Bomarzo, cuando el esc¨¢ndalo compone
Prohibida por ¡°indecente¡± en los sesenta en Buenos Aires, la ¨®pera en dos actos de Alberto Ginastera se estrena este lunes en el Teatro Real
"Quiero saber qui¨¦n es el responsable de haber puesto esa indecencia¡±, se cuenta que dijo el general Juan Carlos Ongan¨ªa, dictador de Argentina desde 1966, tras una Consagraci¨®n de la primavera , de Stravinski, en versi¨®n del core¨®grafo ?scar Araiz. ¡°Mi mujer y mi hija tuvieron ayer que ver las indecencias de estos bailarines semidesnudos, ?tras lo cual hoy hemos debido ir a confesarnos!¡±. Lo cuenta Esteban Buch en su libro The Bomarzo Affair. ?pera, perversi¨®n y dictadura.
El casto enfado del general se convirti¨® en prohibici¨®n del ballet, adem¨¢s de El mandar¨ªn maravilloso, de Bart¨®k, o la pel¨ªcula Blow Up, de Antonioni, sin atender que la pel¨ªcula estuviera basada en un cuento de Cort¨¢zar. Pero faltaba la guinda. Dos d¨ªas despu¨¦s se estrenaba en Washington la ¨®pera Bomarzo con un gran ¨¦xito que, a la postre, fue fatal. La prensa y la cr¨ªtica, entre elogios, deslizaron comentarios sobre episodios ¡°er¨®ticos¡±. ¡°Porno im Belcanto¡±, escribi¨® el cr¨ªtico Rolf Gaska. ?Era para tanto? Ni el libreto de Manuel Mujica Lainez ni la partitura de Alberto Ginastera, que cobrar¨¢n vida en el Teatro Real entre el 24 de abril y el 7 de mayo, parecen reclamar excesos. Y las alusiones escabrosas por las que pasa el personaje principal, el duque Pier Francesco Orsini, no van m¨¢s all¨¢ de lo que sucede en Wozzeck, Tannh?user, Carmen o Salom¨¦.
Pero el pacato Ongan¨ªa ten¨ªa suficiente, y el 9 de julio de 1967, durante una velada del teatro Col¨®n, espeta al intendente, Schettini: ¡°Mir¨¢, Eugenio, vos me sac¨¢s Bomarzo ma?ana mismo o yo te cierro el teatro ma?ana mismo¡±. No se trataba de una prohibici¨®n, simplemente se ordenaba que fuera retirada de la temporada del Col¨®n, donde estaba programada tras el triunfal estreno de Washington. Pero el asunto se fue de las manos de tal manera que la exclusi¨®n de Bomarzo se convirti¨® en el hecho cultural m¨¢s relevante de los cinco a?os de mandato de Ongan¨ªa.
La obra se present¨® en el teatro Col¨®n en 1972 y volvi¨® a su casa dos veces m¨¢s, convirti¨¦ndose en la m¨¢s destacada del g¨¦nero en la ¨¦poca
?Qu¨¦ idea ten¨ªa el general de lo que era aceptable en ¨®pera?: ¡°¡ un hombre cuya principal referencia externa, en cuanto a un modelo social corporativo y al rol de la iglesia como tutora de la moral p¨²blica, es por entonces la Espa?a del general Franco¡± (Esteban Buch). Esa idea la compart¨ªa el cardenal Antonio Caggiano, que se inclin¨® por defender la prohibici¨®n: ¡°Est¨¢ escrito como si no existiera la ley moral¡±.
Esa suerte de franquismo porte?o ca¨ªa sobre un momento cultural extraordinario, esos a?os 60 que acaso hayan constituido el punto ¨¢lgido de la cultura argentina. Julio Cort¨¢zar, que hab¨ªa compartido con Mujica Lainez premio literario, le escribe: ¡°Los hados y los ediles nos acercan (¡). Cuando compartimos el Premio Kennedy le escrib¨ª a un amigo que usted y yo deber¨ªamos fundir nuestros libros en uno solo y titularlo Boyuela o Ramarzo. Pero ahora nos est¨¢n fundiendo de otra manera, me temo¡±. El episodio Bomarzo constituy¨® el mayor esc¨¢ndalo del periodo de Ongan¨ªa. Como la novela de Mujica Lainez era ya un cl¨¢sico antes de la ¨®pera, el escritor bromeaba con el m¨²sico dici¨¦ndole que la culpa deber¨ªa de ser de la partitura.
Bomarzo contaba en clave casi de psicoan¨¢lisis el drama neur¨®tico de Pier Francesco Orsini. Mujica Lainez, tras descubrir el jard¨ªn de los monstruos, imagin¨® un duque a la medida de las esculturas extravagantes del c¨¦lebre jard¨ªn, por m¨¢s que el duque original no consta que fuera jorobado ni cojo. En realidad, la historia que Mujica Lainez sirve a Ginastera tiene m¨¢s de la Argentina de los 60 que del manierismo italiano, y el general Ongan¨ªa y el cardenal Caggiano se convirtieron casi en coautores del acontecimiento. Bomarzo se present¨® finalmente en el Col¨®n de Buenos Aires en 1972 y volvi¨® a su casa en dos ocasiones m¨¢s, convirti¨¦ndose en la ¨®pera m¨¢s destacada de unos a?os en los que no hab¨ªa ¨®pera.
La m¨²sica tuvo que lidiar con unos versos de filigrana de Mujica Lainez a partir de una est¨¦tica musical demasiado moderna para unos y ecl¨¦ctica para otros. Ginastera se volc¨® en una instrumentaci¨®n prodigiosa, unos coros magn¨ªficos y un clima musical tenso, como de alucinaci¨®n, todo dentro de una referencia nunca negada hacia el Wozzeck de Alban Berg.
Cincuenta a?os despu¨¦s de su estreno, y cuando los rumores del affair Bomarzo quedan lejos, esta ¨®pera se enfrenta a otros p¨²blicos, y lo hace como la producci¨®n l¨ªrica m¨¢s destacada de unos a?os oscuros y en un idioma en el que nadie se aventuraba.
¡®Bomarzo¡¯. M¨²sica de Alberto Ginastera. Libreto de Manuel Mujica Lainez. Teatro Real. Madrid. Del 24 de abril al 7 de mayo.
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