Una mirada a los l¨ªmites

En el interior de un tren nocturno, un periodista entrevista a un cineasta sobre su ¨²ltimo trabajo, la historia de un personaje enfrascado en la imposible tarea de recuperar su inocencia perdida. En la conversaci¨®n se habla del miedo, un miedo que intoxica la mirada y convierte todo lo que antes parec¨ªa sencillo en complejo. ?C¨®mo perdi¨® su inocencia Oliver, el cineasta? Quiz¨¢ el d¨ªa en que contempl¨® c¨®mo se ahogaba en la piscina familiar el perro que su padre hab¨ªa regalado a su hermana peque?a. El cuestionario no desaprovecha la oportunidad de pinchar m¨¢s hondo: el perro, ?se ahog¨® u Oliver dej¨® que se ahogara? El t¨ªtulo del tercer largometraje de Pedro Aguilera tarda unos segundos en aparecer, despu¨¦s de la inmediata respuesta del personaje: unos segundos para la incertidumbre marcan el pulso de una pel¨ªcula que, a pesar de ser la m¨¢s sujeta a una narrativa cl¨¢sica en la trayectoria de su director, no parece demasiado dispuesta a ahorrarle problemas al espectador, ni ahorr¨¢rselos a s¨ª misma.

Tras la narrativa contemplativa y austera de La influencia (2007), cr¨®nica de una depresi¨®n rematada por el imperativo de supervivencia de sus da?os colaterales, y la reapropiaci¨®n en clave alucinatoria de una figura hasta entonces capitalizada por el cine social en Naufragio (2011), Pedro Aguilera vuelve a cambiar de piel en la desafiante Demonios tus ojos, absorbente relato sobre la transgresi¨®n de tab¨²es en un universo regido por la toxicidad de la mirada y la devaluaci¨®n del poder de la imagen por sobresaturaci¨®n de est¨ªmulos. Como El ap¨®stata (2015) de Federico Veiroj, la pel¨ªcula de Aguilera parece recuperar el esp¨ªritu de cierto cine de la Transici¨®n sustentado en la confrontaci¨®n de un individuo, entendido como agente provocador, con un sistema de poder (y represi¨®n) encarnado en el orden familiar. Tambi¨¦n vino a la memoria de este critico el eco de Brimstone and Treacle (1987), obra de Dennis Potter que, en su d¨ªa, sacudi¨® los cimientos morales de la BBC.

Hechizado por el v¨ªdeo casero que su hermana colg¨® en una web porno, el protagonista vuelve al hogar para reivindicar su propio espacio primitivo, construyendo la caverna desde la que observar (y manipular) al objeto deseado sobre un territorio de libertad individual donde no rige el tab¨² del incesto. Con La rama dorada de Frazer como libro de cabecera, Aguilera parece celebrar el poder de transgresi¨®n ¨Ce infecci¨®n- de su problem¨¢tico h¨¦roe.