡±, sin olvidar a fabricantes como Ben Sherman, Brutus o Brooks Brothers. Aunque los peinados mods nos parezcan elementales, aqu¨ª se bautiza y describe media docena de diferentes cortes de pelo masculinos.
Cierto que esta masa de informaci¨®n no estaba disponible durante los sesenta; lo mod constitu¨ªa entonces un territorio sin fronteras definidas. Como ocurre con los libros de Alex Cooper, se trata de erudici¨®n adquirida con el tiempo, facilitada por la universalizaci¨®n del fen¨®meno con la pel¨ªcula Quadrophenia (1979) y sedimentada por la labor de ap¨®stoles a los que, muy justamente, Llabr¨¦s incluye en su santoral. El subtexto de estos tomos viene a reafirmar que hoy puedes llevar una vida plenamente mod, repleta de descubrimientos, aunque tus cabellos hayan girado hacia lo plateado.
Babelia
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