Echanove: ¡°Los actores no tenemos convenios que nos defiendan en Espa?a porque somos gilipollas¡±
El int¨¦rprete se convierte en Quevedo para representar ¡®Sue?os¡¯ dirigido por Gerardo Vera y habla de la muerte de su personaje en 'Cu¨¦ntame'
Dos veces se ha metido Juan Echanove en la piel de don Francisco de Quevedo. Una para el cine, como confidente del capit¨¢n Alatriste, en su veta m¨¢s golfa y tabernaria. Otra, ahora, a lo largo de todo abril, aullando contra los muros de la muerte, en medio de ese catecismo para usuarios de Espa?a que son Los sue?os. Un Quevedo crepuscular, moribundo pero clarividente y aun rabioso, que le llega a un Echanove lic¨¢ntropo del teatro, tras haber dicho adi¨®s sin quererlo a la serie Cu¨¦ntame y dirigido poco tiempo despu¨¦s de su ¨¦xito conjunto en Los hermanos Karamazov, por Gerardo Vera.
Su salida de Cu¨¦ntame, le ha hecho encomendarse absolutamente, en gracia y compromiso total, al teatro. ¡°He formado mi compa?¨ªa, Karamazov se llama, para acometer proyectos de montajes semip¨²blicos. Todos sus miembros, 11 actores, tengan el papel que tengan, viajan en las mismas condiciones, duermen en los mismos hoteles y cobran lo mismo. Tanto los protagonistas como los secundarios. Para m¨ª eso es importante. Los t¨¦cnicos se han organizado bien en este pa¨ªs y han forjado sus condiciones y convenios, pero los actores no lo hemos hecho y seguimos sin hacerlo porque somos gilipollas¡±.
Nunca es tarde: ¡°Cuarenta a?os despu¨¦s de que empezara mi carrera en el Centro Dram¨¢tico Nacional, con Llu¨¬s Pasqual, puedo montar la compa?¨ªa y trabajar como so?¨¦ desde el principio¡±, asegura. El detonante viene de lejos. Pero lo ha catapultado esa pu?alada que ha sentido al despedirse de la serie Cu¨¦ntame tras 12 a?os en pantalla acoplado a la saga con el secreto cromosoma de la clase media espa?ola en casa de los Alc¨¢ntara. ¡°No fue por mi voluntad. Un d¨ªa llegu¨¦ al rodaje, me dijeron que los responsables quer¨ªan hablar conmigo. Imanol Arias [el protagonista] me avis¨®: creo que te quieren matar. A tu personaje, se entiende. Entonces fue cuando Joaqu¨ªn Oristrell, responsable de guiones, me dijo eso que no nos merec¨ªamos ni yo, ni el pobre Miguel Alc¨¢ntara, a quien yo daba vida: Es poco personaje para tan gran actor... ?Hombre, no!¡±. Eso s¨ª, la soluci¨®n, en mayo. ¡°Como ya se va sabiendo por ah¨ª, no me importa comentarlo. Aunque esta es la ¨²ltima vez, aviso, que trato el asunto. Agradezco a los guionistas y al director del cap¨ªtulo, Agust¨ªn Crespo, que le hayan dado una muerte tan digna y tan bien hecha. Ahora, lo he llorado mucho, que conste¡±.
Una demoledora huella en el teatro
De aquella asombrosa cantera que labr¨® Llu¨¬s Pasqual en el Centro Dram¨¢tico Nacional en la d¨¦cada de los ochenta, sale como actor de teatro Juan Echanove. Particip¨® en dos montajes de Lorca m¨ªticos, estrenos absolutos entonces a nivel mundial, como fueron El p¨²blico y La comedia sin t¨ªtulo. Lanzado ya en escena se adentr¨® en ese revolc¨®n al g¨¦nero que fue El cerdo, de Raymon Cousse. Despu¨¦s se atrevi¨® a adaptar al medio dos piezas ajenas al mismo, que, sin embargo funcionaron como tales. Una fue El verdugo, basada en el guion de la obra maestra en cine de Rafael Azcona y Berlanga, que dirigi¨® Luis Olmos, y esa salvaje novela de Michel Houllebecq, Plataforma, a las ¨®rdenes de Calixto Bieito. El idilio con Gerardo Vera llega a trav¨¦s de otra adaptaci¨®n narrativa a la dramaturgia en un incre¨ªble trabajo de Jos¨¦ Luis Collado: Los hermanos Karamazov, de Dostoievski. "Eso nos ha unido ya hasta la muerte", asegura el actor.
Cosa aparte es la negrura final de Quevedo en las tablas. Necesitaba adentrarse al cien por cien en este soplo de verdades al cuarto y el despido en diferido le ha venido hasta bien: ¡°Necesitaba despojarme, quitarme de encima la piel de neopreno para desnudarle en escena¡±, afirma el actor. ¡°Y se trata de un personaje que me ha venido en la mejor edad, a mis 56 a?os mi compromiso con el teatro es m¨¢s radical que nunca en mi carrera. He encontrado un director junto a quien se nos presentan varios proyectos juntos, hemos formado una gran compa?¨ªa, cuento con un p¨²blico que habla bien y mal de m¨ª al tiempo. Eso me resulta fundamental porque, como dice Quevedo: m¨ªa es la vanidad y tambi¨¦n el desprecio para re¨ªrme de mi propia sombra¡±.
As¨ª que junto a ese t¨¢ndem que forman Vera y Jos¨¦ Luis Collado, enorme dramaturgo, Echanove planea adentrarse en la piel de Master Builder, de Ibsen y construir a un trilero del pelotazo inmobiliario tras su sue?o cuajado de pesadillas quevedescas. Pero mira tambi¨¦n hacia Cyrano de Bergerac, hacia Macbeth, al Rey Lear¡ ¡°Estoy en una edad en la que ya no puedo esperar 10 a?os a que la cosa mejore, tengo que hacer lo posible por cambiarla yo. Y eso que me siento muy afortunado porque no soy de esos actores que humillaci¨®n tras humillaci¨®n debo sentarme a comerme los mocos en casa¡±.
Eso que siempre ha tenido la sensaci¨®n de ser mayor de lo que en realidad es. ¡°Mis amigos me han sacado siempre como m¨ªnimo 15 a?os. Pero ahora me invade una vitalidad no sospechada. He preparado a este personaje de noche, en las madrugadas, hasta las seis de la ma?ana. Lo sent¨ªa como un lobo salvaje que me arrancaba la piel a tiras. Ahora, sigue mordi¨¦ndome, pero lo hace en hueso porque carne, no me queda. Y ya de vez en cuando, yo mismo he aprendido a tirarle alg¨²n que otro zarpazo¡±.
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