Einstein tambi¨¦n hac¨ªa el amor
National Geographic muestra un lado diferente del cient¨ªfico en su primera serie de ficci¨®n
El comienzo de la biograf¨ªa televisiva de Albert Einstein no aparece en ning¨²n libro de ciencia. Las c¨¢maras han pillado al cient¨ªfico de pelo imposible en una posici¨®n poco halag¨¹e?a, con los pantalones bajados y tratando de alcanzar el cl¨ªmax con una mujer que no es su esposa. No para de hablar. ¡°Era una estrella del rock, la primera celebridad moderna, todo un personaje¡±, defiende el director creativo de Genius, Ken Biller. Tras esta introducci¨®n, el espectador ya sabe que descubrir¨¢ una faceta inusual del genio alem¨¢n.
Futuros genios
"La palabra genio se utiliza a la ligera", apunta firme Geoffrey Rush. Cada temporada de Genius repasar¨¢ vida y milagros de un personaje espec¨ªfico, pero encontrar otro genio del calibre de Einstein no es sencillo. La definici¨®n tampoco es f¨¢cil: "No es alguien limitado a la ciencia. Pero todos miran donde nadie ve, tienen pensamiento lateral", sostiene Biller. Para ser protagonista de una serie entretenida, la vida del protagonista tendr¨¢ que ser asimismo apasionante y desconocida para el espectador.
En el rodaje aparecen nombres variopintos, desde cient¨ªficos a empresarios y artistas: Newton, Disney, Darwin, Tesla, Marie Curie (mencionada por Watson), Jobs, Plat¨®n¡ aunque National Geographic, con propuestas en la mesa, busca a alguien m¨¢s contempor¨¢neo, que sea casi opuesto a Einstein. La respuesta la conocer¨¢ el espectador justo cuando termine la primera temporada.
¡°Quer¨ªamos recrearlo fielmente, pero tambi¨¦n de manera apasionante¡±, explica la guionista Kelly Soulders entre gritos de acci¨®n y claqueta en el rodaje de Praga, al que EL PA?S acude invitado por National Geographic. La c¨¦lebre revista convertida en organizaci¨®n audiovisual busca adaptarse con Genius, su primera serie de ficci¨®n, al mercado. ¡°Queremos respetar sus mimbres. Que la audiencia se entusiasme por el conocimiento en cualquiera medio¡±, subraya esta escritora que creci¨® con sus tomos apilados en la estanter¨ªa. Eran los tiempos antes de Wikipedia y cada vez que le mandaban escribir un trabajo tiraba de su lomo amarillo para recopilar citas y referencia.
Esta antolog¨ªa sobre mentes privilegiadas, con un primer episodio dirigido por Ron Howard que se estrena el martes 25 de abril a las 23.00 en NatGeo, a¨²na aquella curiosidad con puro entretenimiento. No solo el protagonista de sus 10 episodios es uno de los cient¨ªficos m¨¢s famosos de la historia, el primero a su nivel captado por las c¨¢maras. Sino que el actor que lo interpreta, Geoffrey Rush, es tambi¨¦n uno de los grandes de su generaci¨®n, versado en capturar estramb¨®ticos iconos reales como Peter Sellers, el marqu¨¦s de Sade o el pianista David Helfgott (papel con el que obtuvo el Oscar en 1997): ¡°Siempre busco romper el estereotipo. Nunca pienso que interpreto a un genio¡±.
Tampoco la serie se limita a la an¨¦cdota de la lengua o el descubrimiento de la teor¨ªa de la relatividad. ¡°Cre¨ªamos saber mucho, pero solo conocemos su figura simb¨®lica¡±, reflexiona Biller. La producci¨®n ahonda en el Einstein refugiado, violinista, activista pol¨ªtico, celebridad y amante apasionado. Quiere ir m¨¢s all¨¢ de la cl¨¢sica frase ¡°Einstein suspend¨ªa matem¨¢ticas¡± con la que los padres justifican las malas notas de los ni?os, y cuya veracidad nunca ha estado clara.
