Azotea y bodega
Gerardo Diego fue el gran te¨®rico de la generaci¨®n del 27, pero su poes¨ªa, ahora reunida en 3.000 p¨¢ginas, se ha visto lastrada por su versatilidad y su virtuosismo

Hace alg¨²n tiempo, quienes sal¨ªan de las aulas de la ense?anza media llevaban en la mente, tintine¨¢ndoles ya para toda su vida, unos cuantos poemas rele¨ªdos y a menudo memorizados. En ese parnasillo escolar donde conviv¨ªan ¡®La canci¨®n del pirata¡¯, el soneto an¨®nimo ¡®A Cristo crucificado¡¯ y algunas d¨¦cimas de La vida es sue?o, Gerardo Diego era uno de los autores mejor representados, con el ¡®Romance del Duero¡¯, expresi¨®n de sus vivencias sorianas (¡°R¨ªo Duero, r¨ªo Duero,?/ nadie a acompa?arte baja¡±¡), ¡®El cipr¨¦s de Silos¡¯, que hubiera firmado Lope y fue escrito en su primera visita al monasterio benedictino, o el ¡®Brindis¡¯ a sus amigos santanderinos tras su nombramiento como catedr¨¢tico de instituto, y que es, s¨ª, un poema de circunstancias, pero tambi¨¦n una hermosa proclama de la vocaci¨®n docente. Claro que eso suced¨ªa antes de que se extirpara de los planes de estudio la literatura como asignatura general y aut¨®noma, cirug¨ªa que practicaron unos y sostuvieron otros, que en esto s¨ª parec¨ªan haber suscrito un pacto educativo.
Casi nonagenario, Gerardo Diego dej¨® preparada para la imprenta su poes¨ªa reunida, que se public¨® en 1989, a los dos a?os de su muerte, dentro de unas proyectadas Obras completas que quedaron interrumpidas. Ahora se reedita en dos soberbios vol¨²menes la Poes¨ªa completa, al cuidado, como entonces, de D¨ªez de Revenga. Para valorar este trabajo hay que considerar que acoge casi 40 libros de Diego (sin incluir recuentos antol¨®gicos), m¨¢s los cientos de composiciones que no hallaron sitio en aquellos y que aumentan notablemente el corpus po¨¦tico del autor, aunque en general no lo enriquecen.
Meticuloso ¡°editor de s¨ª mismo¡±, seg¨²n lo denomina D¨ªez de Revenga, Gerardo Diego era quien mejor pod¨ªa ordenar una producci¨®n profusa y laber¨ªntica, en la que coexisten libros venales y no venales, ediciones de autor, reediciones que introducen nuevos materiales bajo el mismo t¨ªtulo, refundiciones, obras publicadas a poco de ser escritas y otras que esperaron d¨¦cadas hasta su publicaci¨®n¡, y en la que, en fin, los poemas fueron saltando de libro en libro, por lo que ahora han debido anclarse a uno solo de ellos.
Su virtuosismo t¨¦cnico es valor que hoy cotiza a la baja, y sus poemas sustantivos y esbeltos est¨¢n arropados, y en cierto modo solapados, por sus poemas ocasionales y de oficio
Es un t¨®pico referirse a la versatilidad est¨¦tica de Gerardo Diego, pero ?c¨®mo evitarlo si es esa una se?a de su identidad, como sucede asimismo con Alberti? Diego fue important¨ªsimo te¨®rico y practicante de las vanguardias ultra¨ªsta y creacionista, las m¨¢s volatineras e hispanas, junto a sus admirados Vicente Huidobro y Juan Larrea. Pero al tiempo representa la fidelidad a la tradici¨®n, tanto en el ¨¢mbito popular del romancero como en el culto. Ambas tendencias, la del vanguardista iconoclasta y la del profesor encorbatado, cohabitan hasta algo antes de la Guerra Civil, por lo que en ese amplio periodo resulta m¨¢s preciso hablar de vertientes que de etapas. As¨ª, en un mismo a?o, 1925, publica Manual de espumas, libro creacionista y ¡°de azotea¡± ¡ªes caracterizaci¨®n suya¡ª, y el tradicional Versos humanos, un volumen ¡°de bodega¡± y casi de acarreo, con el que obtuvo el Premio Nacional al alim¨®n con el Rafael Alberti de Mar y tierra (titulado luego Marinero en tierra).
La situaci¨®n fue modific¨¢ndose al avanzar la d¨¦cada del treinta, cuando ya hab¨ªa colocado en el canon de la poes¨ªa contempor¨¢nea a sus amigos del 27, en su varias veces imitada antolog¨ªa de 1932. Ese a?o apareci¨® la F¨¢bula de Equis y Zeda (que tuvo una edici¨®n mexicana anterior), cuya fiebre gongorina es dif¨ªcil de ligar con la poes¨ªa severamente religiosa de?ngeles de Compostela, de 1940 y con el tajo de la guerra en medio.
Comenzaba as¨ª a fijarse su imagen de poeta clasicista, elegante y de asombrosa destreza, que llevaba su vanguardismo como bandera arriada de su juventud, aunque conservara de aquel fulgor la conexi¨®n entre la l¨ªrica y otras artes, en su caso la pintura y sobre todo la m¨²sica. Su figura qued¨® parad¨®jicamente desdibujada a pesar de que, afecto al franquismo, fue encargado oficioso de recomponer una normalidad po¨¦tica imposible, tras tantos desterrados y tantos enterrados. Mientras que D¨¢maso Alonso (Hijos de la ira, 1944) o Vicente Aleixandre (Sombra del para¨ªso, 1944) rompieron, desde el interior igual que ¨¦l, con el neoclasicismo de invernadero que predomin¨® en los primeros a?os cuarenta, Gerardo Diego le dio alas con Alondra de verdad (1941), pese a que sus sonetos, escritos antes de 1936, no obedec¨ªan a la crecida garcilasista de posguerra, sino a la resurrecci¨®n del soneto en la preguerra; una resurrecci¨®n a la que tambi¨¦n contribuyeron Miguel Hern¨¢ndez y Garc¨ªa Lorca.
A partir de entonces, su influjo principal lo ejercer¨ªa con su presencia casi pontifical en tertulias y su actuaci¨®n en recitales, conferencias-concierto (era discreto pianista) o jurados literarios, as¨ª como con su tarea cr¨ªtica en prensa y en Radio Nacional, donde mantuvo hasta 1978 su Panorama po¨¦tico espa?ol. En cambio, como poeta se fue centrando cada vez m¨¢s en reediciones y recopilaciones de su poes¨ªa anterior.
El paso del tiempo ha hecho que lectores y poetas j¨®venes se sientan distantes o sean poco conocedores del n¨²cleo art¨ªstico de Gerardo Diego. Su virtuosismo t¨¦cnico es valor que hoy cotiza a la baja, y sus poemas sustantivos y esbeltos est¨¢n arropados, y en cierto modo solapados, por sus poemas ocasionales y de oficio. De ah¨ª que la ponderaci¨®n actual del autor haya de hacerse espigando en esta Poes¨ªa completa ese manojo irreductible de composiciones memorables que justifican a un creador.
Poes¨ªa completa, 2 vol¨²menes. Gerardo Diego. Edici¨®n de F. J. D¨ªez de Revenga. Pre-Textos, 2017. 1.428 + 1.460 p¨¢ginas. 78 euros.
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