El sue?o ib¨¦rico de Ian Gibson y Pedro S¨¢nchez

Era un lunes de transici¨®n vacacional para una buena parte de los mortales, un tanto l¨¢nguido por el pre¨¢mbulo del calor, pero una tarde de excitaci¨®n para Ian Gibson, que present¨® su libro Aventuras Ib¨¦ricas (Ediciones B), en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. Lo acompa?aban dos amigos: el magistrado Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn Pall¨ªn y el pol¨ªtico Pedro S¨¢nchez. Los tres compartieron mesa y micr¨®fono con un Gibson que alent¨® el sue?o de una Iberia unida, republicana y federal, eso s¨ª.

En medio de una discreta retaguardia ante la madre de todas las batallas que se presenta sobre su partido, Pedro S¨¢nchez convers¨® con Gibson. Lo hizo en cazadora y sin alardes declaratorios. No fue tarde de grandes protagonismos por su parte. M¨¢s bien, antes de responder frente a las c¨¢maras por Pedro Piqueras en Tele 5, el aspirante socialista se entren¨®. Pero preguntando.

Quiso saber sobre tres frases que han inspirado a Gibson en su escritura: ¡°Una del Quijote, la de meter las manos hasta los codos en esto que llaman aventuras. Otra de Lorca, ser uno y ser mil para sentir las cosas en todos sus matices. Y, por ¨²ltimo, otra del viajero Richard Ford. En eso de los espa?oles y su tendencia a enredarse, ?se refer¨ªa a la izquierda de este pa¨ªs?¡±. Gibson recogi¨® la inquietud: ¡°Tiene que ver con no admitir las buenas cosas hechas entre todos. Reconocer las conquistas del otro lado. Que el AVE o las carreteras no son de derechas ni de izquierdas, sino logros comunes¡±.

No en vano el autor del libro coloca un mapa de la pen¨ªnsula con las calzadas romanas de Hispania al principio y lo cierra con el general de carreteras actual. Un cruce de caminos que une y aglutina. Todo un s¨ªmbolo del ideal que busca Gibson y, en varios sentidos, S¨¢nchez dio a entender que comparte: ¡°Una Iberia federal que alumbre la III Rep¨²blica¡±, dijo el hispanista.

Cuando el viajero Richard Ford se preguntaba eso de los espa?oles y su tendencia a enredarse, ?se refer¨ªa a la izquierda de este pa¨ªs?¡±, pregunt¨® S¨¢nchez a Gibson

En su caso, fue el factor Do?ana. No resulta casual que el parque que divide las fronteras entre Portugal y Espa?a fuera el objeto de su primera visita en 1957. ¡°Entonces era un joven loco de la ornitolog¨ªa y quise venir a ver las bandadas de ¨¢nsares que seg¨²n el gran experto irland¨¦s en la materia, Michal Rowan, viajaban all¨ª en invierno. Pude elegir Italia, pero fue eso lo que me atrajo aqu¨ª¡±, asegura Gibson.

Desde entonces no ha podido resistirse al encanto: ¡°El de vivir en el ¨²nico pa¨ªs donde se come antes de ir a comer, si vas de tapas¡±, asegura. Pero tampoco dejar de penar por la rabia que le producen ciertas cuentas pendientes: ¡°Un gran acuerdo por la educaci¨®n, una derecha razonable y, lo m¨¢s importante, resolver el asunto de todos los muertos que siguen en las cunetas¡±.

S¨¢nchez, a la derecha, asent¨ªa. Pall¨ªn, que le ha acompa?ado en varios actos de reivindicaci¨®n de memoria hist¨®rica tambi¨¦n. Pero m¨¢s a¨²n en su discurso pro europeo: ¡°Espa?a tiene un gran futuro dentro de Europa precisamente por haber sabido cimentar la mezcla de culturas desde antes de los romanos. Puede que de ah¨ª venga su pasmosa vitalidad. Una vitalidad que exprime el presente y que a veces asusta por ser tan determinante¡±.