Su versi¨®n juvenil, con el rostro de Johnny Flynn (Lovesick), ni siquiera tiene bigote y canas: ¡°Era punk, iba contra lo establecido y dejaba v¨ªctimas¡±, relata este actor y cantante que se mimetiz¨® con Rush ¡ªa 17.000 kil¨®metros¡ª por Skype. Ambos descubrieron un Einstein desconocido: ¡°Me sorprendi¨® su vis c¨®mica. Era como Groucho Marx¡±, exclama Rush, quien seis a?os despu¨¦s de la candidatura al Oscar por El discurso del Rey se anima con las series: ¡°El p¨²blico aventurero est¨¢ en televisi¨®n. Aqu¨ª no necesitas gustar a todos. Sino buscar tu nicho¡±.
Rush comparte pantalla con Emily Watson (que interpreta a su segunda esposa y prima), con quien estuvo casado en? Ll¨¢mame Peter y La ladrona de libros. Repiten sus di¨¢logos, cargados de ciencia y pol¨ªtica, una y otra vez, pero la qu¨ªmica se palpa siempre. Los ojos llorosos de la actriz nunca dejan de transmitir. Los enormes estudios Barrandov, a las afueras de Praga, hacen el resto. Sus decorados retratan la historia del siglo XX, aunque las conversaciones sobre la persecuci¨®n pol¨ªtica suenan m¨¢s atemporales que nunca.
¡°Hitler no durar¨¢¡±, vaticinan los personajes. Reflejar el presente en la condici¨®n de refugiado de Einstein result¨® ineludible, recuerda Soulders: ¡°Nunca entend¨ª c¨®mo los nazis llegaron al poder con propaganda. Escribimos en plenas elecciones estadounidenses. Esos meses nos dieron otra perspectiva¡±.
Ese pasado se respira tambi¨¦n en Praga. En sus calles todav¨ªa sobreviven paisajes previos a la Segunda Guerra Mundial, una de las razones ¡ªjunto al bajo coste e incentivos fiscales¡ª por las que se eligi¨® la Rep¨²blica Checa para rodar. Varias villas del pa¨ªs posan como Berl¨ªn, Mil¨¢n y la propia universidad checa. Los recuerdos en Barrandov son igual de valiosos. Sus naves invitaron a Hollywood en Casino Royale o Narnia, pero antes albergaron filmes de propaganda nazi y comunista. Mensajes muy presentes en Genius.
¡°No damos discursos pol¨ªticos, solo recordamos c¨®mo nacieron los fascismos. Esos miedos vuelven a Europa¡±, reflexiona Biller, guionista de Smallville, que asemeja a Einstein con Superman: ¡°Es un h¨¦roe con defectos. Busc¨¢bamos narrar lo f¨¢cil que pod¨ªa no haber llegado a ser el personaje que cambi¨® el mundo¡±. As¨ª, entre poligamia y represi¨®n, la teor¨ªa de la relatividad resulta m¨¢s digerible.
Capturar la ciencia en imagen
"No es una lecci¨®n de ciencia. Lo miramos desde lo art¨ªstico", defiende Biller de su visi¨®n. Fue Ron Howard, director de Una mente maravillosa y que en un primer momento planeaba rodar el biopic de Einstein en cine, el responsable durante el piloto de que de que la ciencia estuviera tan presente en pantalla como en el libro de Walter Isaacson, escritor tambi¨¦n de la biograf¨ªa de Steve Jobs que salt¨® a las salas de la mano de Danny Boyle y Aaron Sorkin. En pantalla, de repente, la mente de Einstein se pone a volar y transporta a la audiencia al espacio. Es una de las maneras, adem¨¢s de presentar a cient¨ªficos rivales en cada episodio, de introducir al espectador en un tema m¨¢s ¨¢rido que los amor¨ªos y sus viajes.
Esos estudios le llevaron en 1911 a la universidad de Praga, donde ahora se ha rodado su serie. Pese a que Einstein solo fuera profesor durante unos meses, all¨ª, donde comenz¨® a atisbar la relatividad, se guarda como un bien preciado todo documento con la m¨¢s m¨ªnima referencia a sus clases o firma. Su rostro se encuentra inmortalizado tambi¨¦n en la casa donde vivi¨® o pintado en algunas de las calles principales de la capital checa. Y su figura es protagonista del museo de cera. Como Kafka o Mozart, Einstein es un personaje m¨¢s de Praga.
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