El artista que meti¨® a Franco en una nevera exhibe el c¨¢daver de Picasso
Eugenio Merino instala en M¨¢laga una capilla ardiente del pintor como cr¨ªtica al turismo de masas
La capilla ardiente de Picasso quedar¨¢ abierta al p¨²blico este jueves en la sede de la Alianza Francesa en M¨¢laga. No se trata de la real, es evidente, pero quien lo desee, podr¨¢ contemplar el cuerpo yacente del genio en su ciudad natal. Se trata del nuevo proyecto de Eugenio Merino (Madrid, 1975), el controvertido artista que a lo largo de su carrera ha metido a Franco en una nevera, ha esculpido a un discotequero Osama bin Laden o se ha atrevido con un Fidel Castro zombi. La instalaci¨®n del cuerpo del artista persigue convertirse en una "reflexi¨®n cr¨ªtica" sobre el turismo de masas en la ciudad, uno de los destinos urbanos que m¨¢s aumenta en Espa?a y que tiene a Picasso como uno de sus principales reclamos.
"Este modelo tur¨ªstico beneficia a alguien, a nosotros no", reflexiona Merino, que pone el acento en que no se trata solo de crecer por crecer. La idea de advertir de la transformaci¨®n de M¨¢laga en una ciudad-marca y de ese turismo "descontrolado", que entra en conflicto con las necesidades de la poblaci¨®n, llegando incluso a empujar a los residentes fuera del centro, tiene como referentes la serie Ciudad Picasso, del artista Rogelio L¨®pez Cuenca y el libro El turista, del catedr¨¢tico californiano Dean MacCannel. En Aqu¨ª muri¨® Picasso, proyecto comisariado por Los Interventores, el pintor se convierte ahora "en un souvenir" m¨¢s y la exhibici¨®n de su simulado cuerpo en una atracci¨®n tur¨ªstica en la que los visitantes pueden fotografiarse. El montaje estar¨¢ abierto hasta el 28 de julio.
La figura hiperrealista de 1,64 metros de estatura est¨¢ amortajada con una camiseta de rayas, pantal¨®n blanco y zapatos oscuros. "Es tal y como el turista quiere ver a Picasso", precisa el escultor. Descansa junto a una falsa l¨¢pida de m¨¢rmol de Carrara en la que se lee, en franc¨¦s: "Aqu¨ª reposa nuestro bien amado PABLO PICASSO. 1881-1973. Te a?oramos". El pintor malague?o, que abandon¨® su ciudad natal siendo un ni?o y nunca m¨¢s regres¨®, muri¨® en la localidad francesa de Mougins y est¨¢ enterrado en el castillo de Vauvenargues.
A esta capilla ardiente se accede a trav¨¦s de una cortina negra y un cord¨®n de seguridad, tambi¨¦n negro, que separa al p¨²blico del objeto que est¨¢ contemplando. En el espacio anterior a la sala donde reposa la escultura (realizada con silicona, resina de poli¨¦ster, fibra de vidrio, poliuretano y pelo humano), hay postales e imanes para frigor¨ªfico que se pueden comprar y un tr¨ªptico, con los colores de la bandera francesa e informaci¨®n sobre los puntos de la ciudad vinculados al artista. Una atracci¨®n tur¨ªstica "de verdad". El folleto promete una "experiencia espectacular", un "viaje emocionante para toda la familia", desde el nacimiento del pintor hasta su muerte, "sin salir de M¨¢laga".
Merino y Los Interventores han estado trabajando cerca de un a?o en esta cr¨ªtica "con humor". Pero el asunto sobre el que se pretende alertar es muy serio. El turismo de masas es algo "que est¨¢ pasando a nivel global, pero en M¨¢laga afecta de manera intensa", apunta Javier Hirschfeld, uno de los dos componentes de Los Interventores junto a Alfonso Silva. Merino subraya que "la masificaci¨®n" en la capital de la Costa del Sol va camino de convertirse "en un problema", como en Barcelona. "Picasso sirve para explotar la ciudad en una direcci¨®n concreta. ?Por qu¨¦? ?l era m¨¢s cosas. Se utilizan elementos populares en la direcci¨®n que interesa a la industria tur¨ªstica". Hirschfeld a?ade que Picasso se convierte, en esta instalaci¨®n, "en el ¨²nico malague?o que puede descansar y dormir en el centro de M¨¢laga".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.